Qué ver en Tartu, la capital cultural de Estonia

Tartu es la segunda ciudad más poblada de Estonia, solo por detrás de Tallin. El viajero puede encontrar en este destino un barrio hecho íntegramente con casitas de madera, las ruinas de una antigua catedral gótica reconvertidas en biblioteca y algunos de los clubs underground más selectos del país. Todo ello con el estupendísimo ambiente y los razonables precios que se le presuponen a una ciudad tan Erasmus como esta.

En el artículo os vamos a enseñar qué ver y qué hacer en Tartu durante una excursión de una jornada completa.

La ciudad más Erasmus de Estonia

Ubicada en el sureste de Estonia, Tartu cuenta con casi 100.000 habitantes. Eso, en términos locales, supone hablar de una urbe de dimensiones colosales. Sin embargo, no esperéis una gran ciudad, porque no será lo que encontraréis. En lugar de eso, Tartu os ofrecerá un ambiente bohemio de primer nivel, con el alegre modo de vida propio de un destino Erasmus.

La historia de la ciudad es un constante ir y venir de imperios. Hay menciones a la ciudad ya en el siglo X, cuando fue capturada por las tribus eslavas de la Rus de Kiev. Más tarde fue capturada por los Hermanos Livonios durante el siglo XIII, controlada por la República de las Dos Naciones, por Suecia e incluso por el Imperio Ruso, hasta que en 1918 Estonia se independizó.

Quizá por todo ese trajín, o simplemente porque el terreno no es el más sencillo del mundo, la visita a Tartu no es tan sencilla como suele ser. Aquí si no preparáis un poquito la ruta os perderéis algunos de sus puntos más interesantes, pues no pillan especialmente a mano. Dos ejemplos serían la Toomemägi y Supilinn, dos enclaves de los que hablaremos a continuación.

De hecho, en la Oficina de Turismo nos dieron varios mapas y en cada uno se hacía una ruta distinta, por lo que una vez más insistimos en que vayáis con ojo. Y para ello, nada mejor que seguir leyendo este post.

Turismo en Tartu

Plaza del Ayuntamiento

La forma más sencilla de empezar una ruta por Tartu es en su céntrica Plaza del Ayuntamiento, ya que alberga algunos de los edificios más interesantes y tiene relativamente cerca los principales puntos de interés.

La construcción más destacada es la que le da nombre, pues el Ayuntamiento es una auténtica pasada. El edificio actual data de 1780 y es el tercero de su clase en la misma ubicación. Tiene un reloj con 34 campanas que suena todos los días a las 9, a las 12, a las 15, a las 18 y a las 21.

En el propio Ayuntamiento está la Oficina de Turismo. No son los más amables del universo, pero os darán diferentes mapas y folletos con los que preparar la visita a Tartu.

Por último, os recomendamos ir caminando por la plaza en dirección al río, ya que allí os esperan interesantes edificios de diferentes épocas.

Río Emajogi

De hecho, si bajáis hasta el final llegaréis hasta el Río Emajogi, que muestra en las inmediaciones del casco urbano de Tortu su mejor cara. Es uno de los escasos ríos navegables de Estonia.

Esculturas

De vuelta a la Plaza del Ayuntamiento, allí encontraréis la Escultura de los Estudiantes Besándose (Kissing Students), uno de los grandes símbolos de la ciudad. Cada 30 de abril, a las 17:30, se decora la cabeza de la chica con una guirnalda de colores para que pase esa noche con ella.

Esta escultura, elaborada por M. Karmin y T. Trummal, pone en valor el hecho de que una quinta parte de la población de Tartu son estudiantes, por lo que es el caldo de cultivo perfecto para que surja el amor.

Sin embargo, no es la única escultura interesante de la ciudad. Tartu es un destino vibrante a nivel cultural, por lo que podréis encontrar todo tipo de obras de arte al aire libre. Por ejemplo, no deberíais perderos un banquito en el que están representador Óscar Wilde y Eduard Vildesu conversando.

Calle Ruutli

Perpendicular a la Plaza del Ayuntamiento, lo siguiente que hicimos fue recorrer la Calle Rüütli. Es la típica calle comercial europea monísima, llena de tiendas preciosas y de restaurantes que parecen animados a cualquier hora del día. Quizá no sea muy grande, pero recorrerla nos parece una actividad obligada si se está en Tartu.

Iglesia de San Juan

Además, si avanzáis por ella llegaréis hasta la Iglesia de San Juan. Está considerado uno de los templos de ladrillo más importantes de la Europa medieval. Pese a haber sido muy dañada durante la II Guerra Mundial, todavía conserva tramos del siglo XIV.

Genialist’s Club

Estando en una ciudad universitaria no podíamos dejar de visitar algún local alternativo, y el elegido fue el Genialist’s Club. Se trata de un establecimiento a medio camino entre una cafetería, un restaurante, una discoteca y una sala de exposiciones. La decoración es una pasada, puesto que utiliza fundamentalmente objetos reciclados. También son muy receptivos a que la gente ponga allí pegatinas o pinte las paredes, así que dejamos una de Llegar sin Avisar en una de las puertas.

Universidad de Tartu

Siendo un destino Erasmus tampoco podíamos perdernos el edificio principal de la Universidad de Tartu. Es una construcción imponente, cuya fachada principal de estilo neoclásico es uno de los grandes símbolos de la ciudad.

Toomemägi

Hablando de símbolos, el casco histórico de Tartu limita al oeste con Toomemägi, donde estaba su origen. Es una bonita colina que, además, resulta ser el parque más bonito de la ciudad. Visita obligada especialmente en verano, cuando las sombras de sus altos árboles sirven para resguardarse del calor.

En la colina encontraréis las ruinas de la Catedral de Tartu, un templo gótico que fue abandonado y posteriormente reconstruido en el siglo XIX. Eso sí, no recuperó el culto, pues en la actualidad es la Biblioteca de la Universidad y también el Museo de Historia Universitaria.

Museos

Precisamente, ya que hablamos de museos hay que decir que Tartu es una maravilla en ese sentido. En la ciudad podéis encontrar opciones para todos los gustos: desde el popular Museo del Juguete hasta el Museo Nacional de Estonia, pasando por el mayor observatorio astronómico del país, un jardín botánico o incluso un museo que repasa el papel de los deportistas estonios en los juegos olímpicos. Todos ellos son planes perfectos si os pilla un día de lluvia en Tartu.

Supilinn

Por último, al norte de la ciudad se encuentra Supilinn, el barrio más pintoresco de Tartu. Significa literalmente «Ciudad de la Sopa», ya que sus calles tienen por nombre diferentes ingredientes, como el guisante o la patata.

El elemento más representativo del barrio es una innumerable sucesión de casitas de colores, en las que el principal material utilizado para su construcción es la madera. Si queréis saber más sobre este peculiar enclave, os dejamos un post con todo lo que ver en Supilinn.

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