La red de atalayas árabes de la Sierra Norte de Madrid

Ir a la Sierra Norte de Madrid es sinónimo de disfrutar de la naturaleza, visitar pueblos con mucho encanto y comer en abundancia, pero también de muchas otras cosas: hacer deporte en sus embalses, contemplar sus potros de herrar, subir sus puertos de montaña… Hoy queremos hablar de uno de sus elementos más característicos, que no es otro que su increíble red de atalayas musulmanas. Se trata de un complejo sistema defensivo erigido entre los siglos VIII y XI, del cual han llegado hasta nuestros días un buen puñado de representantes.

En este artículo os vamos a contar cómo es este conjunto de estructuras defensivas, dónde se encuentran los ejemplos más destacados y, por supuesto, cómo visitarlos.

El control del Sistema Central en época musulmana

Durante buena parte de la Edad Media, las montañas del norte de Madrid fueron un lugar de todo menos tranquilo. Se trataba de una zona fronteriza en la que chocaban una y otra vez cristianos (asentados en el norte) y musulmanes (fuertes en el sur). Los enfrentamientos, los saqueos y las pequeñas incursiones estaban a la orden del día, algo que acabó teniendo reflejo en el territorio.

Los musulmanes sabían que el control de esa zona de la Marca Media (que así es como se conocía a una amplia demarcación territorial del centro peninsular) era fundamental para el control de Toledo, y que perderla pondría en riesgo incluso a Granada, hicieron todo lo posible por no retroceder ni un centímetro.

Fue así como surgió esta red de pequeños castillos, atalayas y fortalezas. Se trataba no tanto de proteger el territorio, que también, sino de obtener un control visual del mismo. La zona era amplísima y era literalmente imposible tener destacamentos por todas partes, por lo que se creó un sistema de puntos conectados entre sí.

¿Recordáis las Almenaras de Gondor en El Señor de los Anillos? Se trata de un sistema bastante parecido. Atalayas distribuidas estratégicamente en montañas y lugares de paso, entre las cuales había siempre contacto visual. Lo que pasaba en un punto se podía saber en muchos kilómetros a la redonda en cuestión de minutos.

Las atalayas en sí tienen una estructura similar. Suelen ser torreones de unos 10 o 15 metros, con un acceso a media altura (pensando en poder optimizar su defensa en caso de que fuese necesario) y con una buena perspectiva de todo lo que ocurre alrededor.

La red de vigilancia de la Sierra Norte

Si habéis ido de vez en cuando a la Sierra Norte, seguro que os habéis topado con alguna de estas torres. De hecho, no hace falta ni haberse movido por la comarca, pues muchas de ellas se ven a simple vista desde la propia A-1. Fijaos la próxima vez que vayáis por allí y seguro que podéis contemplar alguna.

Tenéis que pensar que la red se extendía por toda la zona, de norte a sur y de este a oeste. Así, podéis encontrar atalayas de época musulmana en El Vellón, en Venturada, En El Berrueco… Sin embargo, tenéis que tener en cuenta que este sistema defensivo era muy ambicioso, por lo que excede los límites de la Sierra Norte. La Atalaya de Torrelodones o la de Talamanca del Jarama, por poner dos ejemplos, dan cuenta de ello.

Algunos de los ejemplos más destacados son:

  • Atalaya de El Vellón: se llega tras caminar por el interesante paraje de Los Quebraones, y es una de las que presentan mejor estado. Eso si, tiene truqui: estaba prácticamente en los cimientos, pero en los años 90 del siglo XX fue restaurada.

  • Atalaya de Venturada: es la más fácil de visitar, pues hay un aparcamiento justo al lado. Para llegar a ella, simplemente tenéis que tomar el desvío hacia la urbanización Cotos de Monterrey y dejar el coche a la entrada. La atalaya está a dos minutos caminando.

  • Atalaya de Torrelaguna: data de mediados del siglo X y se la conoce como la Atalaya de Arrebatacapas.

  • Atalaya de El Berrueco: una de nuestras favoritas, por ser de las primeras que visitamos. Hay que caminar un ratito, pero las vistas son espectaculares. Además, podéis acceder a su interior gracias a una práctica escalerilla.

  • Atalaya de Torremocha del Jarama: parece ser de las más antiguas. La pena es que se encuentra en un terreno privado y solo podréis verla desde lejos.

Como curiosidad, existen también atalayas de época cristiana. Al fin y al cabo, les costó un huevo y parte del otro recuperar este territorio, por lo que su defensa era de importancia capital. Uno de esos ejemplos es la Torre de Mirabel, en Puentes Viejas.

¡Ah! Y tened en cuenta que los pueblos también servían para el control del territorio. Muchos de ellos, como Buitrago de Lozoya, surgieron en esta época.

¿Hacer una ruta o excursiones sueltas?

Existen varios recorridos por la Sierra Norte para visitar estas atalayas. Quizá el más famoso sea la Ruta por los Castillos, Fortalezas y Atalayas de la Comunidad de Madrid, una propuesta que ofrece tres itinerarios para dar caza a este tipo de construcciones militares de la Edad Media. Incluso hay folletos explicando cómo hacer la visita únicamente de las atalayas de la Sierra Norte.

Sin embargo, nosotros lo tenemos claro: es mucho mejor ir haciendo excursiones sueltas. En primer lugar, porque para muchas de estas atalayas hay que hacer una buena caminata, por lo que en un día (o incluso en un fin de semana) sería un palizón sin sentido.

En segundo lugar, porque nos encanta la Sierra Norte. Al fin y al cabo, ir a ver una atalaya puede ser la excusa perfecta para conocer el pueblo cercano, comer bien o simplemente respirar aire puro en el monte sobre el que se asienta.

Seguro que ya conocíais las atalayas de la Sierra Norte. Si era así, esperamos haberos refrescado las ganas de ir a visitarlas. Y si no habíais oído hablar de ellas, estamos seguros de que pronto os dejaréis caer por la zona.

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