Hoy os proponemos un paseo por Clifton Village, el barrio más especial de la ciudad de Bristol. En sus coloridas calles se respira ambiente bohemio, se puede disfrutar de una magnífica propuesta arquitectónica y no faltan los miradores hacia el impresionante desfiladero que ha excavado el río Avon con el paso de los siglos. Además, allí encontraréis restaurantes, cafeterías, heladerías, salones de té y todo tipo de tiendas, por lo que es el lugar perfecto para pasear sin rumbo y disfrutar de la cara más amable de la ciudad. Seguid leyendo y os enseñaremos todo lo que ver y que hacer en Clifton Village, uno de los barrios más vibrantes del suroeste de Inglaterra.
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Arquitectura georgiana y ambiente inspirador
Clifton Village se encuentra en el extremo oeste del casco histórico bristolense. Se puede llegar a pie, ya que está a unos 20 minutos de la Cabot Tower, pero id preparados para subir un buen puñado de empinadas cuestas. Es la zona alta de la ciudad, así que quizá os compense tomar un Uber: llegaréis allí en escasos minutos y no acabaréis extenuados.
Una vez allí, os esperan unas cuantas calles vibrantes y llenas de posibilidades. La arquitectura de estilo georgiano es el denominador común, bajo el cual encontraréis toda suerte de establecimientos independientes. En Clifton Village se puede comer, beber y comprar prácticamente de todo, siempre teniendo la autenticidad como nexo de unión.
Recorrer Clifton Village no debería llevaros más de media mañana o media tarde. Os recomendamos lo segundo, ya que es un sitio especialmente bonito al atardecer. Es frecuente ver globos aerostáticos sobre el puente colgante, así que es posible que volváis a casa con fotos absolutamente fuera de lo común.
Qué ver en Clifton Village
El barrio bohemio y más colorido de Bristol
A modo de referencia, Clifton Village sería todo lo que está entre Regent Street (al este) y el Clifton Suspension Bridge (al oeste). Orientarse es muy fácil, ya que son apenas cinco o seis calles. Abrid Google Maps y moveos por las que son de color amarillito: Portland Street, Princess Victoria Street, las adyacentes Waterloo Street y The Mall… ¡No tiene pérdida!
Pasead con la mirada curiosa, buscando ese tipo de rincones con encanto que solo los barrios bohemios de las ciudades europeas son capaces de ofrecer. Tan pronto os toparéis con una frutería ecológica como con una pequeña tienda de antigüedades, así como con coloridas cafeterías en las que refugiarse de la lluvia o simplemente hacer un alto en el camino.
¿Qué más podemos decir? Clifton Village realmente nos llegó al corazón, es un sitio que no esperábamos en una ciudad como Bristol y que nos dio muy buenos momentos.
The Clifton Arcade
Aunque lo interesante es pasear de un lado para otro, también os podemos dar localizaciones concretas que no deberíais perderos en el barrio. La primera es The Clifton Arcade, una galería cubierta de estilo victoriano que no falta en ninguna guía de viaje. Nos llamó la atención ver unas cuantas joyerías allí dentro, debe ser que además de barrio bohemio es barrio con pasta.
Puente Colgante de Clifton
La imagen más característica de esta zona de Bristol es el Puente Colgante de Clifton (Clifton Suspension Bridge). Se trata de una obra de ingeniería de primer nivel, sobre todo teniendo en cuenta que se inauguró a mediados del siglo XIX. Mide más de 200 metros de altura, sirve para salvar los 75 metros de profundidad del cañón del río Avon y sus largas cadenas de hierro forjado están unidas a dos torres de más de 25 metros de alto.
Tardaron más de tres décadas en construirlo, ya que el terreno no lo ponía nada fácil. En cualquier caso, consiguieron crear un puente que cumplía con el objetivo de unir ambos lados de la ciudad y que además quedó realmente bonito.
Hay infinitas historias curiosas asociadas a este puente: desde que aquí se realizó el primer salto de puenting del mundo hasta que los coches pagan un peaje de una libra por cruzarlo, además de ser la principal localización del International Ballon Festival de Bristol.
Os recomendamos ir hasta el puente y cruzarlo, además de contemplarlo desde los miradores que podéis encontrar a ambos lados.
Observatorio de Clifton y Cueva del Gigante
Si queréis observar el Puente de Clifton desde el norte, lo mejor es que subáis hasta el Observatorio de Clifton. No os tomará más de diez minutos a pie desde la base del puente, un paseo que os pondrá frente a un edificio muy interesante. Es un edificio que ha tenido diferentes usos (desde molino hasta cámara oscura), y que hoy hace las veces de cafetería.
También os dará acceso a la Cueva del Gigante (Giant’s Cave), un mirador excavado en la roca y que fue inaugurado incluso antes de que se terminase el puente.
Sea como fuere, desde este lugar tendréis la mejor panorámica posible del puente. Más allá de ser un sitio muy recomendable (tiene una vibra parecida al Calton Hill de Edimburgo), lo cierto es que las fotos desde allí son inmejorables.
The Lookout Lectern y The White Lion
Por el contrario, desde el sur se puede observar el puente desde The Lookout Lectern, una plataforma de observación a 5 minutos del mismo. Ojito: los árboles han ido creciendo, así que la vista no es tan espectacular como cabría esperar. Sin embargo, hay un pub al lado (The White Lion) con una terraza muy bien posicionada, desde la cual tendréis buena panorámica. Si no os apetece subir hasta el observatorio, es buena opción.
Para llegar hasta allí pasaréis frente a la puerta del Old Clifton Rocks Railway, un antiguo funicular que dejó de utilizarse en 1934. Pese a ello, sigue siendo una estructura muy querida por los habitantes del barrio y de la cual todavía quedan algunos vestigios.