En la zona norte del Parque Nacional de Cabañeros os espera la Ruta del Boquerón del Estena, un recorrido lineal que os permitirá caminar sobre lo que un día fue el fondo del mar. Seguid leyendo y descubriréis una ruta increíble, en la que se pueden ver toda clase de fósiles marinos y a la vez disfrutar de todo el encanto de los bosques mediterráneos. Todo ello en algo menos de 7 kilómetros que se recorren en apenas dos horas y media.
Viajar más de 400 millones de años atrás gracias a esta senda por Cabañeros
La senda que os estamos enseñando es un auténtico viaje al pasado. En concreto, hasta la era paleozoica, cuando hace 470 millones de años la Península Ibérica era la orillita del enorme Mar de Tetis. En este lecho marino se podían encontrar pequeños trilobites, pero también enormes gusanos gigantes.
Eso sí, no penséis que es una ruta que se centra únicamente en fósiles y restos marinos. Más bien todo lo contrario, porque es un itinerario súper diverso y en el que os encontraréis prácticamente de todo: desde una ermita perdida en las montañas hasta formaciones geológicas inverosímiles, pasando por puentes y bonitos saltos de agua.
El punto de partida es el parking que hay a las afueras de Navas de Estena, uno de los muchos pueblos limítrofes con el Parque Nacional de Cabañeros. De hecho, en su término municipal tenéis una enorme oficina de turismo en la que podéis nutriros de información para visitar el espacio protegido.
Una vez dejéis el coche, la primera parte del camino es una ancha pista que desciente hasta el arroyo del Chorrillo, donde realmente empieza la ruta. De hecho, allí mismo tenéis un panel informativo con el recorrido y todo lo que ver en él.
Básicamente hay que ir caminando en paralelo al agua, ya que lo que se visita es el cañón que han excavado ese arroyo y el río Estena. Por tanto, es un camino con muy poquito desnivel.
Eso sí, en lo alto de la montaña está la Ermita de Nuestra Señora de la Antigua, a donde podéis subir si os veis fuertes. Es un ramal al margen de la ruta principal solo apto para valientes, pero a cambio de ir hasta ella disfrutaréis de una buena panorámica del cañón.
Uno de los grandes hitos del camino es el conjunto conocido como Torres de Estena, una sucesión de tres pequeñas paredes verticales alineadas según una falla geológica. Es uno de los elementos más representativos de esta zona de Cabañeros.
No hay que perder de vista el río en ningún momento, ya que hay zonas que son realmente bonitas. En concreto, guiaos por vuestro oído, ya que en algunos tramos hay saltos de agua y merece la pena que os asoméis.
Si seguís caminando llegaréis a un bonito puente, el cual os permitirá cruzar a la otra orilla. Quizá sea la zona más complicada de la ruta, ya que hay que caminar sobre unas piedras que no son las más estables del mundo. Aun así, cero problema si vais con el calzado adecuado y un buen palo de andar.
Aunque todo el camino está lleno de fósiles que evidencian que el Boquerón del Estena estaba sumergido, lo cierto es que al final es donde están las partes más emblemáticas. Por un lado, hay una zona en la que han quedado reflejadas las huellas de las olas, son ondulaciones inverosímiles en las rocas.
Por otro lado, casi al final están las huellas que un gusano gigante dejó en la roca. Fueron descubiertas en el año 2009 por investigadores del CSIC y desde entonces científicos de todo el mundo se han acercado hasta Navas de Estena para visitarlas.
La ruta acaba en una verja, la cual impide el paso. Por tanto, tendréis que volver sobre vuestros pasos.
Eso sí, no os vayáis del tramo final sin explorarlo un poquito, ya que es una de las zonas más bonitas de toda la ruta.
Con dos horas y media es más que suficiente para explorar toda la ruta. Eso incluiría leerse todos los paneles informativos, hacer un montón de fotos y una pausita para picotear algo a mitad de la misma.
Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos
📍 Punto de inicio: la ruta empieza en una explanada ubicada a las afuera de la localidad de Navas de Estena. Conviene ir tempranito o de lo contrario os encontraréis el aparcamiento abarrotado de coches.
📏 Distancia / desnivel: entre ir y volver son casi 7 kilómetros con un desnivel total de apenas 20 metros. Recordemos que es una ruta lineal (se va y se vuelve por el mismo camino).
💪 Dificultad: aunque es una ruta facilísima, hay un par de puntos un pelín más complicados. En ellos hay que caminar sobre rocas y buscar un camino que no está del todo claro. Sin embargo, es apta para casi todos los públicos.
⏲️ Duración: nosotros tardamos dos horas y media en hacer la ruta, incluyendo una parada para picar algo justo a la mitad.