Qué ver y hacer en los Valles Occidentales de Huesca: guía para visitar los valles de Hecho y Ansó

Tras una semana en el Pirineo aragonés, tenemos una idea más o menos clara de qué zonas recomendarle a cada persona. Y entre todas las posibilidades, hay una que siempre proponemos: la visita al Parque Natural de los Valles Occidentales. Esta zona, en el norte de la Jacetania, ofrece al viajero la versión más pura del Pirineo: valles en los que el silencio y la naturaleza son los protagonistas, pueblos que huelen a leña en la chimenea y a tradición, senderismo de alta montaña… En este artículo os enseñamos algunos de sus lugares más destacados y os damos las claves para pasar uno o varios días recorriendo la zona.

El lugar más auténtico de los Pirineos de Aragón

Limitando con Navarra al oeste y con Francia al norte, el Parque Natural de los Valles Occidentales es un espacio protegido de casi 30.000 hectáreas. No es casualidad que el Gobierno de Aragón crease este parque en 2006, ya que es un entorno privilegiado. En él se pueden encontrar enormes bosques de hayas, abetos, pinos y tejos, además de conservarse osos en libertad, así como algunas de las colonias de quebrantahuesos, milanos y aguiluchos más grandes de la Península Ibérica.

Se trata de un lugar remoto, en el que sus arraigadas tradiciones se han resistido imperturbables durante siglos. Sin embargo, a día de hoy es una zona a la que es bastante fácil acceder desde Jaca, ofreciendo al viajero la cara más auténtica y natural de los Pirineos aragoneses.

Con un par de días es suficiente para hacerse a la idea de todo lo que encontrar en los Valles de Hecho y Ansó, que son los más conocidos de los Valles Occidentales, aunque la zona da para mucho más si se quiere explorar en profundidad. Nosotros tuvimos tiempo para visitar tres pueblos y hacer una ruta de senderismo, siempre sin prisas y disfrutando como se merece de un lugar como este.

Pueblos imprescindibles

Hecho

Hecho u Echo (el debate sobre cómo escribir el nombre está lleno de matices) fue nuestra primera parada en los Valles Occidentales. Allí descubrimos su coqueta Iglesia de San Martín, su Ayuntamiento e hicimos una ruta viendo los mejores ejemplos de arquitectura popular de serranía que podáis imaginar. Con una o dos horas, yendo a un paso más que tranquilo, es tiempo suficiente para ver el pueblo.

Siresa

También fuimos a Siresa, donde el auténtico protagonista es el Monasterio de San Pedro de Siresa. Por sí mismo justifica un viaje a la zona, ya que es uno de los conjuntos románicos más importantes de los Pirineos. Eso si, aprovechad que estáis allí para dar un paseo por el pueblo y visitar tanto el Horno vecinal como el Lavadero municipal, pues ambas estructuras han sido restauradas y convertidas en pequeños museos.

Ansó

Para terminar, nada como un paseíto por Ansó. Si los Valles Occidentales son un lugar en el que las tradiciones están muy latentes, esta localidad sin duda se lleva la palma. Allí podréis ver, entre otras muchas cosas, el Museo del Traje de Ansó, en el que se pone en valor todo lo relacionado con la vestimenta tradicional ansonata.

Naturaleza: senderismo por los Pirineos en su estado más puro

Pero no solo de pueblos viven los Valles Occidentales. De hecho, pese a lo que hemos mencionado hasta ahora, nosotros fuimos para allá movidos por su naturaleza. En el Parque Natural hay elementos suficientes como para estar una vida entera haciendo senderismo, así que tuvimos que seleccionar y quedarnos con lo que más nos llamaba la atención a priori.

Así, tuvimos tiempo de hacer dos rutas. La primera fue la que lleva hasta el Valle de Aguas Tuertas, el espacio natural más impresionante que hemos visitado hasta la fecha en la Península Ibérica. Aunque hay que superar algo de desnivel y caminar durante una hora, el esfuerzo está más que recompensado. ¡Qué lugar más increíble! De verdad, de lo mejorcito que conocemos.

También tuvimos tiempo de dejarnos caer por las piscinas naturales de la Selva de Oza, donde nos dimos un bañito a modo de colofón a dos días recorriendo los Valles Occidentales.

Para futuros viajes quedan otros atractivos como la Foz de Biniés o el Bosque de Gamueta. También nos queda pendiente volver a Aguas Tuertas, en este caso para continuar la ruta desde allí y llegar hasta las cristalinas aguas del Ibón de Estanés.

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