Mdina es uno de los lugares más bonitos de Malta. Esta pequeña ciudad, ubicada en la isla principal, tiene unas características que la hacen única: un impresionante recinto amurallado, bellísimos palacios barrocos, una catedral increíble, su trazado laberíntico invita a perderse a cualquier hora del día, ofrece rincones llenos de tranquilidad pese a ser un destino muy visitado… Es uno de nuestros sitios favoritos, así que no os imagináis el gusto con el que hemos escrito este artículo, en el cual os enseñamos todo lo que ver y hacer en Mdina (Malta).
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Mdina, la ciudad del silencio… y de Juego de Tronos
El sitio, como decimos, es absolutamente excepcional. Para entender cómo ha llegado a nuestros días una ciudad tan bonita, lo mejor es hacer un breve repaso a su particular evolución histórica. Al parecer, el punto de partida lo marcan los fenicios, que se asentaron allí alrededor del año 700 antes de Cristo.
Tenían tres motivos: estaba lejos del mar, su altura permite controlar un montón de territorio y los alrededores son especialmente fértiles. El lugar prosperó desde el primer momento y se convirtió, de manera continuada y hasta el presente, en una de las ciudades más importantes de Malta.
Se dice que el Apóstol San Pablo (Pablo de Tarso) vivió en Mdina un tiempo, tras haber naufragado en el archipiélago maltés. Este dato es especialmente importante en un país como este, en el que la religión todavía se vive a flor de piel.
Durante prácticamente todo el siglo XI, la ciudad fue conquistada por el califato fatimí. Esa época de dominación islámica, pese a haber sido relativamente breve, marcó muchísimo la arquitectura de Mdina. Misma cosa ocurre en la vecina Rabat.
Precisamente, tras los musulmanes llegó el momento en el que Mdina y Rabat quedaron nítidamente separadas. Fue cuando llegaron los vikingos, pues los normandos conquistaron la ciudad a finales del siglo XI. Rápidamente ampliaron el foso y lo dotaron de gruesos muros. Sabían de la importancia de la urbe y no querían perderla bajo ningún concepto.
No obstante, Mdina siguió cambiando de manos. En este caso, cuando el archipiélago al completo pasó a ser controlado por la Orden de Malta, ya en el siglo XVI. En ese momento la ciudad era importantísima, pero hay algo que ni el ejército más poderoso puede controlar: las catástrofes naturales. Así, en el siglo XVII, un fuerte terremoto destruyó buena parte del trazado urbano.
Lejos de ser un problema, la ciudad se volvió aun más esplendorosa, ya que las familias de nobles que vivían en Mdina aprovecharon el suceso para construir enormes palacios barrocos. Así, a Mdina se la empezó a conocer como la ciudad de los nobles, ya que prácticamente toda la clase poderosa de la isla vivía allí.
Y así es como llegamos a la actualidad, con un recinto amurallado que alberga escasos 2500 metros cuadrados en su interior. Eso sí… ¡qué maravilla! Por mucho que os contemos y por muchas fotos que subamos, os aseguramos que hay que ir para entender la belleza de Mdina. Y no solo la belleza, también su ambiente mágico. Es increíble que un sitio tan concurrido sea a la vez tan tranquilo y lleno de paz. Por algo se le llama la Ciudad del Silencio.
Por cierto, en tiempos recientes Mdina se ha vuelto un destino muy popular entre los amantes del cine y las series. Lleva más de un siglo siendo escenario de grabación de películas de época, pero ha sido la popular serie de Juego de Tronos la que le ha situado en el mapa. En sus calles hay varias localizaciones, aunque destacan dos en especial: la entrada a Desembarco del Rey, donde Ned Stark y Catelyn Tully se ven por última vez; y el burdel de Meñique, ubicado en una plaza en la que el patriarca de los Starks es atacado por Jaime Lannister y sus tropas.
Turismo en Mdina
Antes de enseñaros todo, un pequeño consejo: es muy fácil aparcar en Mdina. Pese a ser una ciudad amurallada y un destino muy visitado, tenéis tres grandes aparcamientos en los alrededores.
Puertas y recinto amurallado
Lo primero que veréis al acercaros a Mdina es su impresionante recinto amurallado. La ciudad al completo se encuentra tras unos altos y gruesos muros, los cuales fueron construidos tras la conquista normanda.
El estado de las murallas de Mdina es excelente. Merece la pena recorrerlas con calma, contemplarlas desde diferentes puntos de vista y franquear sus diferentes puertas. Hay tres: la principal, la Puerta de los Griegos y la Puerta de Gharreqin.
Dicho sea de paso, el acceso principal, conocido como Puerta de Vilhena, fue utilizada en la serie Juego de Tronos como el punto de entrada a Desembarco del Rey. Salió en una de las escenas más tristes de la serie, cuando Ned y Catelyn se ven por última vez.
Arquitectura popular
Una vez estéis dentro, se abrirá antes vosotros un trazado urbano sencillamente precioso. Podéis intentar recorrerlo de una manera lógica, que es como empezamos nosotros: haciendo una especie de círculo por las calles principales y buscando los principales edificios de interés.
Sin embargo, solo podréis intentarlo. Es casi imposible que consigáis ceñiros a una ruta, ya que el interior es demasiado bonito como para no perderse por sus calles. Por doquier veréis pequeñas callejuelas en las que no podréis evitar meteros, ya sea para hacer una foto o simplemente para ver qué hay en la siguiente.
El trazado es más laberíntico de lo que cabría esperar, fruto de un urbanismo propio del siglo de dominación islámica.
Mdina Dungeons
Nada más entrar a Medina por la Puerta de Vilhena, a mano derecha, tenéis dos museos. El primero es conocido como Mdina Dungeons y muestra, de una manera bastante cuestionable, cómo eran las mazmorras de la fortaleza. Decimos memorable porque se ha montado a medio camino entre museo del terror y de la fantasía medieval, siendo su eslogan algo así como «quién sabe lo que encontrarás aquí». En la puerta tienen el típico cepo para presos.
Museo Nacional de Historia Natural (Palacio Vilhena)
Al ladito está el Museo Nacional de Historia Natural (National Museum of Natural History). Ubicado en el espectacular Palacio Vilhena, una residencia barroca del siglo XVIII, en su interior podréis aprender muchísimas cosas sobre el planeta, con especial dedicación a la fauna y la flora local.
Local Council
Muy cerca, aunque ya en la Triq San Pawl, está la sede del Local Council, algo así como el ayuntamiento de la ciudad de Mina. También está en un palacio de muy alta factura.
Palacio del Arzobispo
Si el Local Council está al inicio de la Triq San Pawl, el Palacio del Arzobispo está al final de la misma calle. Es uno de los edificios más destacados de Mdina.
Catedral de San Pablo
Casi sin darnos cuenta llegamos a la Catedral de San Pablo (Il-Katidral Metropolitan ta’ San Pawl), un edificio que por sí solo justifica la visita a la ciudad. La Catedral de Mdina data del siglo XII, aunque fue fundada sobre una antigua domus romana. De hecho no cualquier domus sino en la que residía el gobernador Publio cuando recibió a San Pablo Apóstol tras su naufragio.
La importancia del edificio es tal que comparte la sede de la Archidiócesis de Malta con la Concatedral de San Juan (La Valeta). Es un edificio soberbio: espectacular por fuera y bellamente decorado en su interior.
Mención aparte merece el Museo de la Catedral, inaugurado en 1897 dentro del propio templo y trasladado en 1969 al antiguo seminario que hay en la misma plaza. En él se exponen un montón de objetos religiosos, entre los que destacan 76 tallas de madera hechas por Alberto Durero.
Y, hablando de la plaza, sin duda es el espacio abierto más interesante de Mdina. Disfrutad de ella desde diferentes puntos de vista.
Palacio de Piro
Pasa la catedral os encontraréis con el Palacio de Piro (Palazzo de Piro), otra de las grandes residencias nobiliarias de la ciudad. Aunque estos palacios son a día de hoy, en su mayoría, viviendas privadas, en este caso se ha puesto al servicio de la vida social de Mdina. Así, su interior es conocido como Cultural Centre, siendo una prolongación del Museo de la Catedral en el cual se hacen exposiciones y eventos durante todo el año.
Bastion Square (Mirador)
Si seguís caminando hacia delante llegaréis al final de Mdina, en concreto a la Bastion Square. Es un sitio estupendo, con zonas para sentarse (algo que agradeceréis si, como nosotros, llegáis allí después de todo el día pateándoos la isla).
Precisamente, desde esa zona hay un excelente mirador desde el cual podréis disfrutar como en ningún otro sitio de los alrededores.
Museo de Historia (Palacio Falson)
Volviendo hacia la puerta principal por la calle paralela (la Triq Villegaignon), lo primero que veréis es el Palacio Falson (Palazzo Falson). Más allá de ser uno de los edificios más antiguos (siglo XIII) y lujosos de la ciudad, en su interior alberga el Museo de Historia de Mdina. La verdad, es increíble que en tan poquito espacio haya tantos museos.
Capilla de San Roque
Esa zona incluye también dos edificios religiosos de lo más destacados. El primero es la Capilla de San Roque (St. Roque Chapel), también conocida como Nuestra Señora de la Luz. Aunque el edificio actual data del siglo XVIII, hay referencias a este templo ya en el año 1393.
Convento de las Carmelitas
Enfrente está el Convento de las Carmelitas. La orden llegó a Malta en 1418 y, aunque primero se estableció en Rabat, rápidamente dejaron su poso en Mdina.
Palacio Costanzo
Cerquita está el Palacio Costanzo (Palazzo Costanzo), que perteneció a una poderosa familia siciliana. Actualmente alberga el Medieval Times Show, un espectáculo que recrea cómo era la vida en la Edad Media en Mdina.
Piazza Mesquita (Burdel de Meñique)
Aunque hace tiempo no formaba parte de la ruta típica por Mdina, hoy en día la Piazza Mesquita se ha convertido en parada obligada. Y es que es otra de las localizaciones de Juego de Tronos en la ciudad. En concreto, en ella podéis encontrar la fachada del Burdel de Meñique (Petyr Baelysh o Littlefinger, si habéis visto la serie en versión original). También fue el lugar en el que Ned Stark fue abordado a traición por Jaime Lannister en la temporada 1.
Foso
Si estáis por la Piazza Mesquita, os merece lapena salir por la Puerta de los Griegos y así tener una buena vista del foso. Lo que antaño se utilizaba para proteger aun más la ciudad, hoy se ha convertido en un estupendo parquecito.
Domus Romana
Y justo al lado del foso, aunque ya en zona alta, están los restos de una antigua Domus Romana, que también son visitables. Está justo en los límites entre Mdina y la vecina ciudade de Rabat.
Rabat
Precisamente, Mdina y Rabat forman un binomio indivisible. Si estáis viendo Mdina, os recomendamos muy fuerte que os deis también un paseo por Rabat. Es menos conocida y en internet encontraréis menos información, pero os aseguramos que realmente merece la pena.