Qué ver en Riga: ruta de un día por la capital de Letonia

No hay viaje por el Báltico que esté completo sin una buena parada en Riga, la trepidante capital de Letonia. Una ciudad única y llena de magnetismo, con mucho que ofrecer al viajero y que a la vez tiene cosas más propias de un pueblecito de cuento que de una gran urbe europea. En este artículo os contamos qué ver y hacer en Riga en un día, en una ruta muy completa y perfecta para enamorarse por completo de esta joya del norte de Europa.

La mejor representante de los nuevos tiempos en Letonia

Riga es la capital de Letonia. Su ubicación estratégica (céntrica a la par que cercana al Mar Báltico) es una de las grandes responsables de que allí viva más de un tercio de los habitantes del país, que acuden allí por su estilo de vida y por sus infinitas oportunidades.

La ciudad tiene muchas cosas que hicieron que nos enamorásemos rápidamente de ella. Nos gustan las capitales europeas, no lo vamos a negar a estas alturas, pero es cierto que son destinos trilladísimos. Sin embargo, Letonia está algo alejada del circuito turístico habitual, por lo que aquí encontramos un destino fresco y que nos sorprendió a cada paso.

Fundada en el año 1201, Riga tiene el equilibrio perfecto entre edificios singulares, un ambiente vibrante pero que a la vez no agobia y zonas verdes en las que despejarse en medio del caos propio de una gran ciudad. Además, muchas de sus calles se han mantenido prácticamente intactas durante muchos siglos, por lo que también es posible pasear por rincones más propios de un cuento de hadas que de una capital de Europa.

Todo lo anterior explica que Riga sea Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Eso sí, la ciudad tiene un palmarés propio de un equipo campeón: también ha sido Capital Europea de la Cultura o es miembro de asociaciones como Eurocities, por poner un ejemplo. De hecho, si nos queremos ir atrás en el tiempo, también fue un destacado miembro de la Liga Hanseática.

Por ponerle un pero, aparcar en Riga no es fácil ni barato. Sin embargo, será el único inconveniente que encontréis, ya que por lo demás la visita a la ciudad es súper sencilla, con distancias que se recorren fácilmente a pie y con una animada vida cultural que hace que se puedan encontrar sorpresas los 365 días del año.

A partir de aquí, os mostramos el recorrido que hicimos en Riga. Es una ruta de una jornada completa, en la que intentamos visitar sus principales puntos de interés y disfrutar de su excelente ambiente.

Turismo en Riga

Plaza del Ayuntamiento (Ratslaukums)

Como no podía ser de otro modo en Riga, el punto de partida fue la Plaza del Ayuntamiento. Ubicada junto al enorme puente de piedra que da acceso al casco histórico de la ciudad, se trata de un espacio abierto enorme y en el que hay gente en cualquier momento del día y de la noche.

El lugar, en el cual estaba el principal mercado de la urbe durante la Edad Media, fue destruido por completo durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, si algo tienen los letones es resiliencia, así que hoy en día todo está perfectamente restaurado.

En la plaza se pueden encontrar diferentes edificios de interés, como la Casa de los Cabezas Negras (de la que hablaremos en el siguiente punto). También podéis encontrar el propio Ayuntamiento, así como una de la Oficina de Turismo, una de las que mejor atención nos dio en todo el viaje por el Báltico.

No os podéis perder la Estatua de Roldán ni el edificio soviético, siendo este último uno de los numerosos ejemplos de la época comunista del país.

Casa de los Cabezas Negras

Ubicada también en la Plaza del Ayuntamiento, la Casa de los Cabezas Negras merece un comentario aparte. Es posiblemente el edificio más bonito de Riga, gracias a su colorida y peculiar fachada. Pese a haber sido el principal punto de destrucción durante los combates de la II Guerra Mundial, llegando a haber sido saqueado y desmantelado prácticamente por completo, en 1999 se reconstruyó a partir de una réplica de la original.

El edificio original databa del siglo XIV y fue la sede del Gremio de Comerciantes Solteros, una de las instituciones más poderosas de la Edad Media. Por el contrario, el edificio actual está abierto al público, deseando sorprender al viajero con sus impresionantes pinturas del interior.

Una vez exploramos bien la Plaza del Ayuntamiento, nos metimos de lleno en el casco histórico de Riga. Aunque es una ciudad llena de edificios interesantes, no lo imaginéis como un cúmulo de individualidades sino como un estupendo conjunto. De hecho, como decíamos al principio, Riga tiene el equilibrio perfecto y uno de los mayores placeres que se pueden experimentar allí es pasear por sus calles con más de ocho siglos de antigüedad.

Que haya mantenido la esencia medieval no significa que no haya sabido evolucionar, pues en Riga también tenéis excelentísimos ejemplos de edificios art nouveau. Construidos a comienzos del siglo XX, podréis visitar la mayoría de ellos en Alberta Iela, Elizabetes Iela y alrededores.

Iglesia de San Pedro

Paseéis sin rumbo o a tiro hecho, es imposible que en algún momento no os crucéis con la Iglesia de San Pedro. Este enorme templo luterano de llamativo ladrillo rojo fue previamente construido en piedra, y antes que eso en madera.

En unos de los laterales del templo encontraréis una bonita escultura de los Músicos de Bremen, la cual fue regalada por la ciudad de Bremen a Riga. Suponemos que a nadie le sorprenderá decir que ambas urbes están hermanadas. Cerca del monumento también tenéis unos pocos puestecitos en los que venden souvenirs.

Catedral de Riga

No obstante, el principal edificio religioso de la ciudad es la Catedral de Riga. Se empezó a construir en el siglo XIII, aunque su aspecto actual se debe fundamentalmente a una reforma ocurrida siete centurias más tarde. Su interior no es tan magnífico como el exterior, aunque tiene un órgano impresionante con el cual se dan conciertos durante todo el año.

Casi igual de importante que el edificio es la propia Plaza de la Catedral. Aunque su origen supuso la desaparición de un buen puñado de edificios de época medieval, hoy en día es uno de los grandes puntos de reunión del casco histórico. De ella parten siete de las principales calles de esta zona de la ciudad.

Museos

Riga es una auténtica potencia mundial en lo que a museos se refiere. Y ojo, que no solo en cuanto a las instituciones en sí mismas. Aunque no os apetezca pasaros un par de horas metidos en un sitio, lo cierto es que los edificios de algunos de los museos de la ciudad son de lo mejorcito de la misma.

Os ponemos tres ejemplos. En primer lugar, el Museo de Arte Riga Bourse, construido en el siglo XIX a imagen y semejanza de los grandes palacios venecianos.

Imposible no hablar también del Museo de Historia de Riga y de la Navegación. Lleva abierto desde el año 1773, lo que le convierte en uno de los museos públicos más antiguos de Europa.

Por último, también merece la pena mencionar al Museo Nacional de Arte de Letonia. En el interior de este monumental edificio se exponen algunas de las obras de arte más importantes del país.

Plaza Livu y alrededores

Pese a que el casco histórico de Riga es relativamente grande, no se hace monótono en absoluto. De hecho, nos gustó mucho que hay pequeñas zonas con unas características muy concretas, como si hubiese mini-ciudades dentro de la propia urbe. Es el caso de la Plaza Livu, que además es ejemplo de lo bien que se recuperó Riga tras la II Guerra Mundial. De hecho, la plaza es de mediados del siglo XX, aunque en sus alrededores se pueden ver edificios de todas las épocas.

Por poner algunos ejemplos ubicados en la Plaza Livu y alrededores, no os podéis perder la Small Guild Hall (que era la sede de la antigua asociación de artesanos) ni la Great Guild Hall (en ese caso, sede de la asociación de comerciantes).

Tampoco podéis dejar de echarle un ojo al Teatro Ruso Mikhail Chekhov, que tiene el honor de ser el teatro ruso más antiguo ubicado fuera de Rusia. Fue inaugurado en 1883 y desde entonces ha albergado a cientos de producciones.

Por último, no os vayáis de esa zona de la ciudad sin ver la Casa del Gato, un sorprendente edificio del siglo XIX que combina elementos medievales y de art nouveau. Como no podía ser de otro modo, está rematado por una escultura de un gato. ¿Lo encontraréis?

Tres Hermanos

A tiro de piedra de la Plaza Livu están los Tres Hermanos, una sucesión de tres edificios construidos entre finales del siglo XV y finales del siglo XVII. Están en el 17, 19 y 21 de la Maza Pils. Más allá de sus sorprendentes fachadas, os resultará interesante saber que las tres casas están unidas en su interior.

Catedral de Santiago de Riga

Antes os hemos hablado de la catedral luterana de Riga, pero no es la única de la ciudad. Es más, no os podéis ir de allí sin visitar las otras dos. Si seguís con la ruta que os estamos proponiendo, deberíais estar cerca de la Catedral de Santigo de Riga, el principal templo católico de Letonia. Es menos turística, pero igualmente merece la pena.

Castillo y alrededores

También merece la pena echarle un ratito a la zona del Castillo de Riga, construido por la Orden de Livonia en el siglo XIV. Tras infinitas vicisitudes, en la actualidad es la residencia oficial del Presidente de Letonia, alberga varios museos y es el lugar en el que se reciben a los invitados de otros países.

Muy cerquita tenéis la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, un templo que no suele estar referenciado en las guías sobre la ciudad pero que es realmente increíble.

Recinto amurallado

La privilegiada ubicación de Riga ha hecho que desde antiguo su defensa sea una prioridad. Por eso, por todas partes veréis en la ciudad edificios militares, que junto al castillo se encargaban de defender la plaza.

Por poner algunos ejemplos, no os podéis perder la Torre de la Pólvora, construida en el siglo XIV y utilizada tiempo después para almacenar pólvora (de ahí su nombre). En la actualidad es la sede del Museo de Guerra de Polonia.

Más allá de la torre, no os podéis perder la Puerta Sueca ni la cercana Troksnu Iela, una de las calles más bonitas de la ciudad. Misma cosa se podría decir de los Jacob’s Barracks: imperdibles.

Por último, cerca de esta zona está el Parque Bastejkalns, en el cual se pueden contemplar restos de una antigua fortaleza.

Opera Nacional de Letonia

Cambiando totalmente de tercio, en Riga también encontraréis la Ópera Nacional de Letonia, junto al canal que atraviesa la ciudad. Fue construida a mediados del siglo XIX como Teatro Alemán, aunque hoy en día es el orgullo de la vida cultural letona. Su acústica es famosa a nivel mundial por sus excelentes propiedades, haciendo que acoja conciertos y recitales de todos los estilos que podáis imaginar.

Monumento a la Libertad

Cerca de la Ópera, separado por un bonito parque en paralelo al canal, está el Monumento a la Libertad, uno de los grandes símbolos de la independencia de Letonia. Sus tres estrellas son uno de los puntos más altos del centro de la ciudad.

Catedral de la Natividad de Cristo

Aprovechad que estáis por allí, cruzad el puente y caminad hasta la Catedral de la Natividad de Cristo, la tercera catedral de la ciudad. En este caso, es el principal templo ortodoxo. En época soviética fue utilizada como planetario e incluso como restaurante, pero en la actualidad ha recuperado el culto. No son especialmente amables (de hecho, el personal que trabaja aquí es idiota y nos trató fatal), pero el interior del edificio es una maravilla.

Bazar Bergs

También al otro lado del río está el Bazar Bergs, un histórico barrio construido por la familia Bergs a finales del siglo XIX con la intención de que se convirtiese en la nueva zona guapa de la ciudad. Viene en todas las guías de viajes como un lugar imprescindible, al cual hay que acudir en busca de restaurantes monos y tiendas de diseño. Sin embargo, después de recorrerlo de cabo a rabo, la verdad es que no lo recomendaríamos. Está lejos y tampoco aportó demasiado a nuestra visita a la ciudad.

Biblioteca Nacional

Ya estamos terminando, pero no queremos hacerlo sin dos recomendaciones de última hora. ¿Recordáis que hemos empezado esta ruta en la Plaza del Ayuntamiento? Pues bien, volvamos a ella. Eso sí, en este caso no vayamos de nuevo hacia el casco histórico, sino que centrémonos en el otro lado de la plaza.

En primer plano tendréis el impresionante Puente de Piedra (Akmens Tilts). Es uno de los principales puentes del país, con una longitud de más de medio kilómetro.

En la otra orilla os espera la Biblioteca Nacional de Letonia, cuya silueta es uno de los emblemas de la modernidad de Riga. Conocida como Castillo de la Luz, es uno de los grandes focos culturales de la ciudad.

Parque de la Victoria

Sería una pena que fueseis hasta allí y no os dejaseis caer por el Parque de la Victoria. De hecho, podría ser un excelente colofón a la visita a Riga, ya que es una zona verde preciosa y llena de monumentos interesantes.

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