Aunque la imagen que se tiene de Noruega va más en la línea de fiordos y montañitas, lo cierto es que en el país también hay sitio para largas playas de fina arena blanca. Es el caso de la increíble Playa de Haukland, en las no menos impresionantes islas Lofoten. Hablamos de un sitio alucinante, más propio de una postal del Caribe que del norte de Noruega. En este artículo os vamos a contar todo sobre una de las playas más bonitas en las que hemos estado.
Un paraíso caribeño en tierras árticas
La Playa de Haukland se encuentra en el oeste de la isla de Vestvagoy. Hay que desviarse unos pocos kilómetros de la E10, pero os aseguramos que cada kilómetro que hagáis hasta ella merecerá (y mucho) la pena.
Pese a estar a unos 300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, el paisaje de esta playa no podría ser mas caribeño. Su arena fina y limpia conjuga a las mil maravillas con sus aguas turquesa, en las que siempre apetece bañarse. Eso sí, mucho ojito: incluso en verano, el agua nunca estará a más de diez grados. ¡Solo para valientes!
En los últimos años, la Playa de Haukland se ha viralizado a más no poder. Primero fue internet, donde las imágenes de este lugar mágico empezaron a convertirse en un reclamo turístico habitual de las Lofoten. Sin embargo, el gran empujón se lo dieron las grandes publicaciones. Sin ir más lejos, la mítica Lonely Planet la consideró la playa más bonita del mundo. De eso se han hecho eco periódicos y blogs de todo el mundo.
Al final, esta popularidad se ha traducido en que actualmente recibe alrededor de 300.000 visitantes al año. La mayoría se concentra en verano, pero hasta aquí acuden viajeros incluso en los meses más fríos.
Cómo es la visita a la Playa de Haukland
Esa popularidad se traduce en una cierta masificación, aunque nada que tenga que ver con lo que suele ocurrir en las costas mediterráneas. Al llegar veréis que hay un amplio aparcamiento, en el cual tendréis que pagar 4€ por una estancia máxima de 6 horas. Por doquier veréis carteles indicándolos, así que no os hagáis los locos.
Junto al aparcamiento hay una pequeña cafetería, que también hace las veces de centro de recepción de visitantes. Allí podréis tomar algo, pagar por vuestra estancia o simplemente informaros sobre las actividades a realizar.
Os recomendamos que, en cuanto podáis, vayáis directos hacia la fina arena de la Playa de Haukland. Pensad que es un lugar grande y muy atrayente, por lo que seguro que estáis allí más de lo que esperábais. Si os toca un día soleado, posiblemente estéis allí toda la jornada. Aun así, en un día de mal tiempo también da pie para un largo paseo y para disfrutar de la naturaleza de los alrededores. Vimos a mucha gente acampando, dicho sea de paso.
Si os veis con fuerza, se pueden hacer un par de paseos interesantes que podéis hacer. Por un lado, tenéis la ruta a Mannen: una subida que es tirando a durita, pero que os permitirá disfrutar de unas vistas excelentes de la playa.
Por otro lado, al ladito os espera la Playa de Uttakleiv. Podéis llegar tanto a pie como en coche, pero el caso es que vayáis: también es un sitio alucinante.
