Qué ver en Honningsvag, la última parada antes de llegar al Cabo Norte

Ya sea antes o después de llegar al Cabo Norte, se hace imprescindible hacer una parada en el núcleo urbano más cercano. Nos referimos a Honningsvag, una pequeña y coqueta localidad a escasos 30 kilómetros del cabo. En ella encontraréis tiendas, museos, una iglesia, un pequeño faro y, en resumen, un montón de casitas construidas tras la II Guerra Mundial.

La ¿ciudad? más al norte del mundo

Aunque todo lo que veáis por allí es tirando a nuevo (de hecho, todo excepto la iglesia), lo cierto es que lleva habiendo poblamiento en Honningsvag desde hace más de 10.000 años. Las temperaturas en esta zona de Noruega no son especialmente frías debido a la Corriente del Golfo, por lo que la vida es factible incluso en los inviernos más crudos.

Honningsvag se encuentra de camino a Cabo Norte. Unos 30 o 40 kilómetros antes de llegar, veréis un desvío que os llevará hasta ella en diez minutos. Se dice que es la ciudad más al norte de Noruega, de Europa e incluso del mundo, pero tiene algo de trampa. Y es que, pese a que la legislación noruega dice que para que algo sea una ciudad tiene que tener 5000 habitantes, Honningsvag obtuvo esa categoría mediante decreto en 1996. Por tanto, hay quien dice que es más un pueblo que otra cosa.

Sus escasos 2000 habitantes están acostumbrados al ir y venir de viajeros, tanto por carretera como por mar. Al fin y al cabo, se trata de una de las muchas paradas que hace el mítico Hurtigruten (el barco que recorre la costa del país de punta a punta), además de ser un lugar de atraque habitual para los cruceros por el norte de Noruega.

Precisamente por eso, en Honningsvag encontraréis muchas tiendas, con una calidad y variedad muy superior a lo que se suele ver en esta zona de Noruega. Que hayan hecho del comercio uno de los puntos fuertes no es casualidad, ya que a nivel patrimonial lo tiene complicado. Durante su retirada tras perder la II Guerra Mundial, las tropas nazis le prendieron fuego a absolutamente todo. Se calcula que unas 70.000 personas perdieron su hogar en la región de Finnmark, incluyendo todas las que vivían en esta urbe.

Visitar Honningsvag es sencillo. Si vais en barco, llegaréis directamente a su coqueto puerto. Allí mismo encontraréis un enorme aparcamiento en caso de ir en coche o furgoneta, el cual es perfecto para dejar el vehículo y empezar a recorrer la ciudad.

Turismo en Honningsvag

Pueblo

Más allá de que sea sencillo aparcar o encontrar el camino desde el barco, lo cierto es que Honningsvag no tiene ninguna complicación. Básicamente está atravesada por la Storgata, que no es otra que la calle en la que se convierte la carretera que llega hasta el pueblo. Yendo por ella y bajando hacia el puerto pasaréis por todo lo que es interesante.

La arquitectura popular de Honningsvag no os trasladará a siglos atrás, ya que es de la segunda mitad del siglo XX, pero si que os mostrará una forma sencilla y práctica de poblar un lugar remoto. Resulta muy interesante pasear por sus calles.

En la Fiskeriveien 4D encontraréis la North Cape Tourist Information, una Oficina de Turismo en la que os darán un mapita de la ciudad y también os ayudarán a preparar vuestras excursiones por los alrededores.

Merecen también una mención aparte el Teatro Perleporten (Kulturhus) y el Sjogata Pub, ambos epicentro de la vida nocturna de Honningsvag.

Puerto

Como no podía ser de otro modo, el puerto de Honningsvag es una visita más que obligada. Animado por el ir y venir de los barcos, con unas vistas excelentes del bonito mar de Barents y con muchas pequeñas tiendas (de las que luego hablaremos). No es muy grande, así que os recomendamos recorrerlo de punta a punta. De hecho, nosotros lo que hicimos fue ir hasta el final y luego volver por la Storgata, de tal manera que vimos todo el pueblo.

Iglesia de Honningsvag

La Iglesia de Honningsvag fue lo único que no fue pasto de las llamas durante la retirada de los nazis al final de la II Guerra Mundial. En cualquier caso no es mucho más antigua, ya que hubo que reconstruir el edificio por completo a finales del siglo XIX tras ser arrasado por un huracán. Este pequeño templo destaca por sus paredes blancas y su coqueto torreón.

En la parte de atrás de la iglesia está el cementerio, el cual se sitúa a pocos metros de las casas. Esto en España es impensable, pero en el norte de Europa es de lo más habitual.

Shopping

No solemos hablar mucho de tiendas, pero es que Honningsvag es toda una potencia en materia de shopping. Podéis encontrar mucho y muy bueno, a un precio… bueno, no diremos que razonable, pero quizá no tan caro como en el resto de Noruega.

Por un lado, al ladito de la Oficina de Turismo está Artic Suvenir, reconocible fácilmente por una enorme escultura de un troll junto a la puerta. Fundada en 1990, es enorme, tiene una variedad de producto única y los precios son muy competitivos.

Por cierto, justo en la entrada hay una estatua de Bamse, el San Bernardo que se convirtió en héroe de las Fuerzas Noruegas Libres durante la II Guerra Mundial. Su historia es realmente fascinante, os recomendamos leer sobre ella.

La otra tienda que os queremos recomendar es Artico Christmas House, un coqueto comercio de dos plantas dedicado íntegramente a productos navideños. Se da la circunstancia además de que está regentado por Gloria y José, dos encantadores españoles afincados allí desde hace muchos años. Puede que sus caras os resulten familiares, ya que salieron en un episodio de Españoles por el Mundo junto a su perro Lonchas.

Museo de Cabo Norte (Nordkapp Museet)

Por cierto, si os apetece aprender más sobre la zona, allí tenéis el Museo de Cabo Norte (Nordkapp Museet). No siempre se tiene la oportunidad de llegar a un lugar tan remoto, por lo que todo lo que visitéis allí será más que adecuado.

Faro

Terminando con algún que otro detallito, al final del pueblo tenéis un pequeño y adorable Faro. No sabríamos explicar por qué, pero este tipo de edificios nos gustan mucho (incluso cuando tienen unas proporciones así de modestas).

Cabina de Teléfono

Por último, siguiendo con la costumbre de dar una segunda vida a las cabinas de teléfono de Noruega, en Honningsvag también hay una que ha sido convertida en biblioteca.


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