Qué ver en las islas Lofoten: ruta de 4 días por el archipiélago más bonito de Europa

Las islas Lofoten son un un destino absolutamente increíble. Después de recorrerlas durante cuatro días de punta a punta, aquí os traemos una completa guía turística. En ella os enseñaremos cómo moveros por el archipiélago, cuáles son los pueblos que no debéis perderos y qué paisajes deberíais dejar inmortalizados para siempre en vuestra memoria. Por supuesto, también habrá tiempo para hablar de su gastronomía, las compras más típicas o daros consejos para encontrar los mejores alojamientos. Acompañadnos, pues tenéis ante vosotros todo lo que ver y que hacer en uno de los lugares más alucinantes del planeta.

Introducción: las Lofoten, posiblemente el lugar más bonito del mundo

Ubicado entre los paralelos 67 y 68, muy por encima del Círculo Polar Ártico, el archipiélago de las Lofoten es un destino legendario del norte de Noruega. Es un habitual en los típicos posts con lugares sorprendentes del mundo, ya que a lo largo de las diferentes islas hay un sinfín de paisajes que parecen sacados de un cuento de hadas.

Es un lugar al que habíamos querido ir toda la vida y cuya visita preparamos a conciencia, aun a riesgo de perder ese factor sorpresa que tan bien funciona en los viajes. Sin embargo, las Lofoten fueron capaces de pulverizar cualquier expectativa que tuviésemos. No cabe duda de que encontramos mucho más de lo que esperábamos.

De norte a sur, las cinco islas principales de las Lofoten son Austvagoy, Gimsoya, Vestvagoy, Flakstadoya y Moskenesoya. A ellas hay que sumarles el extremo sur de Hinnoya (en posiciones septentrionales) y las pequeñas islas de Vaeroy y Rost (en latitudes meridionales).

Pese a ser un lugar remoto y aparentemente de difícil acceso, lo cierto es que las islas Lofoten llevan ya muchas décadas viviendo casi en exclusiva del turismo. Eso se traduce en que es un sitio por el que es fácil moverse, en el que hay muchísimas cosas que hacer y en el que hay una buena relación calidad/precio, incluso teniendo en cuenta que se está en Noruega.

Eso sí, no vamos a pecar de ingenuos. Las Lofoten también tienen algunas cosas negativas, fundamentalmente derivadas de su popularidad: gente por todas partes, atascos, colas en los restaurantes más populares…

En cualquier caso, estamos ante un sitio que deja corto cualquier calificativo. Sin lugar a dudas es el sitio más bonito en el que hemos estado nunca y, la verdad, nos cuesta imaginar alguno capaz de superarlo. Seguid leyendo y veréis por qué.

Cómo llegar y cómo moverse

La dirección a seguir, la decisión que marcará vuestro viaje

A la hora de visitar las islas Lofoten, lo primero que tenéis que tener en cuenta es que se trata de un archipiélago alargado. Básicamente deberéis decidir si haréis la ruta de norte a sur o al revés, ya que no tiene sentido hacerla de otra manera.

Esta decisión determinará los puntos de llegada y salida, así como el desarrollo lógico de las cosas que iréis visitando.

Ferry, avión o carretera, las vías de entrada

Llegar a las islas Lofoten es súper fácil durante todo el año. El archipiélago está súper bien conectado por avión con el resto de Noruega. Podéis encontrar pequeños aeropuertos en Svolvaer y Leknes, además de en localidades cercanas desde las que podréis acceder por carretera.

Precisamente, si venís desde el norte, lo más normal es acceder a las islas directamente por carretera. Nosotros hicimos eso, aunque veníamos desde las islas Vesteralen y tuvimos que tomar el ferry de Melbu a Fiskebol.

Hablando de ferrys, si venís desde el sur la única opción es llegar en barco. Para ello, la opción ganadora es tomar el ferry de Bodo a Moskenes y desde ahí empezar vuestro recorrido.

E10, la Carretera del Rey Olav

Las islas Lofoten están atravesadas de punta a punta por la E10. La carretera, conocida como Lofoten Scenic Route, conecta los principales destinos turísticos del archipiélago. Si recorréis sus 230 kilómetros pasaréis por los puntos principales de esta mágica región, aunque obviamente hay que tomar algunas carreteras secundarias para llegar a los sitios más remotos.

La E10 pertenece, como no podía ser de otro modo, a las Norwegian Scenic Routes. Es una carretera espectacular, repleta de miradores y puntos de observación. De hecho, se hace muy difícil avanzar más de 10 kilómetros sin tener la necesidad de parar a hacer una foto del enésimo paisaje increíble. Entre eso y que suele tener bastante tráfico, el recorrido es tirando a lento. Esto es algo que no debería sorprenderos si previamente habéis leído nuestra guía para conducir por Noruega.

Qué ver en las islas Lofoten en 4 días

Cómo organizar la ruta

Una vez tengáis claro cómo queréis hacer vuestra ruta (si de norte a sur o de sur a norte), lo siguiente es plantearos el tiempo que tenéis y cuáles son vuestras prioridades. Nosotros disponíamos de cuatro días para dedicarle al archipiélago, tiempo más que suficiente para hacer una ruta solvente y que llegue a sus rincones principales.

Tuvimos que hacer algunos sacrificios, sobre todo en trekkings que tuvieron que quedar para otra ocasión. También nos hubiese gustado ir a las dos pequeñas islas que hay al sur, pero lo mismo: no teníamos tiempo suficiente. Siendo un lugar tan mágico, preferíamos ir sin prisas y disfrutar con calma de todo lo que las Lofoten tenían para nosotros.

¿Se puede hacer una ruta de menos días? Seguramente con tres también podáis hacer un recorrido estupendo, pero menos que eso no tiene sentido. Es un lugar lejano y al que no se puede ir todos los años, por lo que merece la pena pegarle un buen repaso cuando estéis por allí.

Recorrido jornada a jornada (de norte a sur)

Día 1

Teníamos bastante claro que queríamos empezar por Svolvaer. Es lo único remotamente parecido que hay a una ciudad en todo el archipiélago, por lo que nos parecía un buen punto de entrada para aclimatarnos a un lugar así de mágico. Le llaman la capital de las Lofoten, a lo cual contribuyen su amplia oferta gastronómica, comercial y cultural. Allí mismo encontraréis una enorme Oficina de Turismo, perfecta para haceros con mucha información sobre la zona.

Al ladito de Svolvaer está Svinoya, una pequeña isla que también sirve de excelente toma de contacto para las Lofoten. En ella conviven lo viejo y lo nuevo: una marcada tradición pesquera con una dinámica industria turística que lo ha cambiado todo por completo. Quizá sea menos conocida, pero también nos parece una buena manera de poner las cartas sobre la mesa.

Día 2

El segundo día en las Lofoten tuvo ya un gran aroma a road trip. Ir yendo de un sitio a otro es la única manera de exprimir un sitio como este, repleto de sorprendentes joyas de reducidas dimensiones.

El mejor ejemplo de esto fue la primera parada, la Iglesia de Vagan. Es el mayor templo de las islas, algo que le ha valido el sobrenombre de la Catedral de las Lofoten.

Vagan está junto al pequeño pueblo de Kabelvag, un lugar repleto de galerías de arte, museos y casitas de pescadores preciosas. Aquí ya empezamos a sentir por qué los pueblos de las Lofoten son tan cautivadores.

Ya metidos de lleno en las Lofoten, nuestra siguiente parada fue Henningsvaer. Pese a ser un pueblo pesquero de manual, se ha hecho famoso en el mundo entero… ¡por su campo de fútbol!

Volvemos a lo espiritual, en este caso para visitar la Iglesia de Gimsoy. No es tan famosa como la anterior, pero indudablemente es uno de los edificios religiosos más relevantes del archipiélago

Rematamos esta segunda jornada hincándole el diente a otro aspecto fundamental de las islas Lofoten: sus increíbles playas. Primero hicimos una parada en la Playa de Unstad, la sorprendente capital del surf en el norte de Noruega. Llamadnos ignorantes, pero nos pareció increíble que se practicase ese deporte en tierras árticas.

Después fuimos hasta la Playa de Haukland, conocida a nivel global desde que las guías de Lonely Planet la eligieron como la playa más bonita del mundo. No seremos nosotros los que lo neguemos, ya que es un sitio espectacular.

La mejor manera de contemplar esta playa es haciendo la ruta a Mannen, una pequeña montañita en sus alrededores. La subida es durita, no diremos que no, pero cada paso será recompensado con una panorámica espectacular.

Por último, terminamos en la preciosa Playa de Uttakleiv. Es un lugar que seguro que habéis visto antes en fondos de pantalla y cuadros random de supermercado, ya que sus pulidas piedras son fotografiadas miles de veces al día.

Día 3

El tercer día en las Lofoten tuvo mucho más espacio para visitar pueblos pesqueros, otro de los grandes motivos por los que ir allí. Así, la primera parada la hicimos en Stamsund, un sitio auténtico a más no poder. Es una visita medio raruna y que no suele formar parte de los circuitos turísticos habituales por la zona, pero precisamente por eso nos gustó muchísimo.

A continuación fuimos a ver la Iglesia de Buksnes. En nuestra humilde opinión, se trata de la iglesia más bonita de todas las islas Lofoten. Visita absolutamente obligada, pues no todos los días se ve una stavkirke de colores.

La siguiente parada fue en Nusfjord, un pueblo-museo que hay que pagar por visitar. Este aspecto es bastante polémico (no faltan los haters que se niegan a ir por tener que comprar entrada), pero os aseguramos que también es una visita imprescindible.

Volvemos a las iglesias, en este caso para ir hasta la Iglesia de Flakstad. Construida y reconstruida en numerosas ocasiones, representa a las mil maravillas la arquitectura religiosa del norte del país.

También resulta muy representativa la Playa de Rambergstranda, pues se trata de la playa más larga de las islas Lofoten. Casi un kilómetro de infinita arena blanca, fina y limpia, junto a unas aguas más propias del Caribe que de estas latitudes.

Seguimos avanzando hasta Hamnoy, un pequeño pueblo de casitas de pescadores. Prácticamente todas ellas ahora forman parte de un resort vacacional, pero aun así es un sitio que os permitirá hacer uans fotografías únicas.

Por último, no podéis perderos Reine. Para muchas guías de viaje es el pueblo más bonito de las islas Lofoten, así que solo por eso ya deberíais situarlo en vuestro radar.

Día 4

Nuestra última jornada en las Lofoten empezó siendo protagonizada por el senderismo, otro de los grandes motivos para ir a las islas. Pese a ser una actividad que suele consumir mucho tiempo, no os podéis ir de allí sin hacer uno o dos trekkings. Nosotros optamos por la ruta a Ryten, posiblemente la opción más mítica del archipiélago. Desde lo alto de la montaña podréis disfrutar de una panorámica brutal de la Playa de Kvalvika, en pleno Parque Nacional de Lofotodden.

Una vez recuperéis el aliento, lo siguiente es ir hasta el pequeño pueblo pesquero de Tind. Es una visita similar a la de Svinoya o Stamsund: quizá no sea una parada habitual, pero os aseguramos que es muy auténtica.

Hablando de autenticidad, en el sur de Lofoten os espera el pueblo con el nombre más corto del mundo. Nos referimos a A, un pueblo adorable, que huele a rollito de canela y que para los viajeros que hacen esta ruta en sentido inverso suele ser la primera parada.

Por último, el pueblo de Moskenes sirvió para despedir nuestros días en las Lofoten. No es el más turístico del mundo ni tiene mucho que ver, pero nos entretuvimos recorriéndolo mientras esperábamos el ferry de vuelta.

Consejos generales para recorrer las islas Lofoten

Una vez os hemos enseñado todo lo que ver y hacer, llegó el momento de daros unos cuantos consejos para visitar las islas Lofoten. No tienen un orden concreto, simplemente son ideas que nos hubiese gustado tener antes de ir al archipiélago:

  • Es un sitio muy masificado, sobre todo en relación con el resto del norte de Noruega: preparaos para atascos, aglomeraciones, colas… Si podéis evitar los fines de semana, mejor que mejor.
  • Fruto de ese turismo de masas, en las islas se ve un tipo de viajero que no es frecuente en Noruega. Si en otros sitios del país sería impensable ver a alguien tirando una lata de refresco al suelo o incumpliendo las normas de los Parques Nacionales, aquí vimos a los típicos turistas chungos haciendo el guarro, pisoteando fuera de los caminos y demás. Quizá por eso existe un Código de Conducta de las islas Lofoten.
  • Y una vez más fruto de la masificación, moverse suele ser lento. Eso sí, seamos justos: es lento también por la belleza del sitio. Cada pocos kilómetros querréis parar para hacer una foto o simplemente disfrutar del paisaje.
  • Básicamente tenéis que ver:
    • Pueblos pesqueros: con casitas de colores, pequeños muebles y tiendas de auténtica artesanía.
    • Iglesias: hay muchas, de gran tamaño y de excelente factura.
    • Playas: a veces pensaréis que estáis en un paraíso tropical en vez de en el Ártico.
    • Espacios naturales: en general, paisajes que no podréis olvidar.

  • De hecho, la naturaleza de las Lofoten es su principal reclamo turístico. Montañas únicas, paisajes llenos de frailecillos, ballenas que se pueden contemplar a simple vista… ¡incluso vacas peludas como las de Escocia!
  • El clima de las Lofoten es mucho mejor de lo que podría parecer. En verano os podréis mover en manga corta, mientras que en invierno el lugar no colapsa. Más abajo hablamos con más detalle de las épocas en las que ir.
  • Si os gusta la fotografía, este será vuestro paraíso en la tierra. Posiblemente no hay un sitio mejor en Europa para buscar la instantánea perfecta.
  • Una manera muy original de moverse por allí es con el Hurtigruten, el mítico barco-correo que recorre la costa noruega de sur a norte.
  • Por último, pensad que es un sitio desarrollado turísticamente al extremo. En medio de la nada podéis encontrar cosas gigantes, como por ejemplo el genuino Lofotr Viking Museum de Bostad.

¿Cual es la mejor época para ir a las Lofoten?

La pregunta del millón. En el norte de Europa hay muchos destinos que parecen tener solo unos pocos meses al año viables para el turismo, pero no es el caso de las islas Lofoten. De hecho, todas las épocas son buenas para ir al archipiélago. Simplemente tenéis que tener en cuenta que encontraréis cosas distintas:

  • Verano: en nuestra opinión es la mejor opción, ya que disfrutaréis de días larguísimos gracias al sol de medianoche. Paisajes verdes, pueblos que brillan con luz propia y gente por todas partes. Es una experiencia única.
  • Invierno: la E10 está operativa durante todo el año, así como los principales pueblos y trekkings. Dicho de otro modo: si no os importa el frío, podréis disfrutar de este lugar mágico hasta los topes de nieve. Aunque las noches son muy largas, os premiarán con unas altísimas posibilidades de ver auroras boreales.
  • Aunque no los parezca, existen también una breve primavera y un escueto otoño. Dicen que son épocas muy especiales también, pero son difíciles de encontrar. Año a año varían, pero si vuestro viaje coincide con ellas podréis disfrutar de una estampa única.

Alojamiento y pernocta

Dado que las Lofoten hay que recorrerlas de punta a punta, lo mejor es que vayáis teniendo un alojamiento previsto en diferentes puntos del camino. Lo más habitual es alojarse en:

  • Zona norte: Svolvaer o Svinoya suelen ser las opciones ganadoras.
  • Centro: el pueblo de Leknes está justo en mitad del archipiélago, por lo que incluso hay gente que se aloja únicamente allí y se va moviendo entre los diferentes extremos de las islas.
  • Sur: Reine es aquí el destino más habitual.

Más allá de los típicos hoteles, pensad que en las islas Lofoten tenéis una ocasión sensacional para dormir en alojamientos de cuento. Podéis dormir en un rorbu (la típica cabaña de madera sobre postes) o hacer glamping, por poner dos ejemplos.

Nosotros hicimos el viaje con la furgoneta y tenemos que decir que dormir por libre no es fácil. De hecho, encontramos muy pocos sitios, muy masificados y que no eran precisamente buenos. Eso sí, los días fueron increíbles igualmente.

Gastronomía

Otro gran argumento para visitar las islas Lofoten es disfrutar de su excepcional gastronomía. Imaginad todo lo típico de tierras nórdicas, solo que elevado a la máxima potencia.

Para que os hagáis una idea, hasta el sitio más típico para el turismo es una auténtica pasada. En esa descripción encaja Anita’s Seafood, en la pequeña isla de Sakrisoy. Un auténtico emporio que ofrece elaboraciones con pescado de todos los tipos que podáis imaginar (incluyendo sus famosas hamburguesas) y también una tienda gourmet.

Si preferís algo más alejado de lo mainstream, podéis ir por ejemplo en busca de queso artesanal. En Lofoten Gardsysteri disfrutaréis de un proyecto vanguardista y transformador, que a la vez tiene como referencia inequívoca la tradición.

Por último, las Lofoten también huelen a dulce. Y para ello, nada como ir a una bakery. Hay dos referencias claras: la que está en Nusfjord y la que está en A. Esta última entrega sus rollitos de canela junto con la receta, por lo que después podréis replicarlos en casa.

Compras

También hay mucho que decir en cuanto a souvenirs típicos de las islas Lofoten. Tal y como os enseñamos en el post sobre los oficios de las islas Lofoten, el archipiélago cuenta con un tremendo tejido artesanal del que brotan toda clase de productos únicos.

Hay lugares que ya forman parte del imaginario popular de las islas, como Glass Vikten: un taller de soplado de vidrio en el cual podréis ver demostraciones en directo y también adquirir piezas a precios razonables.

Misma cosa se podría decir del herrero de Sund, que atesora una historia genuina. Lleva ya varias décadas ofreciendo al mundo sus fabulosos cormoranes de hierro forjado, uno de los grandes emblemas de la isla.

Por supuesto, también podéis adquirir velas, cerveza artesanal o conservas de pescado. Incluso las cosas con más solera, como imanes o postales, adquieren en las Lofoten un gusto por encima de lo normal. Os costará salir de allí sin hacer un buen puñado de compras.

Mapa turístico de las islas Lofoten

A modo de resumen, aquí os dejamos un mapa turístico de las islas Lofoten. En él podéis encontrar todos los destinos de los que os hemos hablado a lo largo de esta guía:

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