El Puente Goms: 280 metros de vértigo sobre el río Ródano

El Puente Goms es la máxima expresión de que Suiza es una caja de sorpresas. En una zona en la que todo el protagonismo parecen llevársela los glaciares y las estaciones de esquí, de repente aparece un puente colgante de 280 metros de largo. ¿Cómo no visitar un sitio tan increíble? En este post os contamos más sobre el puente y la visita.

Un puente colgante enorme para cruzar el Ródano

El Puente de Goms es un puente colgante que sirve para cruzar un desfiladero excavado por el río Ródano a lo largo de milenios. Es una construcción alucinante, pues el puente tiene unas cifras que marean. Sus 280 metros de largo y escasos 140 centímetros de ancho se suspenden a una altura de casi 100 metros (92en su punto más alto, para ser exactos), sobrevolando las copas de decenas de árboles centenarios.

Aunque el puente fue inaugurado en 2015, lo hizo en el marco de una de las rutas de senderismo más tradicionales. Sin embargo, el camino que se hacía antaño no era práctico, ya que iba por una ladera de difícil mantenimiento, en la que los cortes y los corrimientos de tierra eran constantes. Además, seamos sinceros: el senderismo está muy bien para atraer turismo, pero la gente que vivía allí no podía echarse al monte para el día a día.

Con la construcción del puente, se comunicó el pueblecito de Mühlebach (una joya que deberíais visitar) con la estación de Fürgangen, dando un nuevo impulso a la zona.

¿Cómo llegar al Puente Goms?

La verdad es que no podría ser más fácil, pero la cosa tiene su miga. Si vais a lo rápido, el Puente de Goms está a tres minutos en coche del aparcamiento para subir al Eggishorn. Simplemente hay que ir a la Furkastrasse y hacer escasos dos kilómetros. Una vez allí, podréis dejar el coche en unas pequeñas plazas de aparcamiento que hay en un apeadero. ¡Importante! Si queréis hacer la visita desde este lado, tenéis que llevar dinero en efectivo. Tal y como os dijimos en los consejos para visitar Suiza, en algunos lugares hay parquímetros que solo aceptan monedas.

Nosotros no llevábamos dinero y tampoco queríamos perdernos el puente, así que dimos un rodeo de diez minutos y nos fuimos hasta Mühlebach. Allí no solo aparcamos gratis (algo muy raro, ya que aparcar en Suiza suele tener coste), sino que además descubrimos un pueblo increíble. De hecho, nos gustó tanto que decidimos alargar nuestra estancia en la zona y recorrer a tope los pueblos del Valle de Binn.

Destino y lugar de paso, según sea vuestro viaje

Visitar el puente como tal no podría ser más sencillo: abre las 24 horas del día y cruzarlo es gratis, por lo que podréis ir en cualquier momento. La visita se alargará tanto como vuestro vértigo y la memoria de vuestra cámara os lo permitan, ya que aunque es un sitio súper fotogénico cruzar el puente da un poco de cosilla. De hecho, aquí va una recomendación: si os dan miedo las alturas, esperad a que nadie esté cruzando el puente para hacerlo vosotros, ya que cuanta más gente hay más de balancea.

De todos modos, si queréis un consejo bueno de verdad, lo que tenéis que hacer es utilizar el Puente Goms como excusa para conocer la zona. En el Valle de Binn, a escasos minutos en coche del puente colgante, os esperan pueblos absolutamente increíbles. El mejor ejemplo quizá sea Ernen, por donde tendréis que pasar si queréis llegar hasta el aparcamiento gratuito de Mühlebach. Sin embargo, la cosa no termina ahí: Grengiols, Niederwald, el propio Binn (pueblo)…

Y si lo que os apetece es caminar, el Puente Goms está en el centro de muchas rutas de senderismo por la zona. De hecho, algunas son circulares, por lo que podréis dar una buena camina por este Parque Natural suizo teniendo como principio y fin el puente colgante.

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