Al pensar en las islas Lofoten, en seguida vienen a la mente sus playas, sus montañas y sus pueblos pesqueros. Y no decimos que eso esté mal, pero también deberían venir a la mente sus espectaculares iglesias, ya que hay varios templos que son de lo mejorcito del norte de Noruega. En esa lista, sin lugar a dudas, hay que incluir a la Iglesia de Gimsoy, un bonito edificio de color blanco ubicado en un entorno inmejorable.
Siguiendo las huellas de Carl Julius Bergstrom
Como en muchos otros ejemplos en tierras noruegas, la actual Iglesia de Gimsoy es un edificio relativamente moderno, aunque recoge la herencia de muchas construcciones precedentes. El templo actual data de finales del siglo XIX y fue erigido siguiendo los planos de Carl Julius Bergstrom, el mismo arquitecto que también firmó la Iglesia de Vagan. Tiene capacidad para aproximadamente 300 personas y está construido fundamentalmente con madera.
Eso sí, el camino fue largo y sinuoso hasta llegar a ese punto. Hay registros de que en el lugar existía una iglesia a comienzos del siglo XV, tal y como quedó reflejado en los escritos de un abad nacido en 1380. Sin embargo, en 1706 ese edificio estaba en muy mal estado y tuvo que ser derruido. Ese mismo año se construyó la siguiente iglesia, por supuesto con madera como principal material.
No duró ni un siglo, ya que en el año 1800 hubo que construir otra iglesia. Convivieron durante un tiempo, ya que la nueva Iglesia de Gimsoy se hizo a un kilómetro de la original (que fue demolida al poco tiempo). Ya en este edificio se votó a la Asamblea que, en 1814, elaboró la Constitución de Noruega.
La iglesia se usó durante buena parte del siglo XIX, pero con el tiempo se quedó pequeña. Así fue cuando en 1874 decidieron construir una más grande, a unos 500 metros al este de la anterior. Tardaron dos años en ponerla en marcha, consagrándose en 1876. Ese es el edificio que podéis visitar en la actualidad.
Nuestra experiencia visitando la Iglesia de Gimsoy
La Iglesia de Gimsoy es una de las primeras cosas que veréis en la isla de Gimsoya, en caso de que estés haciendo el viaje de este a oeste. Llegar no tiene mucha complicación, ya que tan solo hay que tomar un desvío (claramente señalizado) desde la E10. Tras conducir siete u ocho kilómetros, llegaréis al pequeño aparcamiento que hay junto a ella.
Nosotros nos la encontramos cerrada y por ningún sitio ponía nada sobre el horario de apertura, pero en cualquier caso merece la pena ir. Lo que hicimos fue recorrer el caminito que hay desde el parking a la iglesia, que básicamente sirve para atravesar su pequeño cementerio, y bordearla por completo.
Vimos que había una especie de camino hacia la playa, así que bajamos por allí. Con un poco de perspectiva, pudimos hacer unas fotos chulísimas en las que el agua estaba en primer plano y el templo quedaba justo detrás.
Fue una parada breve pero muy interesante. Mientras que en otras iglesias de las Lofoten vimos que todo quedaba centrado en el turismo, aquí nos dio la sensación de estar frente a un templo auténtico, al cual la población local sigue acudiendo religiosamente (nunca mejor dicho).