Qué ver en el Cabo Purekkari, el punto más al norte de Estonia

El Parque Nacional de Lahemaa es uno de los destinos más visitados de Estonia. Sus impresionantes espacios naturales, favorecidos por la cercanía con Tallin, hace de este entorno un gran reclamo para viajeros de toda clase y condición. Entre los atractivos de Lahemaa se encuentra el Cabo Purekkari, todo un hito geográfico. Se trata, ni más ni menos, del punto más septentrional de la Estonia continental.

En este post os contamos cómo es la visita y qué esperar de ella. Nosotros fuimos con las expectativas tirando a bajas, ya que normalmente los lugares «más nosequé» de un sitio son un cartel bonito y poco más, pero en este caso quedamos auténticamente maravillados. Sin duda, de las excursiones más especiales de todo el viaje.

En los límites de la Estonia continental

Lo primero que hay que decir es que llegar al Cabo Purekkari ya es una experiencia en sí misma. Es muy sencillo, ya que está perfectamente comunicado por carretera, pero al ser el tramo más al norte tendréis que recorrer necesariamente distintos espacios del Parque Nacional. Sin necesidad de bajaros del coche veréis grandes bosques, bonitos tramos de costa y pequeñas aldeas en las que la vida parece bastante sencilla.

Una vez estéis allí, podéis limitaros a ver el lugar desde el aparcamiento o llegar literalmente hasta la piedrecita más al norte de Estonia. Nosotros os recomendamos explorar el sitio al máximo, ya que tiene un aura de lo más especial.

En nuestro caso, fue el punto más al norte de un viaje en furgoneta de 10.000 kilómetros, por lo que se nos escapaban las lagrimitas a cada paso. Si vuestra ruta va por otros derroteros quizá no sea tan especial, aunque visitar el punto más septentrional de un país siempre es interesante.

Una gran sorpresa en el Parque Nacional de Lahemaa

Se aparca en el RMK Purekkari, uno de los famosos campsites que hay repartidos a lo largo y ancho de los parques nacionales estonios. Es un sitio perfecto para pasar la noche si estáis viajando en furgoneta.

Una vez estéis allí, no hay señalización ni un camino: simplemente veréis un pequeño cabo. Es el Purekkari, por lo que básicamente tenéis que avanzar hasta que no quede más terreno por el que transitar.

Si llegáis hasta el último punto, disfrutaréis de una excursión súper diversa. En el primer tramo hay una buena representación de la vegetación más típica de las playas de Estonia, por lo que solo por eso ya habrá merecido la pena ir hasta allí.

En algunos tramos tendréis que sortear el mar saltando de piedra en piedra. Ojito, que algunas se mueven cual zamburguesas. Si la mar está picada quizá no podáis llegar hasta el final del camino.

Como a mitad veréis una enorme roca, a la cual se puede subir escalando con la ayuda de una cuerda. Os recomendamos subir solo si os veis ágiles, ya que si no se os puede complicar la bajada.

Por último, tirando al final hay una montañita artificial hecha a base de cantos rodados. Sobre la misma hay una ajada banderita de Estonia, que indica que se están llegando a los últimos metros del país.

Y, al final, simplemente el mar. Realmente no es que se acabe el mundo, pues a poco más de 60 kilómetros hacia el norte empieza Finlandia, pero para nosotros fue una experiencia súper significativa. Si estáis por Lahemaa, os la recomendamos sin dudar.

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