Ruta de 4 días por Estonia en coche o furgoneta

Aunque lo pasamos en grande en Lituania y Letonia, tenemos que reconocer que nuestra república báltica favorita fue Estonia. Allí encontramos nuestras ciudades favoritas, nuestros espacios naturales favoritos y también un modo de vida que se ajusta más a la slow life que tanto anhelamos. En este artículo os contamos todo lo que ver y hacer en Estonia, un país desconocido para el gran público pero que es de lo mejorcito que hay en Europa.

Introducción: el punto de encuentro entre los países bálticos y nórdicos

Nuestra fascinación por Estonia viene dada en buena medida por su situación, a medio cambio entre culturas muy distintas. Es un país netamente volcado al Mar Báltico, con lazos inquebrantables con sus vecinos del sur. Sin embargo, también tiene nexos muy marcados con la cultura nórdica, pues apenas 70 kilómetros de agua le separan de Finlandia. Por si eso fuera poco, el medio siglo de dominación soviética influyó notablemente en el carácter del pueblo estonio.

Su posición no tiene influencia únicamente a nivel cultural. De hecho, en cuanto os adentréis un poquito en este pequeño país veréis que sus paisajes se asemejan bastante más a lo que cabría esperar de localizaciones mucho más meridionales. Es una pasada lo muchísimo que cambian los ecosistemas entre Estonia y Letonia.

No esperéis grandes urbes, a excepción de la capital (que alberga a un tercio de la población total del país). Aun así, Tallin está en el extremo norte, por lo que no tiene una influencia tan marcada como la de Riga en Estonia o Vilna en Letonia.

La visita a Estonia se suele hacer en el marco de un viaje por las repúblicas bálticas, aunque también como una excursión desde Finlandia. Ya sea de un modo o de otro, o simplemente como un viaje independiente, estamos ante uno de los países más bonitos de Europa.

Qué ver en Estonia

Pese a ser un país de reducidas dimensiones, hay mucho que ver y hacer en Estonia. Aquí os dejamos todo lo que pudimos conocer en nuestros días allí:

Parque Nacional de Soomaa: empezamos por uno de sus espacios naturales más emblemáticos. Allí pudimos hacer un descenso en canoa, caminar sobre unas enormes ciénagas a través de pasarelas de madera y disfrutar de unos paisajes propios de otro planeta.

Saaremaa: pese a que el listón estaba alto, de Soomaa fuimos a la isla de Saarema. Allí quedamos enamorados para siempre de sus costas, de sus molinos de madera, de sus pueblecitos y de sus acantilados, aunque también de su cerveza artesanal o su mostaza. Para que os hagáis una idea de su variedad, en el centro se pueden visitar incluso cráteres dejados por el impacto de un meteorito.

Rummu Quarry: una de las visitas más extrañas que hicimos en todas las bálticas. Se trata de una antigua mina explotada por los reclusos de una cárcel cercana. El conjunto fue abandonado hace años y actualmente es una especie de resort con bares, embarcaderos e incluso un pequeño parque acuático.

Tallin: no hay palabras suficientes para decir lo muchísimo que nos gustó la capital de Estonia. No sabemos si es nuestra ciudad favorita de Europa, pero desde luego está en el top 3. Su preciosísimo casco histórico medieval es un lugar precioso, lleno de vida y en el que es imposible aburrirse. Ni siquiera las hordas de cruceristas nos hicieron pasar un mal rato.

Cascada de Jägala: a tan solo 25 kilómetros de Tallin se encuentra Jägala, la mayor cascada de Estonia. No esperéis algo tremendo, ya que las bálticas son llanas y no se prestan en demasía a los grandes saltos de agua. Sin embargo, es una excelente excursión desde la capital del país.

Parque Nacional de Lahemaa: por si Soomaa y Saaremaa os han sabido a poco, aun nos faltaba por visitar otro enorme espacio natural. Lahemaa fue el primer Parque Nacional de la antigua Unión Soviética, lo cual ya dice mucho de su valor paisajístico. Se pueden hacer rutas de senderismo, visitar enormes mansiones o degustar la gastronomía local, entre otras muchas cosas. Por cierto, allí se encuentra el punto más septentrional de toda Estonia.

Tartu: del norte pasamos al sur, en este caso para visitar la ciudad universitaria de Tartu. Es una zona llena de encanto y que está tremendamente marcada por su vida universitaria. Mención aparte merece el adorable barrio de Supilinn, que se presenta al mundo como una infinita sucesión de casitas de colores.

Mapa turístico

Aquí os dejamos un mapa turístico de Estonia, para que podáis organizar vuestra ruta y situar todo lo que os hemos enseñado en el apartado anterior:

Documentación, vacunas y otros trámites

Como parte de la Unión Europea que es, la visita a Estonia tiene cero complicación yendo desde España. El DNI es la única documentación que necesitaréis, no hace falta ponerse vacunas y si vais en coche vuestro seguro habitual será más que suficiente para circular por sus carreteras. Para terminar de hacerlo todo sencillo, la moneda de curso legal es el euro.

Transportes

Cómo llegar

Si vais en avión, la principal puerta de entrada al país es Tallin. Misma cosa si venís en barco desde Finlandia, ya que Helsinki y la capital de Estonia están comunicadas por decenas de ferrys diariamente.

Nosotros fuimos allí en furgoneta, así que entramos de la única manera posible: desde Estonia.

Cómo moverse

Una vez en Estonia, moverse es relativamente fácil. Hay tres grandes autovías: una atraviesa el país de norte a sur por el este, otra por el oeste y otra hace una diagonal entre Tallin y Tartu. Con eso deberíais cubrir la mayor parte de vuestros trayectos por el país.

Gastronomía

Como ya hemos dicho, Estonia es una especie de cáliz en el que se mezclan la cultura de las repúblicas bálticas y de los países nórdicos. Si a eso se le suma que el pueblo estonio autóctono ha llegado hasta nuestros días y a que los rusos se pasaron aquí la mitad del siglo XX, la mezcla tiene una personalidad propia.

Esperad platos contundentes, generalmente acompañados de repollo o patata y bien regados con la cerveza local.

Compras / souvenirs

El ámbar es el rey, en eso no hay diferencias respecto a Lituania y Letonia. Eso si, tampoco podéis dejar de volver a casa con Chocolate Kalev (una institución en Tallin), mazapán o queso.

También hay mucha artesanía hecha en madera, así como prendas de lana que encontraréis en prácticamente cualquier mercado local.

Alojamiento

Como en las otras dos repúblicas bálticas, el panorama hostelero de Estonia no podría ser mejor. Hay abundancia de establecimientos, con precios más que razonables.

Nosotros fuimos en furgoneta, pero llevábamos ya muchos días de viaje y paramos en algún que otro camping. Todo lo que podemos decir es que el nivel es alto y los precios bajos, así que mejor imposible.

Seguridad

Habíamos leído que es frecuente cruzarse con policías corruptos y que quieran ganarse un sobresueldo a tu costa, así que íbamos un pelín preocupados. Sin embargo, allí no tuvimos ningún problema.

De hecho, diríamos que Estonia es un país seguro al 100%. Visitamos ciudades y espacios naturales, dejando nuestra furgo a la intemperie durante muchas horas, y no tuvimos ni un problema.

Consejos finales

Como veis, Estonia es uno de nuestros destino favoritos. El único consejo que os podemos dar es que vayáis allí y os dejéis embaucar por todo lo que tiene que ofrecer, que es muchísimo.

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