Ernen, un pequeño pueblo en la zona oeste del Valle de Binn, es el mejor ejemplo de que todavía quedan muchísimos lugares increíbles por descubrir. Al menos en Suiza, un país en el que el turismo parece tener una profundidad infinita y en el que siempre queda un as bajo la manga. Seguid leyendo y os contaremos qué ver y qué hacer en una localidad no demasiado conocida pero que a la vez está llena de posibilidades.
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De lugar de paso a rincón secreto por una carretera
Visitar Ernen es ir a un pueblo de montaña idílico, de esos que uno dibuja mentalmente en la cabeza al pensar en Suiza: casitas de madera esparcidas por un precioso valle, montañas nevadas al fondo, un modo de vida pausado pero a la vez con una riqueza cultural única…
Su historia es bastante interesante, ya que ha sabido convertir las dificultades en su mayor aporte al circuito turístico helvético. Durante muchos siglos, Ernen fue una de las localidades más desarrolladas de la zona. Al fin y al cabo, el camino que llevaba a los puertos de Furka y de Grimsen pasaba por ahí, dinamizando mucho la economía local.
Sin embargo, 1861 se inauguró una nueva carretera que iba por el otro lado del valle. De repente Ernen ya no era un lugar de paso, sino un sitio recóndito y con una economía deprimida. No obstante, esto se tradujo también en que la localidad se mantuvo congelada en el tiempo, viviendo ajena a las transformaciones que ocurrían en los pueblos por los que sí estaba fluyendo el comercio.
Las autoridades se dieron cuenta de esto en el siglo XX, contribuyendo a su protección y desarrollando un reglamento súper estricto para las nuevas construcciones. Alguien inteligente determinó que Ernen y las localidades de los alrededores tenían que mantenerse como estaban, algo que se consiguió y que hoy en día hace que estemos ante uno de los rincones con más encanto de toda Suiza.
Ernen se presenta en la actualidad como una de las entidades más destacadas del Parque Natural del Valle de Binn. Tiene una cuidadísima propuesta turística, incluyendo una Oficina de Turismo, rutas culturales, eventos como un festival de música clásica o folletos muy bien trabajados.
De hecho, todo lo que os vamos a enseñar a continuación es el reflejo de hacer realidad un itinerario cultural por el pueblo. Cogimos un folleto, vimos que había una ruta circular de una media hora en la que se veían sus principales atractivos turísticos y no nos lo pensamos dos veces. Seguid leyendo y os mostraremos qué ver en Ernen, un sitio absolutamente sorprendente.
Turismo en Ernen
Arquitectura popular
Ernen forma parte de la asociación de Los Pueblos Más Bonitos de Suiza, siendo sin duda uno de sus integrantes más auténticos. Recorriendo sus calles veréis un montón de casas de madera increíbles, de esas en las que hay fachadas con astas de ciervo y pinturas con cientos de años de antigüedad. También os toparéis con edificios de gran tamaño, de los que os iremos hablando poco a poco.
Sin embargo, lo que nos cautivó en Ernen fue el conjunto. De hecho, paramos por eso. Estábamos atravesando el pueblo para ir a Mühlebach y así visitar el Puente Goms, cuando lo que nuestros ojos estaban viendo a través de los cristales de la furgo nos hizo tener que detenernos. ¡Y fue todo un acierto!
Paseando por Ernen descubrimos un lugar idílico, en el que casas típicas de la región del Valle de Binn están perfectamente integradas entre pequeñas plazas y jardines. En ellas, gracias al clima suave del que disfruta el pueblo por estar en una terraza de la ladera de la montaña, es frecuente ver árboles frutales y vegetación más propia de latitudes más meridionales.
Dorfplatz
Más allá del conjunto, hay algunos lugares que no deberíais perderos. Y el primero de ellos, sin lugar a dudas, es la Dorfplatz (algo así como la Plaza Mayor o Plaza del Pueblo). Tanto en ella como en sus alrededores se encuentran algunos de los edificios más destacados de Ernen, creando un lienzo urbano que resume a la perfección el carácter auténtico de este destino.
Alrededor de la plaza podréis ver el antiguo Ayuntamiento, casas de madera con más de cinco siglos de antigüedad, viejos graneros que recuerdan la importancia de la agricultura y la ganadería en el valle, fuentes, hoteles y restaurantes. ¡Casi nada! Además, hay tres edificios que merecen una mención aparte y de los cuales os vamos a hablar a continuación.
Tellenhaus
El primero de ellos es la Tellenhaus o Casa de Tell, en cuyos frescos de la fachada se pueden ver una de las representaciones más antiguas de Guillermo Tell (el héroe nacional suizo). De hecho, se dice que las pinturas datan del año 1578. Es uno de los grandes emblemas de Ernen, irse de allí sin contemplar este edificio sería un crimen.
Aunque el edificio fue abandonado y llegó a tener un estado casi ruinoso, en 1940 fue adquirido por las autoridades municipales y salvado para siempre. Hoy en día está muy integrado en la vida de Ernen, siendo sede habitual de eventos como conciertos de música clásica.
Casa de los Capuchinos
La Dorfplatz está partida en dos por la carretera que atraviesa al pueblo. Así, al otro lado de la misma está la Casa de los Capuchinos, una enorme mansión construida a comienzos del siglo XVI y ampliada dos centurias más tarde. En ella vivieron algunas de las familias y personalidades más poderosas de Ernen, entre las cuales sobresalió un monje de la Orden de los Capuchinos. La cosa no salió bien, hasta el punto de que una turba de 150 personas les echó del valle en 1746, en uno de los sucesos más tensos que se recuerdan en estas tranquilas tierras.
Viejas Escuelas (Oficina de Turismo)
Justo al lado están las Viejas Escuelas, otro edificio con frescos en la fachada (en este caso, con escenas de la vida rural). Es un lugar de paso obligado, ya que en la actualidad funciona como Oficina de Turismo, por lo que podréis haceros con folletos tanto de Ernen como de todo el Valle de Binn.
Casas nobiliarias
Queremos hacer una mención aparte sobre las casas nobiliarias de Ernen. Muchas veces, decir que el pueblo es bonito en su conjunto equivale a hablar de un lugar en el que no hay ninguna construcción destacada. Sin embargo, no es el caso: aquí se pueden visitar enormes mansiones. Eso sí, todas están perfectamente integradas en el entramado urbano.
Por poner algunos ejemplos, no podéis perderos la Casa Jost Sigristen (de 1573) o la Casa Hengart (1584). Ambas están cerquita de la Dorfplatz.
Tampoco podéis dejar de echar un ojo a la Casa Martin Matlis, algo ya más alejada. Lo mismo podríamos decir de la Casa Kreyg, por poner otros ejemplos que no son necesariamente céntricos.
Gran Jardín
Tal y como hemos mencionado antes, Ernen cuenta con un clima especialmente suave, sobre todo si se tiene en cuenta que se halla a pocos kilómetros del Aletsch (el mayor glaciar de los Alpes). Eso se refleja en que su agricultura, muy variada, ha estado siempre en el centro de los habitantes de la localidad. La mejor muestra de ello es el Gran Jardín, una enorme huerta comunal repartida en 3 parcelas del mismo tamaño. En ella, las familias de Ernen socializaban y trabajaban el campo codo con codo, creando un fuerte sentimiento de hermandad.
No es habitual que en el centro de un pueblo se encuentre una enorme zona de cultivo. Al menos, en Europa es un fenómeno poco común. Nosotros hasta el momento sólo lo habíamos visto en Villanueva del Conde, un coqueto pueblo en el Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia.
Iglesia de San Jorge
Por cierto, aunque no hayamos hablado de ella hasta ahora, no os penséis que en Ernen no hay iglesia. De hecho, hay un templo precioso, construido en gótico tardío entre los años 1510 y 1518. Nos referimos a la Iglesia de San Jorge, cuyo arquitecto fue el maestro constructor Ulrich Ruffiner.
Alrededor de la iglesia se integran un montón de espacios relacionados con la vida religiosa que también merecen una mención. El primero de ellos es el cementerio, que cuenta con unas vistas increíbles. Como siempre decimos, si hay que descansar eternamente mejor que sea en un lugar como este.
El clero tuvo mucho poder en Ernen y esto se refleja en la Casa del Capellán (Vicaría), una casa de finales del siglo XVIII construida a la entrada del cementerio. Tiene la parte baja en piedra y la superior en madera, siendo uno de los edificios más monumentales de Ernen.
Por último, allí mismo también encontraréis el Presbiterio. Fue construido en 1438 y destaca por su bonita fachada repleta de ventanas. En ella vive actualmente el cura del pueblo.
Excursiones por los alrededores
Para terminar, recomendaciones para explorar los alrededores de Ernen. La primera ya ha sido mencionada varias veces a lo largo del artículo: el Valle de Binn es una maravilla. Bien haríais en dedicarle al menos un día, pues allí os esperan localidades como Grengiols, Mühlebach (con su alucinante Puente Goms) o el propio Binn (pueblo), que da nombre al resto del valle.
Si lo que os van son las emociones fuertes, a diez minutos en coche tenéis el teleférico que os llevará hasta la cima del Eggishorn. Allí, en el corazón de la estación alpina Aletsch Arena, tendréis una panorámica increíble del mayor glaciar de la cordillera.
Por último, no olvidéis que estáis a una hora escasa de Zermatt, por lo que también podrías plantearos visitar ese pueblecito o hacer algunas de sus míticas excursiones de montaña. A experiencias como Gornergrat o el Matterhorn Glacier Paradise no se les puede decir que no.