Qué ver en Benasque, el corazón del Pirineo de Huesca

Benasque es uno de los pueblos más importantes de los Pirineos aragoneses. Su casco histórico y su infinito catálogo de actividades relacionadas con los deportes de montaña son motivos más que suficientes para ser un destino turístico de gran nivel, lo cual se refleja en su amplísima oferta hotelera y gastronómica. En este artículo os contamos cómo fue nuestra visita al pueblo y, por tanto, qué ver y hacer en Benasque.

La capital del Valle Escondido

En un contexto muy complicado, en el cual la mayor parte de las localidades vecinas están siendo pasto de la despoblación, Benasque se presenta como la excepción que rompe la norma. Si tuviésemos que definir a este pueblo con una palabra, sin duda la que utilizaríamos sería dinamismo. Es algo que se nota desde el primer instante allí, pues se trata de un lugar ajetreado, llenísimo de vida y con muchas posibilidades para el viajero.

Benasque fue fundada, casi con toda probabilidad, en época romana. No ha quedado documentación escrita de esto, pero parece que instalaron un balneario al amparo del agua sulfurosa que brota en las inmediaciones. De lo que si hay constancia documental es de que había un pueblo ya a comienzos del siglo XI.

La vida en Benasque nunca fue fácil. Su ubicación hace que los fenómenos naturales estén a la orden del día, habiendo sufrido inundaciones, nevadas e incluso terremotos en diferentes momentos de su historia. Incluso durante la Guerra Civil se produjo un incendio que acabó con muchas casas de la localidad.

Aun así, hoy en día se ha posicionado como uno de los grandes destinos del Pirineo aragonés. Por su patrimonio, por el ya mencionado dinamismo y también por las infinitas actividades relacionadas con la montaña que se pueden hacer en los alrededores. En este artículo nos vamos a centrar en lo primero, pues el pueblo de Benasque es un lugar con atractivos suficientes como para justificar por sí solo una visita a la zona.

Turismo en Benasque (pueblo)

Ayuntamiento

Tras aparcar en los alrededores (algo que no fue fácil, ya que había un evento deportivo y la localidad estaba hasta los topes), empezamos nuestra visita en la Plaza del Ayuntamiento. Las principales calles de Benasque van a parar a este enorme espacio abierto, por lo que de un modo o de otro acabaréis pasando por allí.

Por supuesto, en ella el Ayuntamiento es una referencia obligada. La «Casa de la Vila» está allí desde al menos 1550, aunque su aspecto actual viene dado por reformas, incendios y reconstrucciones. Eso sí, siempre ha tenido un elemento común: la utilización de materiales procedentes del entorno más cercano.

Iglesia de Santa María

También por allí está la Iglesia de Santa María, una construcción de época románica que ya aparece mencionada en el siglo XI. Tras infinitas reconstrucciones salió ardiendo en el año 1925 y terminó de ser arrasada durante la Guerra Civil, para reconstruirse posteriormente y adquirir el aspecto que tiene en la actualidad.

Aparte de la iglesia como tal, merece la pena que accedáis su bonito patio interior. Aquí estuvo, hasta su traslado en el siglo XIX, el cementerio de la localidad.

Benasque ha sido capaz de conservar una arquitectura popular a medio camino entre las construcciones austeras de las familias humildes y los más ostentosos palacios de grupos más poderosos. Por todo el pueblo se pueden visitar infinitos ejemplos destacables, como la Casa Faure (con una torre de planta cuadrada) o la Casa Agustina (que tiene figuras de dragones debajo del tejado).

Para seguir los pasos de esta arquitectura popular, lo mejor es perderse entre sus rincones con encanto. La Calle Mayor (y su prolongación natural, la Plaza Mayor) son un buen punto de partida, aunque seguro que acabáis pasando más de una vez por la ya citada Plaza del Ayuntamiento.

Borda

Un edificio muy destacado en Benasque y que es tipiquísimo de los Pirineos es la Borda, una construcción utilizada habitualmente para guardar el ganado, el heno y los utensilios relacionados con la actividad agrícola. Aunque muchas han sido abandonadas o reformadas por completo, aquí encontraréis varios ejemplos de lo que una típica borda pirenaica tenía que ser.

Palacio de los Condes de Ribagorza

Hay una construcción singular que no debéis dejar de visitar en Benasque: el Palacio de los Condes de Ribagorza. Conocido también como Casa Regatillo, su fecha de construcción data de mediados del siglo XVI. Su fachada principal se inspira en los palacios renacentistas italianos, algo que ya pone de manifiesto el esplendor de la familia. En la actualidad es de propiedad municipal y se ha convertido en Centro Cultural.

Torre de la Cárcel

Justo enfrente del Palacio de los Condes de Ribagorza está la Torre de la Cárcel, del siglo XVI. Es un edificio tosco y sencillo, aunque a la vez se encuentra en un estado de conservación excelente.

Casa-Torre Juste

Hablando de torres, no os podéis perder la Casa-Torre Juste. Es, sin lugar a dudas, el ejemplo más destacado de las típicas casas con torre que hay distribuidas por todos los lugares de paso del Pirineo aragonés. Es un edificio de gran belleza, que se encuentra en condiciones óptimas y que no os podéis perder dando un paseo por Benasque.

Puente medieval

Tampoco os podéis perder el Puente Medieval que hay cerquita de la Plaza Mayor. Aunque tuvo que ser reconstruido tras una inundación ocurrida en 1925, está datado del siglo XI y tiene un estilo arquitectónico claramente románico.

Cerler

Para terminar, no podemos dejar de recomendaros que exploréis bien los alrededores de la zona. Nosotros visitamos el cercano pueblo de Cerler (la localidad a más altura del Pirineo oscense) y también hicimos la Ruta de las Tres Cascadas.

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