El extremo sureste de la isla de Malta ofrece algunas de las playas más famosas del país, siendo la microbahía de St. Peter’s Pool su principal estandarte. En este artículo os enseñamos una pequeña excursión por la zona, visitando absolutamente de todo: desde una cueva marina hasta un faro, pasando por una iglesia o búnkeres de la II Guerra Mundial.
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Las playas del sur de Malta en pleno invierno
Malta es un destino inevitablemente asociado al turismo de sol y playa. Al fin y al cabo, en verano es una de las zonas de baño por excelencia del Mar Mediterráneo. Y no lo es por casualidad, sino por la inigualable belleza de sus costas: playas vírgenes, aguas transparentes, acantilados de infarto…
Sin embargo, nosotros fuimos en invierno. Aunque no echamos bañador ni bikini a la maleta, tampoco queríamos renunciar a unos parajes tan espectaculares. Por tanto, cogimos nuestro coche de alquiler y nos fuimos a ver algunas de las mejores zonas de baño del sur de Malta.
Al no ir pasarnos el día tirados al sol, sino a disfrutar de sus maravillas naturales, pudimos sacarle mucho partido a la zona en muy poco tiempo. De hecho, en apenas un par de horas hicimos un montón de visitas, siendo una de las mejores excursiones de Malta (al menos, de nuestro viaje).
Seguid leyendo y os enseñaremos todo lo que vimos en los alrededores de St. Peter’s Pool.
Tas-Silg Church, primera parada
Justo antes de llegar a la costa nos dimos de bruces con un pequeño pero adorable templo, así que decidimos hacer una primera parada. No estaba en nuestros planes, pero visitar la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves (Tas-Silg Church) fue todo un acierto.
Es el principal templo de la zona. Fue construido originalmente en 1650 para ofrecer servicio religioso a los granjeros de los alrededores, siendo un edificio de lo más modesto. En 1834 una noble local tiró de cartera y lo reformó por completo, dotándolo de una monumentalidad impropia de un lugar tan aparentemente aislado.
Ta Kalanka Sea Cave: ¡cuidado con las rocas!
Desde la iglesia, a escasos cinco minutos en coche, llegamos a nuestra primera parada junto al mar. Nos referimos a la Ta Kalanka Sea Cave, una zona tirando a desconocida pero que tiene mucho que aportar.
Desde el punto de vista geográfico, se trata de una pequeña cueva dentro de uno de los dos cabos de la Il-Ħofra l-Kbira, una de las muchas bahías que hay en la zona. Sin embargo, es mucho más: tiene un bonito mirador y también se puede bajar a nivel del mar.
La zona está muy poco concurrida, a diferencia de otras del entorno (como St. Peter’s Pool). En verano puede ser buena opción para huir de las aglomeraciones. Como ya hemos dicho, nosotros fuimos en invierno, por lo que en este caso es una excelente parada para ver la bravura del mar.
Eso sí, un consejo: la zona está hasta los topes de carteles de peligro, indicando tanto que los acantilados se pueden desprender (cuando estás arriba) como que tengas cuidado con las rocas que pueden caerte en la cabeza (si estás abajo). ¡Id con precaución!
Rastreando la II Guerra Mundial en St. Paul’s Battery
La riqueza de esta zona de Malta queda patente en la variedad de visitas que se pueden hacer. Por ejemplo, aprovechamos para hacer una parada en St. Paul’s Battery. Aunque esta pequeña fortaleza data de finales del siglo XIX, fue utilizada por última vez durante el conflicto bélico por excelencia: la II Guerra Mundial.
Aunque el fuerte tiene muchas posibilidades, lamentablemente está en un estado de conservación pésimo: lleno de basura, con la maleza campando a sus anchas y sin un triste panel informativo. Solo os recomendamos la visita si sois un poco frikis de la Historia.
St. Peter’s Pool, el gran hito de la excursión
La gran protagonista de esta pequeña excursión es St. Peter’s Pool, una de las playas más famosas de Malta. Se trata de una microbahía excavada en la roca, en la cual el mar está especialmente limpio y bonito. Llegar no es sencillo, ya que hay que atravesar un estrecho camino entre fincas y el aparcamiento no es el más grande del mundo. Sin embargo, nosotros fuimos fuera de temporada y no tuvimos ningún problema.
La verdad es que la zona es una pasada. Los acantilados de los alrededores, las aguas azules del Mar Mediterráneo y el silencio (estábamos prácticamente solos) hicieron que disfrutásemos de un rato de lo más agradable. Por cierto, es una zona muy buena para bucear y hacer snorkel, pero tenéis que llevar vuestro equipo ya que en la zona no hay ninguna empresa de alquiler.
En la roca veréis que pone Pele por todas partes. Se trata de un erudito local que acude varias veces al año a saltar desde los acantilados, y que ha hecho fama con el paso del tiempo. En youtube podéis encontrar algunos de sus saltos.
El faro, salinas y playa de Il Kalanka
Para terminar, fuimos al extremo sur. Allí hicimos una parada en la zona de Il Kalanka, donde hay unas salidas, un faro y una playa. Esta zona es también tirando a poco conocida, por lo que puede ser una buena opción si queréis huir de las aglomeraciones en un día de mucho tránsito.
Extra 1: mucho más que ver en la zona
Queremos acabar el artículo con dos advertencias. La primera, que esta es una ruta hecha únicamente en base a nuestros intereses. Básicamente queríamos ver un poquito de todo, así que si por ejemplo visitábamos unos acantilados no íbamos a ver los otros de la zona. Al fin y al cabo, estuvimos solo unas horas por allí.
Lo que queremos decir con esto es que si buscáis un poco en el mapa, veréis muchas otras posibles visitas: el Forti Delimara, la ruta hasta Ras il-Fniek, la bahía de Il-Ħofra ż-Żgħira…
Extra 2: no te olvides de Marsaxlokk y la cueva de Ghar Dalam
La segunda advertencia es recomendaros dos excursiones cercanas, las cuales serían una auténtico crimen que no hicieseis. La primera es la pequeña ciudad de Marsaxlokk, un adorable puerto pesquero con un famoso mercado dominical.
La segunda es a la Cueva de Ghar Dalam, uno de los yacimientos arqueológicos de la Prehistoria más importantes de toda Malta.