Qué ver en Bath, el balneario romano de Inglaterra

La elegancia y el turismo de wellness tiene nombre y apellidos en el suroeste de Inglaterra. Pocos sitios encontraréis más duchos en ambas materias como Bath, una ciudad fundada por los romanos en época romana y que poco a poco se fue convirtiendo en el lugar de vacaciones de las familias adineradas de todo el Reino Unido. En este artículo os mostramos qué ver y qué hacer en una urbe que lo tiene todo para enamorar al viajero.

De complejo termal a ciudad elegante

Aquae Sulis. Ese era el nombre del complejo termal que crearon los romanos en el año 43, el cual fue el punto de partida de la ciudad de Bath. Conscientes de las propiedades curativas de las fuentes termales que brotaban en la zona, rápidamente se convirtió en un lugar muy destacado en esta zona de Gran Bretaña.

Bath ha tenido desde sus orígenes un lugar destacado en la mayor parte de los episodios históricos del país. Se dice que la legendaria Batalla del Monte Badon (en la que el Rey Arturo derrotó a los sajones) se produjo allí, que fue descrita por el poema anglosajón The Ruin o que el rey Edgar el Pacífico fue coronado en la abadía de la ciudad a finales del siglo X.

Si bien durante la Edad Media hubo un poco de bajón, los siglos siguientes fueron súper dinámicos. La reina Isabel I le otorgó el título de ciudad en 1590, en buena medida debido a que es el único lugar de Reino Unido con aguas termales naturales. Poco a poco se fue posicionando como un destino de bienestar para los más pudientes del país, que a su vez fueron construyendo casas y palacios.

Así es como llegamos a la Bath actual. La declaración de Patrimonio de la Humanidad en 1987 no hizo sino dejar constancia de una realidad fascinante. A un patrimonio envidiable se le une una vida cultural de lo más intensa, pues en la ciudad hay museos y teatros para parar un tren. No os podéis perder The Bath Festival si vais en mayo, cuando la música clásica y los libros toman sus calles.

Tampoco os podéis perder su delicioso fudge, un dulce de azúcar inventado en Estados Unidos que se ha hecho súper popular en Bath. Encontraréis muchas tiendas en las que probar esta maravilla, aunque nosotros claramente os recomendamos Fudge Kitchen (en el número 10 de Abbey Churchyard). Están tan seguros de su producto que os dejarán probarlo con antelación, pero desde ya os decimos que no podréis iros de allí sin comprar un poco para después.

Cómo llegar a Bath

Existen dos lugares típicos desde los que ir a Bath:

  • Desde Bristol: más fácil imposible. Salen trenes todo el tiempo, que tienen un coste aproximado de 9 libras por persona (ida y vuelta). En poco más de diez minutos llegaréis hasta la estación de Bath Spa, que os dejará literalmente en el centro de la ciudad.
  • Desde Londres: es una excursión clásica desde la capital del Reino Unido. Podéis ir en autobús (tres horitas) o en tren (la mitad de tiempo). Suele combinarse con Salisbury, para así poder ir también a Stonehenge.

Turismo en Bath

Centro histórico, centro moderno

Empecemos por una visión general. Recorrer el centro histórico de Bath lleva, como mínimo, media jornada. Es habitual pasar la mañana entera allí y por la tarde ver algo de los alrededores. Nosotros, por ejemplo, nos fuimos a ver Clifton Village, el barrio pijo-bohemio de Bristol.

El centro de Bath es moderno, cuenta con avenidas anchas y está repleto de establecimientos súper interesantes. Hablamos de restaurantes con una excelente relación calidad-precio, de tiendas auténticas y de un montón de monumentos guays para visitar.

Si bien es cierto que no es un lugar que se preste tanto al callejeo sin rumbo (ya os decimos que son amplias avenidas), lo cierto es que pasear por Bath es una maravilla.

Con el mapa que está abajo de este artículo debería ser suficiente para que descubráis los rincones con más encanto. Simplemente id de un sitio a otro y la ciudad irá mostrando su mejor versión de manera natural. Sin embargo, si queréis algunas referencias, os podemos dar un par.

La zona más cercana a la estación de tren es la más moderna, pero aun así tiene mucho encanto. Ahí no deberíais perderos St Lawrence Street.

Por otro lado, en la zona más allá de las termas, sin lugar a dudas la conjunción entre Union Street y Union Passage es nuestra favorita. Posiblemente el punto más animado de Bath.

En cualquier caso, seguid leyendo y os enseñaremos todo aquello que no deberíais perderos.

Abbey Green

Quizá la plaza más interesante de Bath es Abbey Green. En ella encontraréis un edificio histórico con el mismo nombre (hoy convertido en hotel high class), un árbol enorme y un par de salones de té en los que merendar.

Sally Lunn’s Historic Eating House & Museum

Hablando de salones de té, en Bath hay uno que destaca por encima del resto. Nos referimos a Sally Lunn’s, una mezcla entre cafetería, restaurante, tienda, museo… y salón de té, claro. Se dice que es la casa más antigua de la ciudad (data de 1482) y que lleva dedicándose a la hostelería desde hace más de tres siglos.

Por si eso fuera poco, aquí es donde se creó el Bath Bun, un panecillo que es auténtica religión en Bath. Aunque sus orígenes son disputados por otros establecimientos de la ciudad, todo parece indicar que Sally Lunn (una refugiada hugonote) inventó la receta en 1680.

Podéis comer allí, aunque también bajar directamente al sótano. Allí os espera un pequeño museo en el que se puede ver cómo era el horno de Sally Lunn, además de poder comprar un Bath Bun en una caja de cartón preciosa. La unidad sale a 3,2 libras.

Termas romanas

Yendo ya a lo gordo, el punto de interés más visitado de la ciudad no podía ser otro que las Termas Romanas de Bath. Recordad su importancia (la urbe creció a partir de este «balneario» romano) a nivel local, pero también tened presente que se trata del ejemplo más destacado de este tipo de construcciones de todo Reino Unido.

La entrada es tirando a cara (26 libras por person), pero resulta imprescindible si se está en Bath. Con vuestro ticket tendréis derecho a utilizar su famosa audioguía, la cual ha recibido numerosos premios. También podréis visitar una exposición permanente súper interesante, excavaciones arqueológicas y, por supuesto, sus famosas piscinas.

Es cierto que en algunos momentos pasamos un poquito de agobio, ya que había mucha gente alrededor, pero insistimos en que no hay una visita a Bath que esté completa sin recorrer de punta a punta sus termas romanas.

Abadía de Bath

No solo de termas romanas vive la ciudad. De hecho, hay otro edificio cuya visita es absolutamente imprescindible: la Abadía de Bath. Así es como se conoce popularmente a la Abadía de San Pedro y San Pablo, un templo fundado en el siglo VII, reconstruido durante la Edad Media y reformado de manera muy ambiciosa en la segunda mitad del siglo XIX. Eso explica su mezcla de estilos, ya que tan pronto reconoceréis elementos góticos como victorianos.

Más allá de ser preciosa por fuera, por dentro es espectacular. Haced lo posible por entrar a verla (ojito en domingo, que el horario es muy reducido), ya que realmente merece la pena. Si queréis conocer más sobre ella, os hemos preparado un post en el que hablamos largo y tendido sobre esta alucinante construcción.

Parade Gardens

El centro de Bath no tiene demasiadas zonas verdes, pero las que tiene son espectaculares. Por ejemplo, no muy lejos de la abadía, en dirección al río Avon, están los Parade Gardens. Es un parquecito precioso, perfecto para pasear, tumbarse en sus hamacas y disfrutar de un momento de relax. El único problema que tienen es que son de pago: 2 libras por persona, ni más ni menos.

Pulteney Bridge

Si desde los Parade Gardens seguís caminando río arriba, llegaréis hasta la zona de Pulteney Bridge. Es el puente más bonito de la ciudad de Bath, así como uno de los más pintorescos de esta zona de Gran Bretaña.

El puente tenéis que contemplarlo desde tres puntos de vista. En primer lugar, desde la zona del propio centro histórico. Así podréis ver el pequeño y adorable salto de agua que se forma, con el puente en primer plano.

Por supuesto, también tenéis que atravesarlo. Nos recordó (salvando las distancias) al Ponte Vecchio de Florencia, ya que el Pulteney Bridge tiene mucha vida en su interior. En él encontraréis tiendas de artesanía y unos cuantos sitios para merendar súper interesantes.

Para terminar, tenéis que ir hacia la otra orilla. Ojo, que el acceso tiene un poquito de truco, ya que hay que bajar por unas estrechas escaleras nada más cruzar el puente. Buscad la señalización de Riverside Walk y llegaréis a una de nuestras zonas favoritas de Bath.

Victoria Art Gallery

Una vez le hayáis sacado todo el jugo al Pulteney Bridge, seguid explorando el centro de Bath. Lo siguiente sería ir a la Victoria Art Gallery, el museo de pintura de la ciudad. Está en un edificio estupendo de finales del siglo XIX, su colección es interesantísima y el acceso es gratuito, por lo que siempre es una parada a considerar.

Bath Guildhall Market

Misma cosa se podría decir del Bath Guildhall Market, el mercado más antiguo de la ciudad. No es que sea especialmente grande, pero en sus más o menos 25 puestos se puede encontrar de todo: gastronomía, libros, ropas… El mercado lleva en el mismo edificio más de ocho siglos, así que haced lo posible por visitarlo. Eso sí, tened en cuenta que los domingos es su día de descanso.

Ayuntamiento

El mercado comparte edificio con el Ayuntamiento de Bath (Guildhall Bath). Aunque la institución (al igual que el market) lleva allí unos ochocientos años, la construcción actual data del siglo XVIII. De hecho, es uno de los edificios más monumentales de Bath.

The Corridor

Cuando se cierra una puerta, siempre se abre una ventana. Y en el caso de Bath, si os encontraseis cerrado su mercado, siempre podréis ir a The Corridor una galería comercial cubierta que está justo enfrente. Tiene un montón de tiendas y cafeterías, por lo que puede ser también un buen plan en caso de que os pille un día de lluvia.

The Circus (y museos cercanos)

Cambiando radicalmente de tercio, en el norte del casco histórico de Bath os espera The Circus. Se trata de una emblemática plaza circular, que tiene una zona verde en el centro con unos árboles enormes. Fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII, en un proceso de construcción que primero fue liderado por John Wood padre y luego por su hijo.

The Circus está formado por tres grupos curvos de casas adosadas, todas de muy alta factura. Son un ejemplo excelente de arquitectura victoriana, que a su vez refleja la llegada de las clases pudientes británicas a Bath en busca de sus aguas termales.

Por cierto, tanto en la plaza como en los alrededores os esperan un buen puñado de museos. Nos referimos a los Bath Assembly Rooms, al Fashion Museum Bath o al East Asian Museum.

The Royal Crescent

Y si os ha gustado The Circus, no os podéis perder The Royal Crescent. Es un conjunto de treinta casas de estilo georgiano, también obra de los John Wood (en este caso, solo el hijo firmó los trabajos). También es un segmento de viviendas curvo, pero en este caso no se cierra y simplemente es un semicírculo abierto hacia un parque.

Decimos «simplemente» por ser modestos, ya que hablamos de un grupo de viviendas lujoso a más no poder. De hecho, en su fachada hay más de 100 enormes columnas, las cuales son la gran seña de identidad de este conjunto.

Royal Victoria Park

El parque que hay justo enfrente de The Royal Crescent es el Royal Victoria Park. Es el típico parque británico, perfecto para tomarle el pulso a la época del año en la que estéis haciendo vuestra visita a Bath: de tonos dorados en otoño, con nieve en invierno, en su máximo esplendor en primavera y lleno de familias haciendo picnics en verano.

The Jane Austen Centre y The Regency Tea Room

Bath es una ciudad muy asociada a la figura de Jane Austen, ya que la escritora vivió cinco años en la ciudad. Fue una época muy inspiradora para ella, ya que en ese lustro firmó algunas de sus obras más destacadas. Precisamente por eso, no os podéis ir de allí sin visitar el The Jane Austen Centre, un museo de época en el que se pone en valor su figura.

Si no os apetece ir de museos, también os recomendamos visitar su interior. Y es que allí podéis encontrar The Recency Tea Room, un salón de té inspirado en las obras de Austen.

Queen Square

Para terminar la visita a Bath, os recomendamos pasaros por la Queen Square. También es una plaza formada por edificios georgianos, con un espacio verde en su interior. Será una excelente manera de despediros de esta icónica ciudad del suroeste de Inglaterra.

Mapa turístico de Bath

Por último, a continuación tenéis un mapa turístico de Bath. En él os hemos dejado marcados los puntos de interés de la ciudad.

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