Si se mira a Aínsa en un mapa, podría parecer un pueblecito más en medio de los Pirineos aragoneses. Sin embargo, estamos ante uno de los destinos más destacados de la zona: por su historia, por su patrimonio y por su elaborada propuesta turística. Motivos más que suficientes como para considerarlo uno de esos lugares que justifican por sí mismos un viaje. Y, para demostrarlo, aquí os traemos un artículo con todo lo que ver y hacer en el bonito pueblo medieval de Aínsa.
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Un pequeño pueblo convertido en potencia turística
Aínsa de encuentra a casi 600 metros sobre el nivel del mar en una posición maravillosa, a medio camino entre tres de los espacios protegidos de mayor entidad de los Pirineos: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara y el Parque Natural Posets – Maladeta. Vamos, que más allá de que Aínsa mole o no mole, lo cierto es que puede ser un buen lugar para fijar el campamento base y moverse por la zona. Comparte capitalidad de la comarca de Sobrarbe con la cercana Boltaña, la cual también haríais bien en visitar.
Eso sí, lo cierto es que Aínsa es una auténtica pasada. Por un lado, es la cara visible de un municipio formado por más de 20 pueblos. Solo con moverse por su término municipal podrías disfrutar de innumerables rincones con encanto y excepcionales rutas por la naturales. Pero es que además su casco antiguo medieval, que cuenta con la declaración de Monumento Histórico-Artístico, es sencillamente único.
Sin duda hablamos de una de las capitales del turismo rural en España, sino la principal. La visita os permitirá conocer su increíble castillo, una Plaza Mayor de película y un adorable entramado de callecitas en las que todo puede ocurrir. Todo ello aderezado con muchas tiendas y un buen puñado de restaurantes, por lo que siempre hay algo que hacer allí.
Además, la visita a Aínsa no podría ser más sencillo. Como el casco histórico no permite el tráfico rodado, justo a la entrada hay un enorme aparcamiento. Aunque sería mejor si fuese gratuito, lo cierto es que su precio nos parece razonable (3€ por 24 horas). Además, si viajáis en furgoneta por la zona puede ser un lugar a considerar, ya que el pago del ticket da derecho a pernoctar allí.
Si tuviésemos que ponerle una pega a Aínsa, es que su fama le devora en ocasiones. Si vais un fin de semana en temporada alta (por ejemplo en semana santa), lo normal es que haya un poquito de lío en el aparcamiento, que sus calles estén abarrotadas y que os resulte imposible encontrar un sitio para comer sin reserva previa. Eso por no hablar de que se agradecen las tiendas para echar un vistazo de vez en cuando, pero quizá no hace falta que haya una en cada rincón del pueblo.
En cualquier caso, no es necesario ponerle ninguna pega. En nuestra opinión, Aínsa es un destino imprescindible, de esos que explican por qué nos gustan tanto los Pirineos a su paso por la provincia de Huesca. Seguid leyendo y os prometemos que os enamoraréis de este mágico lugar.
Turismo en Aínsa
Castillo y Plaza de Armas
Nada más aparcar, tendréis frente a vosotros la impresionante figura del Castillo de Aínsa. Aunque ha perdido el foso que la rodeaba en origen, lo cierto es que se trata de la típica fortaleza de manual: con sus torreones, con su muralla llena de almenas y con su correspondiente patio de armas.
Se trata de un castillo de grandes dimensiones, en el que destaca especialmente su Torre de Homenaje. Data del siglo XII y es una auténtica pasada.
El castillo está integrado en el casco urbano de Aínsa. Podéis entrar a su Plaza de Armas y disfrutar de este enorme espacio abierto. En ella encontraréis la Oficina de Turismo del pueblo, donde os darán un mapita para sacarle el máximo partido a la visita.
Se puede subir también a la muralla por diferentes puntos, algo que es gratuito y que se puede hacer en cualquier momento del día. Desde lo alto de los muros disfrutaréis de una buena panorámica del pueblo, aunque también de sus maravillosos alrededores.
Una vez hayáis terminado de explorar la Plaza de Armas, hay que recorrer el paseíto que hay entre ella y la Plaza Mayor. Es una especie de parquecito alargado, lleno de puestecitos y fuentes. Allí se puede encontrar el Monumento a los Fueros de Sobrarbe.
Plaza Mayor
Una vez lleguéis a la Plaza Mayor de Aínsa os terminaréis de convencer de que fue muy buena idea visitar este bonito pueblo. El castillo es espectacular, pero es que esta plaza posiblemente sea la más bonita de todo Aragón.
Su espectacular arquitectura data en buena medida de los siglos XII y XIII, el momento de máximo esplendor de Aínsa. En su interior se han celebrado ferias y mercados durante siglos, algo que no debe sorprender viendo sus enormes dimensiones.
La Plaza Mayor destaca por sus porches o soportales. Aunque en líneas generales se podría decir que son románicos, también encontraréis ojivales. Bajo ellos, resguardados de las inclemencias del tiempo, encontraréis infinitos restaurantes y tiendas.
Al fondo de la plaza encontraréis el Ayuntamiento, el que probablemente sea el edificio civil de más importancia del pueblo. Su fachada de piedra es espectacular.
Casco urbano
Una vez terminéis de explorar la Plaza Mayor, habrá llegado el momento de explorar el resto del maravilloso casco urbano de Aínsa. Así podréis disfrutar de su arquitectura popular y de sus rincones de postal.
Desde la plaza, mirando al Ayuntamiento, básicamente tendréis enfrente dos calles: la Calle Mayor, a mano derecha; y la Calle de Santa Cruz, a mano izquierda. En resumidas cuentas, hay que bajar por una y subir por la otra, sin dejar de explorar las calles adyacentes que las conectan ni ninguna de sus plazas cercanas.
Nosotros le hincamos el diente primero a la Calle Mayor, que es sencillamente preciosa. Se la conoce también como Calle de los Nobles, algo que no es casualidad ya que está repleta de casas pertenecientes a las grandes familias nobiliarias de la zona. El mejor ejemplo de estas quizá sea la Casa Bielsa, aunque hay muchas más.
La Calle Mayor va a parar a la Plaza de San Salvador, conocida también como Plaza de San Lorenzo. En ella os esperan una bonita fuente y el Museo de Oficios y Artes Tradicionales, ubicado en la Casa Latorre.
Si seguís avanzando un poquito más llegaréis hasta dos puertas del recinto amurallado: el Portal de Abajo y el Portal de Afuera. Ambos marcan la salida del casco histórico, así que no fuimos más allá.
Lo que sí hicimos fue volver por la Calle de Santa Cruz, que también es preciosa. En tiempos era el lugar en el que los artesanos de Aínsa tenían sus talleres y sus tiendas.
Ojito con la bonita Plaza de Santo Domingo, una especie de travesía que une las dos calles principales y que tiene una casita preciosa en el medio.
Tampoco os podéis perder la Plaza de Alfonso I de Aragón, que alberga uno de los poquitos parques del interior de Aínsa.
Iglesia de Santa María
Si habéis hecho este recorrido, al final del mismo, justo en la zona de la Calle de Santa Cruz, os encontraréis con la Iglesia de Santa María. Es el principal templo de Aínsa en particular y uno de los de mayor entidad de Sobrarbe en general. Fue construido entre los siglos XI y XII, y su torre es toda una declaración de intenciones: tenía un uso religioso, sí, pero también claramente militar. Sin duda era la principal atalaya de Aínsa, pues desde su altura se podían controlar muchos kilómetros a la redonda.
Mirador
Por último, también queremos mencionar al Mirador que hay justo en la Plaza de San Salvador. Es conocido como el Balcón de Aínsa por las bonitas vistas que ofrece de los alrededores. Sin duda, optimiza como ningún otro los casi 600 metros de altura sobre los que se asienta el pueblo.
Aunque el mirador no está a simple vista, ya que se encuentra en el interior del edificio, está claramente señalizado. Si no lo encontráis, no tenéis más que esperar y ver por dónde entran y salen turistas todo el tiempo.