Qué ver en Ginebra, la capital mundial de la diplomacia

Ginebra es la puerta de entrada a Suiza para buena parte de los visitantes del país. Ya sea por las buenas conexiones de su aeropuerto o por ser la primera ciudad que aparece en el mapa si se llega a Suiza por carretera desde España, lo cierto es que muchos empezamos por la ville de Genève. Y no podría ser mejor destino para tomarle el suizo a las tierras helvéticas, ya que Ginebra es un magnífico punto de encuentro entre la cultura europea y las particularidades de un pueblo tan especial como el suizo.

En este artículo os presentamos este estupendo destino y os enseñamos todo lo que podéis ver y hacer en él. ¡Llegar sin Avisar os da la bienvenida a Ginebra!

La ciudad de las mil caras

Podríamos empezar con el típico potaje de datos, hablando de la historia de la ciudad o del peso específico que tiene en la economía suiza. Sin embargo, lo primero que queremos destacar es la increíble diversidad de Ginebra. Prácticamente cada calle es un ir y venir de gente procedente de todo el mundo.

Se trata de una urbe internacional, que bien podría rivalizar con Nueva York o con Londres por ser la capital del planeta. Como ciudad global que es, podría ser capital mundial del mundo financiero, de las relaciones internacionales e incluso de la diplomacia.

Ginebra, a nivel turístico, está dividida en cuatro barrios claramente diferenciados:

  • La zona centro: el casco histórico de la ciudad, el que visitan el 99,9% de los viajeros que van a Ginebra.
  • La zona de las instituciones: donde conviven las sedes oficiales de entidades como las Naciones Unidas o la Cruz Roja.
  • Quartier des Bains: refugio de artistas, es el lugar en el que los museos y las galerías de arte son la norma.
  • Carouge: aunque sea un municipio independiente, es considerado el barrio bohemio de Ginebra. Es un pequeño rincón mediterráneo en medio de Suiza.

Un día es tiempo más que suficiente para visitar Ginebra. Empezando por la zona centro, haciendo una paradita para comer y luego pasando por el resto de barrios. Eso sí, hay tantas ginebras como personas: por poner un ejemplo, si os gustan los museos probablemente necesitéis un día extra, ya que hay mucho que decir sobre la materia.

En cualquier caso, seguid leyendo y os enseñaremos las principales atracciones turísticas de Ginebra. Tomad buena nota, que la ciudad tiene infinitas posibilidades.

Turismo en Ginebra

Jet d’Eau

Ginebra está dispuesta en las dos orillas del extremo oeste del Lago Lemán, teniendo entre ambas uno de sus principales emblemas: el Jet d’Eau (literalmente significa Chorro de Agua). No hay término medio: o te parece una preciosidad o un innecesario gasto energético.

Haciendo honor a su nombre, dos bombas de 500 kW lanzan al aire más de quinientos libros de agua por segundo, creando un chorro que llega hasta casi 150 metros de altura. Se dice que cuando está a pleno rendimiento hay unos 7000 litros de agua suspendidos en el aire.

El chorro empezó a funcionar a finales del siglo XIX, no como atracción turística sino como válvula de seguridad en la red hidráulica de Ginebra. Con el paso del tiempo se reconoció su aportación a la identidad de la ciudad, trasladando su ubicación un par de veces. Finalmente, en 1951, se puso en marcha el Jet d’Eau actual.

Es muy fácil encontrarse con el chorro funcionando, ya que está encendido prácticamente todo el día y durante buena parte de la noche. Lo apagan cuando hay viento en dirección a la orilla sur, ya que si no la gente de la ciudad se empapa, pero lo vuelven a encender a la mínima oportunidad.

El chorro de agua es visible desde cualquier punto de la ciudad, por lo que solo tenéis que mirar hacia el lago para comprobar si está activo o no.

La Vielle Ville, el casco histórico de Ginebra

Una vez hechas las presentaciones con el Jet d’Eau, toca hincarle el diente a la ciudad. Y, para ello, nada mejor que la Vielle Ville: el casco histórico ginebrino. En sus serpenteantes calles encontraréis una propuesta más propia de un pequeño pueblo medieval que de una urbe moderna y cosmopolita.

Su principal seña de identidad e s la Catedral de San Pedro, un enorme templo que fue clave en la Reforma Protestante. En él podéis encontrar un precioso pórtico neoclásico, la silla de madera que usaba Juan Calvino o un mirador en lo alto de su torre (tras sortear más de 150 escalones, todo sea dicho).

Tenéis muchos otros puntos de interés en el casco histórico. Otra buena referencia es la Maison Tavel, la casa privada más antigua de toda Ginebra. Desde finales del siglo XX funciona a modo de museo, mostrando cómo era la vida en la ciudad durante la Edad Media.

Quizá no sea el sitio más famoso, pero a nosotros también nos gusta mucho la coqueta Torre Molard. Está cerquita del agua, por lo que es un buen punto de encuentro entre el casco histórico y la zona norte (y, por tanto, moderna) de Ginebra.

Poneos calzado cómodo, enfrentaos a las muchísimas cuestas que tiene el casco histórico de Ginebra y disfrutad de este pedacito de historia.

Relojes, flores y el Jardín Inglés

Por el contrario, si no os apetecen grandes esfuerzos, os recomendamos dar un paseíto por la Promenade du Lac: el bulevar que hay junto a la orilla sur del lago. Allí podéis encontrar algunos de los espacios más refinados de Ginebra.

El principal emblema sería el Horloge Fleurie o Reloj de las Flores, que viene a ser un homenaje a los dos focos de interés de la zona: los relojes y las flores. Con sus cinco metros de diámetro, su conexión a un satélite garantiza que es uno de los relojes más puntuales del mundo.

Este reloj es la puerta de entrada a una calle llena de relojerías y de tiendas de moda, pero también al Jardín Inglés: una de las zonas verdes más bonitas de Ginebra.

En resumidas cuentas: si os gustan los relojes, las flores o simplemente pasear entre escaparates, esta es vuestra zona de la ciudad.

El Parque del Bastión y el Muro de los Reformadores

Nuestro primer acercamiento a esta zona fue cuando paseábamos por el casco antiguo, ya que en un momento dado llegamos hasta la Rampe de la Treille: una especie de mirador hacia la zona sur de la ciudad. Con el Parque del Bastión en primer plano, se hace muy difícil no bajar hasta él para dar un paseo.

Tiene una apariencia y un ambiente muy cercano al Parque de El Retiro de Madrid. Cuenta con dos señas de identidad que le convierten en un parque único. La primera la encontraréis a la entrada, junto a la Place de Neuve: una zona repleta de ajedreces gigantes.

Por otro lado, en uno de los laterales del parque veréis el Muro de los Reformadores, donde se rinde homenaje a algunos de los protagonistas del protestantismo: Calvino, Knox, Farel… Esto no debe sorprender, pues al fin y al cabo a Ginebra se la ha conocido siempre como la «Roma Protestante».

Puentes e islas

No podéis dejar de curiosear por los muchísimos puentes e islitas que tiene Ginebra, incluyendo una zona llena de hamacas (la Jonction), pasos subterráneos en los que podréis caminar por debajo del nivel del agua o diferentes embarcaderos en los que tomar un barquito. Precisamente, en el Embarcadero de Mont Blanc encontraréis la Oficina de Turismo.

Museos

Si estáis en un día de lluvia o simplemente queréis ampliar horizonte, en Ginebra encontraréis algunos de los museos más importantes de toda Suiza. Nos referimos al Museo de la Reforma (al ladito de la Catedral), pero también a otros más alejados como el Museo Patek Philippe o la Biblioteca Bodmer Foundation.

Zona institucional

Precisamente, hablar de estos museos nos hace abandonar el centro para ir al barrio institucional, que está al norte de Ginebra. Allí encontraréis el Museo Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, puesto que allí está la sede de la institución. Sin embargo, también encontraréis el cuartel general de muchísimas otras organizaciones.

Quizá el elemento más destacado sea el Palais des Nations, que alberga la sede en Europa de las Naciones Unidas. Las más de doscientas banderas de la entrada dejan uno de los espacios más fotogénicos de la ciudad.

Justo enfrente está la Broken Chair, un enorme monumento que pone en valor los esfuerzos de Ginebra por la paz y la libertad.

También al norte de la ciudad, aunque un poco más hacia el oeste, está la sede del CERN. La Organización Europea para la Investigación Nuclear, famosa por su enorme acelerador de partículas (en el cual se probó la existencia del bosón de Higgs), es un paraíso para los amantes de la ciencia.

Quartier des Bains

El tercer barrio por el que os deberíais pasar es el Quartier des Bains, uno de los grandes puntos calientes del arte contemporáneo en Europa. Allí está el MAMCO (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Suiza), junto al cual conviven decenas de galerías de arte, restaurantes de vanguardia y una anima vida cultural.

Carouge

Por último, no os podéis ir de Ginebra sin visitar la vecina Carouge. Aunque realmente es una ciudad independiente, habitualmente se habla del lugar como si fuese el barrio bohemio de Ginebra. Es un lugar súper guay, ya que artesanos y artistas conviven en una urbe con estructura típicamente italiana. Fue algo así como la réplica católica al poderío reformista de Ginebra. Os aseguramos que os gustará

Excursiones desde Ginebra

Para terminar, podéis plantearos una excursión si está más días en la ciudad. Al fin y al cabo, Ginebra no es más que la punta de lanza de todo lo que tiene que ofrecer el Lago Lemán. A pocos kilómetros os esperan la villa olímpica de Lausana, la histórica Nyon o la soleada Vevey, por no hablar de Montreux y su espectacular Castillo de Chillon.

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