Guía para un fin de semana en el Valle de Las Batuecas y la Sierra de Francia: qué ver y hacer en el parque natural y sus pueblos

El Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia es un destino de manual para una escapada de fin de semana. Y lo es por muchísimos motivos, como su excelente patrimonio natural, sus preciosísimos pueblos o su gastronomía de primer nivel. La suma de todos esos atractivos hacen que estemos ante uno de los paisajes culturales más interesantes de la Península Ibérica, de esos que cuando salen en cualquier conversación sobre viajes hacen que alguien diga «¡qué bonito era ese sitio, tengo que volver!».

Ya sea para una primera vez o para redescubrirlo, aquí os traemos una completa guía sobre Las Batuecas y la Sierra de Francia. En ella podéis encontrar todo lo que ver y hacer en esta bonita comarca del sur de la provincia de Salamanca.

Introducción: un paisaje natural y cultural de muchos niveles

El territorio del que estamos hablando no es sencillo. Se trata de una compleja sierra, llena de bonitos y tranquilos valles pero también de pliegues con escarpadísimos picos. Sin embargo, las dificultades geográficas no han impedido que haya habido presencia humana desde hace miles de años.

Sus pueblos forman un entramado cultural de primer nivel, con una arquitectura con personalidad propia y una profundidad etnográfica difícil de encontrar. Así, Las Batuecas y la Sierra de Francia son sinónimo de paseos en medio de la cara más espectacular de la naturaleza, de pueblecitos llenos de encanto, de comilonas junto a una chimenea, de buen vino, de tradición artesanal y de muchas más cosas.

Un fin de semana es tiempo más que suficiente para visitar la zona y tomarle el pulso en cualquier época del año. En invierno puede que los días sean más cortos o el clima más frío, pero nosotros fuimos en enero y descubrimos un lugar auténtico y lleno de vida. El otoño y la primavera resultan momentos perfectos para un público general, mientras que en verano podréis refugiaros del calor en sus ríos y piscinas naturales.

Aunque hablamos de un destino eminentemente rural, no está demasiado lejos de carreteras como la A-66 o la A-62, por lo que se llega relativamente bien desde los cuatro puntos cardinales. A modo de referencia, apenas toma tres horitas llegar desde Madrid.

Por cierto, una curiosidad: ¿sabéis de donde viene el nombre de Peña de Francia? Pues resulta que, según la versión más extendida, se llama así debido a la repoblación de la zona en el siglo XIII, ya que llegó una colonia francesa para ayudar en esa tarea. Incluso un siglo más tarde, el estudiante francés Simon Roland encontró una Virgen enterrada allí tras haber experimentado una revelación. Todo quedó entre franceses.

Qué ver en el Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia

Los pueblos de la Sierra de Francia

Visitar pequeños pueblos llenos de encanto es uno de los principales motivos por los que ir hasta este Parque Natural. Los más destacados, en nuestra opinión, son:

  • La Alberca: siempre tiene que haber una rock star en cada destino y en el caso de la Sierra de Francia es sin duda La Alberca. Fue el primer Conjunto Histórico-Artístico de España, lo cual ha contribuido enormemente a la conservación de su entramado urbano. Es sin duda el lugar más visitado de la comarca, por lo que es una referencia obligada para hacer compras o disfrutar de la gastronomía local. Puede que en algunas épocas del año sea demasiado turístico, pero os aseguramos que es un pueblo increíblemente bonito.

  • Mogarraz: también tiene un buen puñado de casas con entramados de madera, alerones en los tejados y balcones llenos de flores, pero a día de hoy es un pueblo conocido especialmente por un proyecto que ha llenado todas sus viviendas de retratos. Muy singular, realmente es una visita imprescindible.

  • Sequeros: la antigua capital administrativa de la Sierra de Francia y, posiblemente, el pueblo con más patrimonio después de La Alberca. Tiene un aire a medio camino entre lo burgués y lo señorial que le hace interesantísimo. Al margen de sus edificios, no os podéis ir de allí sin conocer sus interesantes leyendas, como la de la Moza Santa.

  • Miranda del Castañar: uno de los recintos amurallados más bien conservados en los que hayamos estado nunca. Fue uno de los sitios que más nos sorprendió, ya que no esperábamos encontrar semejante pueblo fortificado en medio de la Sierra de Francia. Nos encantó todo lo que vimos allí.

  • San Martín del Castañar: y, hablando de sorpresas, este fue el pueblo que más nos gustó. También tiene un castillo, que en este caso se ha convertido en Centro de Interpretación de la Reserva de la Biosfera. Además, sus calles están llenas de sorpresas, hay una calzada romana y un parquecito junto al río la mar de agradable.

  • Villanueva del Conde: una de las últimas incorporaciones de Salamanca a su amplio abanico de pueblos que son Conjunto Histórico. Tiene un casco histórico súper peculiar, pues es una especie de círculo en cuyo interior hay huertas. Quizá es el sitio menos conocido de los que visitamos, pero igualmente nos encantó.

El Valle de Las Batuecas

Aunque normalmente se esperan montañas escarpadas, acantilados y miradores cuando se visita una sierra, en este caso el lugar no se entiende sin dejarse caer por el Valle de Las Batuecas. Se trata de una zona recóndita en la que, a finales del siglo XVI, un monasterio carmelita estableció un centro para la vida contemplativa que aun sigue activo.

La única manera de visitar este valle es haciendo senderismo, en una ruta con diferentes tramos que lleva unas seis horas si se completa en su totalidad. Eso os permitirá visitar los alrededores del monasterio, conocer un yacimiento arqueológico lleno de pinturas rupestres (el Canchal de las Cabras Pintadas o Pintás), disfrutar de la naturaleza y acabar junto a la preciosa cascada del Chorro de Las Batuecas.

Os hemos preparado un post en el que os contamos cómo fue nuestra experiencia haciendo senderismo por el Valle de las Batuecas, a través de una completa ruta que os mostrará lo más interesante del lugar.

Peña de Francia

Del valle pasamos al pico más emblemático del lugar: el Santuario de la Peña de Francia. Ubicado a 1723 metros de altura, no es el pico más alto pero si el más conocido. Su silueta, tan inspiradora como llena de belleza, atrae a todos los viajeros que pasan por la comarca.

Se puede subir en coche hasta arriba del todo, por lo que la visita no podría ser más cómoda. Ya en la cima disfrutaréis de un precioso conjunto monástico y de unas vistas excepcionales, posiblemente las mejores de todo el entorno.

Pensábamos que era uno de esos sitios a los que la gente va «porque hay que ir», pero realmente salimos encantados. Fue el punto y final a nuestra visita a la zona y no nos pudimos ir con mejor sabor de boca.

Meandro del Melero

Y si la Peña de Francia fue el final, el inicio lo encontramos en el Meandro del Melero. Se trata de una curiosa zona excavada con el paso de los siglos por el río Alagón, que ha creado unos de los paisajes más impresionantes de la Península Ibérica.

Está justo en el límite entre Salamanca y Cáceres, así que realmente se trata de un destino turístico a visitar tanto desde la Sierra de Francia como desde Las Hurdes.

Si os gustan los pueblos abandonados, justo al lado del meandro podréis visitar las ruinas de Cabaloria. Se recorren en escasos quince minutos y podréis caminar entre las poquitas casas que todavía siguen en pie.

Gastronomía: mucho más que la Ruta del Vino

El Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia es uno de los paisajes gastronómicos más interesantes de Castilla y León. Su gastronomía tiene todo lo bueno de la cocina salmantina, pero está claramente influenciada por la cercanía con tierras extremeñas.

Si hubiese que destacar un producto por encima de los demás, sin duda sería el jamón. De hecho, resulta casi obligado ir allí y probarlo, ya sea en forma de bocadillo, como parte de un plato o incluso en taquitos a modo de snack. También es uno de los principales souvenirs de la zona. ¿Acaso os imagináis a alguien recibiendo un estuchito con jamón (o una pata entera) y poniendo mala cara?

No solo de jamón vive la zona, pues sus embutidos son cosa fina. Chorizo, lomo, salchichón y sobrasada, entre otros muchos manjares, os esperan para deleitar vuestro paladar.

Más allá de las chacinas, no os podéis ir de allí sin probar algunas de sus recetas más típicas (y generalmente contundentes). Nosotros dimos buena cuenta de unas patatas meneás o patatas revolconas, un delicioso puré de patata «enriquecido» con torreznos.

Tampoco os vayáis de allí sin probar el cochifrito o cuchifrito. Puede que no sea el plato más elaborado del mundo, pero ni falta que hace.

Souvenirs 100% salmantinos… y de los alrededores

A estas alturas no vamos a negar que nos encantan las compritas cuando estamos de viaje. Por eso, agradecemos un montón cuando estamos haciendo turismo rural y hay lugares como La Alberca o Sequeros, repletos de tiendecitas en las que vaciar nuestros bolsillos y volver a casa bien cargados de souvenirs.

En el caso de la Sierra de Francia, no os podéis volver de allí sin haceros con algunos productos típicos: jamón, queso, pimentón (generalmente traído de Extremadura), frutos secos, turrones, dulces…

También vimos mucha cestería, algo que no debe sorprender a nadie teniendo en cuenta la tradición micológica de la zona. Lo que sí nos sorprendió más fue ver muchísimas zapaterías, pero al parecer la Sierra de Francia es una potencia en la materia.

Cómo llegar y moverse por la zona

Como ya hemos dicho, para llegar a Las Batuecas – Sierra de Francia tan solo hay que echar tres horas en coche desde Madrid, lo cual hace que sea un destino muy frecuentado por los habitantes de la capital.

Sin embargo, también está a una hora de Salamanca capital, hora y media desde Zamora o dos y media desde Valladolid. Encarando el viaje desde el sur, en tan solo dos horas llegaréis desde Cáceres.

Pese a que es una sierra, moverse por el lugar no resulta especialmente complicado. Las distancias son escasas (normalmente apenas hay diez minutos entre un pueblo y otro) y las carreteras están en perfecto estado de revista. La única complicación la vimos entre La Alberca y el Valle de Las Batuecas, pues para bajar desde la montaña hay que conducir por una sucesión de ocho curvas cerradísimas que quitan el hipo.

En cualquier caso, cualquier esfuerzo tiene recompensa en este lugar, pues se trata de una de las zonas más bonitas de España y en cada rincón descubriréis algo bonito. ¡Que la carretera no sea un problema!

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