Qué ver en Grengiols, el pueblo suizo de las mil cuestas

Con alrededor de 500 habitantes, Grengiols es una de las localidades más antiguas del Parque Natural del Valle de Binn. Aparece mencionada en un documento de 1052, por lo que seguramente hace ya mucho que tiene más de 1000 años. En este artículo os vamos a enseñar qué ver y qué hacer en este fantástico lugar, no sin antes advertiros de que llevéis calzado cómodo. ¡Las cuestas están aseguradas!

Un pueblo agrícola tradicional

Grengiols es un tranquilo lugar en la orilla izquierda del Ródano, cuyo casco histórico se encuentra dividido en dos partes claramente diferenciadas: la superior, que ha ganado terreno al desnivel a base de aterrazar; y la inferior, asentada en espacios mucho más sencillos.

Pese a sus mil años de antigüedad, tuvieron que empezar de cero en 1799. La localidad fue pasto de las llamas a raíz de los combates para tratar de frenar el avance del ejército napoleónico, el cual no se caracterizaba precisamente por su sutileza.

Sin embargo, las arraigadas tradiciones agrícolas y ganaderas de Grengiols hicieron que la reconstrucción no fuese un problema. De hecho, surgieron industrias alternativas, como la turística. Hoy en día todavía se puede encontrar al Poort a Poort, el primer hotel que abrió sus puertas, en el centro del pueblo.

Visitar Grengiols es sencillo, pues hay mucho aparcamiento y es un sitio tirando a pequeño. El único inconveniente es que tendréis que superar muchas cuestas. Lo hemos avisado ya dos veces, no os quejéis.

Turismo en Grengiols

Arquitectura popular

El principal motivo para visitar Grengiols es, precisamente, su conjunto. Se trata de un pueblo que representa a las mil maravillas la arquitectura suiza de montaña, integrado perfectamente en el entorno y con todos los edificios bien cuidados. Por doquier veréis paneles informativos con fotos antiguas del municipio, muestra de lo orgullosos que se sienten de él sus propios habitantes.

Estad atentos a los detalles, pues no faltan en Grengiols. Cada casa tiene algo que le hace única. Por ejemplo, en algunas veréis excelentes máscaras de Tschäggätä.

Iglesia de San Pedro

El edificio más destacado de Grengiols es su enorme Iglesia de San Pedro, un templo católico construido fundamentalmente en piedra. Aunque nosotros nos inclinamos más por la arquitectura propia de las iglesias protestantes suizas, lo cierto es que esta es realmente bonita.

Cementerio

Justo al lado está el cementerio, en una terraza que ha ganado cada milímetro a la montaña a pulso. Es uno de los camposantos más bonitos que vimos en todo el viaje por Suiza.

Queserías

¡Alerta quesera! Resulta que Grengiols es toda una potencia en la elaboración del queso, hasta el punto de que hay una docena de queserías (sennerei) repartidas por su casco urbano. Si veis alguna abierta no dudéis en entrar y haceros con sus productos, especialmente en lo que se refiere a quesos de raclette.

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