La Iglesia de Buksnes, la iglesia más bonita de las islas Lofoten

En nuestra opinión, la Iglesia de Buksnes es la más bonita de todas las islas Lofoten. Seguramente no sea tan famosa ni tan visitada como otras que ya os hemos ido enseñando, pero desde luego esta a nosotros se nos quedó grabada en la memoria. En este artículo os contamos la historia de este templo y cómo visitarlo.

La iglesia de estilo dragón

La Iglesia de Buksnes está a las afueras de la pequeña localidad de Gravdal, en una península al sur de la isla de Vestvagoya. Es uno de los grandes ejemplos de la arquitectura dragestil (literalmente se traduciría como «estilo dragón»), un movimiento surgido en Noruega entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Como parte del nacionalismo noruego imperante en esas décadas, el estilo dragestil bebe ampliamente del arte y la arquitectura de los vikingos, así como de la Edad Media en los países nórdicos. Básicamente aboga por recuperar el estilo de las iglesias de madera, así como de elementos habituales en los barcos, tales como serpientes o dragones (de ahí el nombre).

Se pueden encontrar ejemplos de este movimiento arquitectónico por todo el país, por lo que las islas Lofoten no iban a ser una excepción. En el caso de este templo, la construcción se produjo en el año 1905, siguiendo los planos de Karl Norum.

El lugar llevaba teniendo un uso sacro desde la Edad Media. Si bien hay una primera referencia a la Iglesia de Buknes en 1324, ese edificio fue destruido durante una tormenta a comienzos del siglo XVII. En 1641 se inauguró el nuevo edificio, que a su vez tuvo que ser derribado en 1802 y reconstruido por completo.

En 1882 hubo otra tormenta complicada, hasta el punto de que la torre y el chapitel fueron arrancados de cuajo. Hubo que demoler y volver a construir, inaugurándose un nuevo templo en 1885. Las desgracias no acabaron ahí, pues en 1903 cayó un rayo y todo salió ardiendo. Así es como se llegó a la construcción del edificio actual, que fue consagrado en 1905.

Una stavkirke de colores

Para no seguir tentando a la suerte, la nueva Iglesia de Buksnes (la actual) fue construida a 150 metros al oeste del edificio original. Entre tormentas y rayos, les había quedado claro que la ubicación era cuanto menos mejorable.

El edificio actual tiene capacidad para unas 600 personas, algo que no hubiésemos dicho a juzgar por las fotos que habíamos visto antes de ir. Y es que, frente a frente, nos encontramos un templo mucho más grande de lo que esperábamos.

Aun siendo un edificio neo y que nada tiene que ver con stavkirkes tradicionales como la Iglesia de Borgund, lo cierto es que nos pareció alucinante. Básicamente es como una de esas iglesias de madera, solo que ornamentada con colores súper llamativos. ¡Brutal!

En la década de los 60 del siglo XX, el edificio fue ampliamente restaurado. Tenía algunos defectos estructurales de origen y aparte no estaba reaccionando bien a la instalación de la calefacción veinte años antes, por lo que tuvo que pasar por chapa y pintura. Gracias a esas obras, hoy luce un aspecto espectacular.

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