Los Pirineos aragoneses pueden presumir de decenas de pueblos increíbles y parajes naturales que son de lo mejorcito de Europa, pero también de lugares en los que vivir experiencias culturales de primer nivel. Entre ellas destaca la gastronomía, ya que el norte de la provincia de Huesca es una zona de muy buen comer. Y para muestra, os vamos a enseñar La Cañabla, un proyecto interesantísimo en el que podéis ver cómo elaboran sus productos, aprender sobre ellos y, por supuesto, degustarlos.
Una quesería tradicional en el corazón de los Pirineos
La Cañabla está ubicada en Broto, un municipio que a su vez se enmarca en el preciosísimo Valle de Broto. Si estáis allí no podéis de visitar el pueblo e incluso otros municipios cercanos, como es el caso de Oto.
En el término municipal de Broto está la Cascada del Sorrosal, un salto de agua de casi 100 metros que también merece la pena conocer. Pues bien, es aquí donde nuestro relato se detiene, ya que junto al inicio del camino que comunica el pueblo con las cascadas está la La Cañabla, la quesería tradicional de la que os queremos hablar en este artículo.
La Cañabla se define a sí misma como un espacio educativo más que como una quesería. Y es que en esta pequeña granja ecológica no se conforman con elaborar un producto delicioso, sino que además quieren poner en valor de la cultura rural desde una perspectiva ecológica y sostenible. Por eso mismo, allí organizan cursos monográficos, paseos por la zona e incluso estancias educativas.
El queso que elaboran utiliza como materia premia la leche cruda de su pequeño rebaño de cabras, al cual podréis conocer ya que están allí mismo. De hecho, nosotros nos fijamos en la quesería porque vimos a las cabras asomándose al camino hacia la Cascada del Sorrosal.
Catando quesos pirenaicos
Desde el verano de 2021, La Cañabla ofrece en fines de semana, festivos y temporada alta una experiencia sensacional: catas de quesos. A nosotros, que pocas cosas nos gustan más en el mundo que el queso, no se nos podía escapar algo como esto.
Por 14€ se pueden degustar cinco quesos, de los cuales dos son elaborados por La Cañabla y otros tres pertenecen a proyectos similares de la zona. Por si eso fuera poco, la cata está maridada con Excosa, una cerveza artesanal elaborada en Buisán (también en los Pirineos).
La cata no consiste en tomar el producto y ya. De hecho, tiene bastante ritual, pues cortan el queso delante de ti mientras te explican las distintas variedades, su elaboración y te dan un montón de información sobre los diferentes proyectos que elaboran el producto. Vamos, que después todo sabe más rico.
La ubicación no podría ser mejor, ya que en el centro de la granja han puesto unos merenderos en los que se degusta el producto. Si tenéis la misma suerte que nosotros y disfrutáis de un soleado día de verano, la experiencia no podrá ser más enriquecedora.
¡Viva el queso!