Sare (Sara en euskera y castellano) es un pequeño pueblo en el corazón del País Vasco Francés, no muy lejos de la frontera. En sus calles, siempre bajo la imponente figura del macizo de Larrún, se alzan orgullosas algunas de las mejores casonas vascas que podáis imaginar, con sus características fachadas repletas de vigas de madera. En este artículo os enseñamos qué ver tanto en el pueblo como en sus alrededores, los cuales están repletos de posibilidades.
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Casonas con olor a pastel vasco
Visitar Sare es muy sencillo, ya que hay una enorme plaza central que sirve de referencia. Podéis aparcar allí por un tiempo que, aunque limitado, es más que suficiente para recorrer su casco urbano. Además, en las cuatro calles que confluyen en ese espacio se encuentra lo mejorcito del pueblo. Si a eso se le suma que justo allí está la Oficina de Turismo, queda claro que es un buen lugar en el que empezar la visita.
Eso sí, tened en cuenta que es un pueblo que tiene truqui. Aunque el casco urbano de Sara se recorre en algo menos de una hora, en los alrededores tenéis atractivos turísticos suficientes como para estar varios días: museos, cuevas, caseríos… ¡Incluso el tren más alto del País Vasco!
Pero no adelantéis acontecimientos ni vayáis con prisas, ya que Sare es uno de esos lugares que hay que descubrir con mimo. Solo así le podréis sacar todo el partido a sus caseríos, a su excelente propuesta gastronómica y a su espectacular ambiente. No en vano forma parte de la lista de Los Pueblos Más Bellos de Francia, un distintivo más que merecido.
¡Por cierto! No os podéis ir de allí sin probar el delicioso pastel vasco, pues es uno de los lugares en los que más tradición tiene.
Turismo en Sare
El corazón del pueblo
Como decimos, el punto de partida para visitar Sare es el cruce de caminos que hay justo en el centro. Os recomendamos hacer una especie de ocho, siempre con este punto como referencia.
En una misma plaza os esperan algunos de sus edificios más destacados (como la Herriko Etxea o Ayuntamiento, en cuyos bajos se encuentra la Oficina de Turismo), su enorme Frontón (aparcamiento improvisado en la pista y perfecto merendero para degustar un tentempié en sus graderíos) o incluso algunos maravillosos restaurantes.
Solo por ir hasta este punto ya merece la pena visitar Sara. Es un sitio que, además, resulta absolutamente camaleónico: espléndido en verano y decadente en invierno, os sorprenderá con independencia de la época del año o del tiempo que haga ese día.
Iglesia de San Martín
El principal edificio de Sare es la Iglesia de San Martín, una enorme iglesia construida en el siglo XVI. Su enorme campanario es visible desde prácticamente cualquier punto del pueblo.
El edificio por dentro es una auténtica pasada, con una balconada de madera de tres pisos que es preciosa. Nos recordó mucho a la de Ascain, no muy lejos de allí.
Para entrar a la iglesia tendréis que atravesar necesariamente el cementerio, donde encontraréis algunos enterramientos súper bonitos. No faltan las lápidas con lauburus, aunque no son tan numerosas como en el cementerio de Ainhoa.
Arquitectura
Una vez hayáis recorrido la plaza y visitado la Iglesia de San Martín, es el momento de recorrer las distintas calles de los alrededores. Pese a que el pueblo cuenta con una historia trágica (prácticamente toda su población fue deportada durante la Revolución Francesa), hasta nuestros días han llegado un montón de casonas típicamente vascas.
Gastronomía
Pese a que Sare es un pueblo muy chiquitito, en sus calles encontraréis un montón de restaurantes. Sabemos que normalmente se presupone comer bien cuando se está en cualquier lugar del País Vasco, pero la verdad es que nos sorprendieron gratamente todas las opciones que vimos allí.
Museo del Pastel Vasco
Hablando de gastronomía, en las afueras de Sare os espera el Museo del Pastel Vasco (Musée du Gâteau Basque), una mezcla entre exposición y experiencia en la que un maestro pastelero os contará los orígenes, el desarrollo y la situación actual de este fascinante postre. No se puede ir sin reserva, así que tendréis que planificar bien vuestra visita.
Ortillopitz
Otra cosa interesante en los alrededores de Sare es Ortillopitz, un caserío vasco del siglo XVII que ha sido puesto en valor a modo de museo. Podréis visitar sus estancias y conocer muchísimas cosas sobre el modo de vida en el País Vasco Francés.
Cuevas de Sare
También podéis ir bajo tierra, pues uno de los elementos más visitados de la zona son las Cuevas de Sare (Grottes de Sare). Están estrechamente relacionadas con las cercanas Cuevas de Zugarramurdi y forman parte de las experiencias top que podéis hacer en Francia. De hecho, siempre figura en las listas de destinos turísticos más visitados del país.
Tren de Larrún
Por último, no podéis dejar de subir en el Tren de Larrún (Train de la Rhune), un precioso y adorable tren cremallera que os llevará a una de las cimas más emblemáticas del País Vasco Francés. Es una experiencia increíble, en la que se combinan patrimonio, naturaleza y gastronomía a partes iguales. Puede que sea un pelín caro (unos 20€ por persona), pero os aseguramos que se trata de una visita imprescindible.