Qué ver en Broto (Pirineo de Huesca)

Broto está literalmente en el corazón de los Pirineos. Ubicado junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se trata de un estupendo pueblo de montaña con todo lo necesario para agradar al viajero. Nos referimos a un buen puñado de calles llenas de encanto, a un entorno natural privilegiado y a unas cuantas excursiones a tiro de piedra. Seguid leyendo y descubriréis los motivos por los que pensamos que Broto es una visita obligada en las montañas oscenses.

Ambiente montañero en una cuidada propuesta turística

Hay pueblos que llevan años de ventaja al resto en lo que a turismo se refiere: por cuidar su patrimonio, por la experiencia que ofrecen, por su oferta gastronómica, por sus hoteles, por sus folletos turísticos… Sin duda, ese es el caso de Broto.

Cabecera natural del Valle de Broto, se trata de un pueblo muy concurrido pese a su tamaño medio. Es decir, no se trata ni de una gran ciudad ni del típico pueblo de dos casas, sino que tiene el tamaño justo para ser accesible a pie y a la vez tener muchísimas posibilidades.

Su propuesta turística está cuidadísima, algo que se nota desde el primer momento. De hecho, es así literalmente, pues pese a ser un pueblo con muchos visitantes es fácil aparcar, ya que hay varios parkings de gran tamaño en los dos extremos del pueblo

Además, hay un itinerario llamado Ruta Rincones de Ayer, el cual os llevará por todo Broto descubriendo no solo sus edificios más destacados, sino también poniendo en valor sus costumbres y a algunos de sus habitantes ilustres. ¿Qué más se puede pedir?

Turismo en Broto

Ayuntamiento

Nosotros dejamos nuestra furgo en uno de esos aparcamientos. En concreto, en el más cercano al Ayuntamiento, por lo que empezamos nuestra visita en la Casa Consistorial de Broto. No solo es un edificio precioso, sino que en su parte baja tiene una Oficina de Turismo sensacional. Después de haber visitado alrededor de una decena en nuestro viaje por los Pirineos de Aragón, posiblemente diríamos que ésta es en la que mejor nos atendieron tanto por simpatía como por conocimiento de la zona. ¡Eternamente agradecidos!

Centro de Interpretación de la Ganadería

A pocos metros del Ayuntamiento, pero ya bien metido en el casco urbano, está el Centro de Interpretación de la Ganadería. Inaugurado en el año 2011, este espacio expositivo aprovecha un antiguo molino de trigo de propiedad municipal para mostrar al mundo cómo es el duro oficio de los ganaderos. Os recomendamos visitar este Museo de la Ganadería, ya que es de los poquitos que ponen en valor una actividad tan importante en los Pirineos.

Iglesia de San Pedro

Un poquito más arriba del museo está la Iglesia de San Pedro, un edificio del siglo XV que sirve de punto de unión entre el gótico aragonés y el estilo renacentista que se popularizó posteriormente. Su portada de cinco arquivoltas protege el acceso al edificio de cualquier inclemencia climática.

Casa del Valle y Torre de la Cárcel

Un poquito más abajo, en dirección al río, está la Casa del Valle. En este edificio estaba la sede de la autoridad del Valle de Broto, la cual impartía justicia y ponía orden en caso de haber alguna disputa. Esta institución estaba protegida por un decreto de Alfonso V, que en 1418 garantizaba que el valle nunca estaría bajo un señorío a cambio de que este protegiese la frontera con Francia.

Junto a la casa, originalmente como dos construcciones separadas pero en la práctica unidas entre sí, está la Torre de la Cárcel. El nombre habla por sí solo. Por lo visto, en su interior se pueden ver los grabados que hacían los presos para huir del tedio.

Puente Nuevo

Broto ha estado tradicionalmente dividido en dos barrios, con el Río Ara como separación. Todo lo que os hemos enseñado hasta ahora estaría en un barrio, y a partir de aquí iríamos hacia el otro.

Para ello, hay que cruzar un moderno puente, construido tras la destrucción del que existía anteriormente en los combates de la Guerra Civil.

Plaza Mayor

Así, rápidamente llegamos a la Plaza Mayor, conocida también como Plaza de la Rinconeta. Paradójicamente, pese a que todo el pueblo tiene un ambiente sensacional, esta plaza es tranquilísima, como si se hubiese quedado atrás y ya no ocupase una posición relevante en la vida de Broto.

Fonda Pradas de Blas Vilacampa y Puente Viejo

Muy cerquita de allí está la Fonda Pradas de Blas de Vilacampa, el primer alojamiento turístico que tuvo el pueblo de Broto. Se da la circunstancia de que estaba junto al puente del que os hablábamos antes (el que fue destruido en la guerra).

Ermita de San Clemente

También muy cerquita de allí está la Ermita de San Clemente, que originalmente estaba construida con sillares pero que tiene algunas zonas restauradas con mampostería de menor entidad. Es el otro gran templo de la localidad, aunque incluso hay un tercero (la Ermita de San Blas, a unos diez minutos del casco urbano).

Si habéis llegado hasta aquí, ya habréis visto que se trata de un pueblo sensacional. Pero es que aun nos queda hablar de sus dos cosas más importantes: el conjunto arquitectónico y la gente de Broto.

Por un lado, el pueblo es una maravilla. Si queréis conocer un pueblo del Pirineo aragonés de los de verdad, de esos que han sabido luchar contra el frío a base de firmes muros de piedra, este es el lugar indicado para dar un paseo y disfrutar de sus innumerables rincones con encanto.

Por otro lado, Broto tiene un ambientazo espectacular. Hay gente por todas partes, un buen puñado de sitios en los que tomar algo y os sentiréis como en casa a poquito que paséis un rato allí. Por poneros un ejemplo, nosotros hicimos una cata de queso artesano en La Cañabla que fue, de largo, de nuestras mejores experiencias gastronómicas en los Pirineos.

Cascadas del Sorrosal

Para terminar, dos recomendaciones. Por un lado, en el término municipal de Broto, a escasos diez minutos caminando desde el puente, están las Cascadas del Sorrosal, uno de los saltos de agua más bonitos del Pirineo. Es imprescindible ir a verlas estando allí, ya que son una maravilla.

Oto

La segunda recomendación es que aprovechéis para visitar el cercano pueblo de Oto (tan cercano que se puede ir andando, aunque lo cierto es que el paseo se puede hacer en coche tranquilamente). Se trata de otra maravilla de los Pirineos, en la que el bullicio deja paso al silencio pero no se deja por el camino ni un ápice de encanto.

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