Qué ver en La Cottonera, las Tres Ciudades de Malta (con mapas de Senglea, Vittoriosa y Cospiscua)

Hoy os vamos a hablar de la excursión más típica desde La Valeta: la visita a las Tres Ciudades. Conocida como La Cottonera, se trata de una sucesión de pequeñas urbes al otro lado del puerto de la capital de Malta. Con media jornada es más que suficiente para sacarle todo el partido a Senglea, Vittoriosa y Copiscua. En este artículo os vamos a enseñar cómo llegar hasta ellas, su historia y qué ver en cada una de las Tres Ciudades.

Excursión a las Tres Ciudades: ideas generales

La visita a las Tres Ciudades es prácticamente una obligación si se viaja a Malta. No solo por ser el complemento perfecto para un día en La Valeta, que también, sino porque son tres lugares muy influyentes en el desarrollo del país.

De hecho, su surgimiento tiene mucho que ver con la importantísima ubicación que tiene Malta en el Mediterráneo. El hecho de ser un lugar clave para el control de las rutas marítimas se traduce en que su posesión es vital, lo cual explica que en el siglo XVII la Orden de Malta auspiciase la construcción de una serie de fortalezas que protegiese La Valeta. Para ello se encomendaron a Frey Nicolás Cotoner y de Oleza, 61º Gran Maestre de la Orden, que fue el padre de la criatura.

Con el paso de los siglos, las Tres Ciudades se han convertido en una conurbación, y en apariencia parecen la misma cosa. Sin embargo, si se las recorre en profundidad y se mira con mimo se pueden apreciar claras diferencias entre ellas.

Sea como fuere, Senglea, Vittoriosa y Copiscua son una excursión imprescindible desde La Valeta. Su belleza está fuera de toda duda, pero las Tres Ciudades también son un privilegiado mirador a la capital de Malta. Desde ningún otro lugar disfrutaréis de una vista mejor que desde sus calles.

Para llegar desde La Valeta a La Cottonera, la mejor opción es el ferry. Por 2,8€ por persona (trayecto de ida y vuelta), podréis plantaros en el Gran Puerto e iniciar un recorrido que, como ya hemos dicho, se completa tranquilamente en una mañana o en una tarde.

Nuestra recomendación es que visitéis primero Senglea, que es donde os deja el barco. Una vez hayáis ido a esta pequeña ciudad amurallada, pasad a Vittoriosa, la otra puntita que entra en el mar. Por último, si todavía tenéis fuerzas, os esperan las calles de Cospicua.

Cuando preparamos este viaje encontramos muy poquita información sobre las Tres Ciudades de Malta. De hecho, era medio raro: vagas generalidades, información que se repetía en todos los blogs, ni un mapa… Sinceramente, salvo dos o tres excepciones, apenas localizamos posts de calidad. Por eso, vamos a hacer que esta guía sea lo más detallada posible. Que sí, que pasear sin rumbo por la La Cottonera puede ser fascinante, pero no pasa nada por destacar también los hitos que os encontraréis en el camino o por localizar la información en un mapa.

Qué ver en Senglea (L-Isla)

Nuestra primera para en la excursión por las Tres Ciudades fue en Senglea, y no por casualidad sino por ser el lugar al que llega el ferry. Según os bajéis del barco, tenéis que ir a mano derecha por cualquier callejón y salir a la paralela al puerto. Así, en lo alto, veréis la entrada al enorme Fuerte de San Miguel (Fort St. Michael), encargado de proteger la ciudad. Y a buen seguro que ha cumplido con su encargo, ya que a la urbe se la conoce como Ciudad Invicta.

La visita no tiene mucha complicación: básicamente hay que ir hacia delante todo el tiempo, hasta llegar a los jardines que están en el extremo y volver. Nosotros lo hicimos yendo por la calle principal, Triq Il-Victorja, y retornando por el paseíto que hay junto al Gran Puerto.

Senglea, también conocida como L-Isla, está hermanada con la ciudad de San Marino, y la verdad es que entendemos el parentesco. Son dos sitios igual de tranquilos, desde los que se domina mucho territorio gracias a la altura y que a simple vista parecen inexpugnables.

Aunque Triq Il-Victorja es una calle sensacional y llena de rincones con encanto, os recomendamos explorar las pequeñas callecitas adyacentes. Pocos países hemos visto en los que los esfuerzos por hacer que todo esté bonito se lleven a la práctica con tanto acierto.

El principio y el final de la calle lo marcan dos templos. Al inicio de la calle tenéis la Knisja Maria Bambina, una gran iglesia que luce especialmente bonita cuando pega el sol en su rojiza fachada.

Por el contrario, al final llegaréis hasta la Iglesia de San Felipe (St. Phillip’s Church), la cual tendréis que bordear.

Justo detrás de ella está el conjunto formado por Lower Battery, Spur Battery y los Gardjola Gardens, la zona más bonita de Senglea. Está en lo alto, es un remanso de paz y desde allí hay unas excelentes vistas tanto de La Valeta como del puerto.

Precisamente, desde allí conseguimos llegar hasta el puerto por diferentes escaleras. Así, transitando por una calle denominada Xatt Juan B. Azopardo, fuimos a parar al lugar en el que nos había dejado el ferry.

Qué ver en Vittoriosa (Birgu)

La siguiente ciudad en liza fue Vittoriosa, conocida también como Birgu. Está al otro lado del Gran Puerto y es la que más patrimonio tiene de las tres. De hecho, llegó a ser la capital de Malta en el siglo XVI (después de Mdina y antes que La Valeta).

Vittoriosa ofrece la versión más monumental de las Tres Ciudades. La idea es más o menos parecida a la de Senglea: ir hasta el final y regresar por otro camino. En este caso lo hicimos al revés, ya que primero fuimos en paralelo al puerto y volvimos por el casco urbano.

Lo primero que veréis es el Malta at War Museum, una excelente institución que explica el papel del país durante la II Guerra Mundial. Imprescindible si os llama la atención ese conflicto bélico.

Si seguís caminando junto al puerto, llegaréis hasta la Iglesia de San Lorenzo (Knisja ta’ San Lawrenz), un enorme templo en el que sobresale su cúpula en tonos rojizos.

Un poquito más adelante hay otro museo. Nos referimos al Museo Marítimo de Malta (Malta Maritime Museum), también imprescindible si os interesa la cultura marítima.

En cualquier caso, el edificio más destacado de la ciudad es el Fuerte de St. Angelo (Forti Sant’ Anglu), una de las fortalezas militares más destacadas de toda Malta. Las vistas de La Valeta son similares a las que se pueden obtener desde Senglea, solo que en este caso pagando.

Por cierto, un último consejo. Desde este puerto salen barquitos directos hasta La Valeta, por lo que quizá sea una buena idea coger solo el ferry de ida y luego salir desde aquí.

Desde el puerto, subimos por una estrecha escalerita para adentrarnos en el corazón del casco urbano de Vittoriosa. La verdad, sus calles nos parecieron encantadoras. Imprescindible caminar por la Il-Habs L-Antik y todas sus adyacentes.

No os podéis perder la Holy Trinity Chapel, un templo que es de lo más interesante que se puede ver en la ciudad.

Por supuesto, una vez atraveséis la Piazza Tal Belt Vittoriosa, tampoco os podéis perder el espectacular Palacio del Inquisidor (Inquisitor’s Palace), que fue sede del Santo Oficio desde 1571 hasta 1798. Abre todos los días y en en su interior podréis ver objetos y paneles explicando lo que hacía esa terrible institución.

Para el final dejamos la Iglesia de la Anunciación, que fue el último hito de nuestro camino por la preciosa ciudad de Vittoriosa.

Qué ver en Cospicua (Bormla)

La tercera ciudad de La Cottonera que visitamos fue Cospicua, conocida también como Bormla. Es la más grande, aunque también la más moderna. Si bien en sus calles se puede encontrar mucho que ver y hacer, no es un sitio tan auténtico como Senglea y Vittoriosa. De hecho, cuanto más os alejéis del puerto peor ambiente veréis, así que ojito si se está haciendo de noche.

El edificio más destacado es la Iglesia de la Inmaculada Concepción (Knisja Immakulata Kunċizzjoni), fascinante tanto por dentro como por fuera. Su ubicación, en lo alto de una lujosa escalera, hace que sea de lo más monumental que podéis ver en las Tres Ciudades.

La verdad es que nosotros llegamos a Cospicua ya justitos de fuerzas, puesto que llevábamos todo el día pateando La Valeta, Senglea y Vittoriosa. Ya estaba anocheciendo, así que aprovechamos para dar un paseo sin rumbo por sus calles, sin más pretensión que conocer la urbe.

Así, como decimos, nos fuimos con sensaciones encontradas. Por un lado os diríamos que es un sitio lleno de encanto, pero por otro nos dio una ligera sensación de inseguridad. Y eso, en un sitio tan tranquilo como Malta, es mucho decir.

Básicamente recorrimos las calles que hay entre la Iglesia de la Inmaculada Concepción y la Puerta de Santa Helena (St. Helen’s Gate), el impresionante acceso fortificado a la ciudad.

Desde ella se puede ver el Bastión de Santa Helena (St. Helen’s Bastion), que también servía para proteger la ciudad. En nuestro caso, fue donde nuestras fuerzas llegaron a su fin. Dimos por terminada la excursión a las Tres Ciudades, volvimos al puerto y de ahí al hotel. Eso sí, volvimos con una sonrisa de oreja a oreja y con la sensación de que cualquier expectativa había sido superada por la realidad.

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