Qué ver en Hammerfest, la ciudad más al norte de Noruega (y de Europa)

Hammerfest es uno de los lugares más emblemáticos del norte de Noruega. De hecho, es la urbe más septentrional del país, de Europa e incluso del mundo entero, siempre y cuando se entienda que una ciudad tiene que tener al menos 5000 habitantes. Sea como fuere, resultó ser una de las paradas más destacadas en nuestro camino hacia el Cabo Norte, gracias a sus miradores, sus museos o su tremenda iglesia.

La vida en una ciudad dentro del círculo polar ártico

Fundada en 1789, la historia de Hammerfest está repleta de hitos interesantes. Por ejemplo, fue atacada por la Marina Real Británica durante las Guerras Napoleónicas, ya que se había posicionado del lado francés. En 1890 fue arrasada casi por completo por un terrible incendio, pero fue reconstruida rápidamente gracias a donaciones procedentes de todo el planeta. De hecho, solo un año más tarde, en 1891, se convirtió en la primera ciudad de Europa con iluminación eléctrica en sus calles.

Durante la II Guerra Mundial fue conquistada, ocupada y arrasada por las tropas de la Alemania nazi. Cuando acabó el conflicto, el gobierno de Noruega decidió no reconstruir la ciudad, así que fueron los propios vecinos de Hammerfest los que tuvieron que asumir los gastos. Un esfuerzo titánico que el tiempo ha recompensado, ya que hoy en día es uno de los lugares más dinámicos económica y culturalmente del norte de Noruega. A ello ha contribuido notablemente la construcción de una planta de gas natural licuado en la cercana isla de Melkoya.

Hoy en día, Hammerfest es un sitio tranquilo, que recibe un flujo de turistas más o menos constante durante todo el año y que mira al futuro con optimismo. Pese a su ubicación, muy por encima del Círculo Polar Ártico, tiene un clima que no es especialmente duro. Gracias a la Corriente del Golfo, no hay permafrost y la temperatura no cae tanto como en otros sitios de latitudes similares.

La visita a Hammerfest lleva al menos media jornada, que puede ser completa si realizáis alguna actividad por los alrededores.

Turismo en Hammerfest

Iglesia de Hammerfest

En el centro de Hammerfest hay varios aparcamientos (todos de pago, pero todos muy cómodos). Os recomendamos buscar el que está más cerquita de la Iglesia de Hammerfest, ya que es un punto excelente para comenzar la visita a la ciudad. Fue construida en 1961 y tiene capacidad para más de 500 personas, lo cual le convierte en una de las más grandes del norte de Noruega.

Su silueta no podría ser más característica. De hecho, es visible desde buena parte de la ciudad, habiéndose convertido en todo un símbolo.

Arquitectura popular

Debido a sus diversas destrucciones y reconstrucciones, Hammerfest no conserva demasiados ejemplos de arquitectura popular tradicional. Hay algunas casas bonitas, no decimos que no, pero en general es un sitio con poca chicha en ese sentido.

Las dos calles principales (Storgata y Sjogata) son la cosa más sencilla del mundo. Merece la pena recorrerlas para ver cómo son, pero tampoco esperéis nada que os cambie la vida.

Museo de la Reconstrucción

Con todo lo que os hemos contado hasta ahora, seguro que no os sorprenda que en Hammerfest cuenten con su propio Museo de la Reconstrucción. En él se cuenta cómo era la ciudad antes de que los nazis la arrasaran durante su huida, además de mostrar la vida en los años de la posguerra.

The Royal and Ancient Polar Bear Society

Si hay una institución característica de Hammerfest, sin duda es la The Royal and Ancient Polar Bear Society. Dicho de otro modo: la Real y Antigua Sociedad del Oso Polar (Isbjornklubben, en noruego). Fundada en 1963, es una mezcla entre Oficina de Turismo, tienda, museo y centro cultural.

Fue fundada por dos empresarios locales, que lo vieron como una manera de sacarle la pasta a los turistas. Suena crudo, pero fue tal cual. Sin embargo, poco a poco el museo fue creciendo y hoy ofrece una de las mejores colecciones que hay en la zona sobre la vida en el ártico: objetos, fotografías, pinturas… Por si eso fuera poco, la visita es gratuita.

Si os gusta el sitio, queréis sentiros parte de él y contribuir a su mantenimiento, podéis haceros miembros vitalicios de la sociedad. Para ello hay que pagar una cuota de inscripción (349 NOK), que os permitirá formar parte del club de por vida, asistir a su reunión anual y recibir un welcome pack (no te lo dan al momento, sino que te lo envían a casa) con un diploma, un pin y una pegatina. Cobraban por persona, así que tomamos una decisión salomónica y ahorrativa a partes iguales: ¡hicimos miembro a nuestro perro! Pocos cuadrúpedos pueden presumir de formar parte de un club tan selecto.

Ayuntamiento (Radhus)

El Ayuntamiento de Hammerfest también es un punto muy visitado en la ciudad. No tanto por el edificio en sí, que no tiene mucho valor, sino por una especie de arquito que hay en la entrada, el cual incluye dos osos polares bastante tróspidos.

Fuente «Madre e Hijo»

No muy lejos del Ayuntamiento está la Fuente «Madre e Hijo», construida en 1957. Fue un regalo a la ciudad de Charles Ulrich Bay, que fue embajador de EEUU en Noruega desde 1946 hasta 1955. Se daba la circunstancia de que su madre había nacido en Hammerfest.

Cabina telefónica

Al ladito veréis una biblioteca muy especial. Y es que las cabinas telefónicas de Noruega están siendo restauradas y convertidas en pequeños espacios de lectura. ¡Súper proyecto!

Pabellón de Música

Si miráis desde la plaza del Ayuntamiento hacia la zona de la montaña, veréis que hay unas terrazas sobre las que se puede ir ascendiendo. En una de ellas está el Pabellón de Música, construido en 1989 para celebrar el bicentenario de Hammerfest.

Camino Zig-Zag (Sikksakkveien)

Precisamente, desde ahí lo mejor es ascender, para contemplar Hammerfest desde las alturas. Para ello, lo mejor es recorrer el Camino Zig-Zag (Sikksakkveien en noruego). Es una ruta empinada y llena de curvas, que durante muchos años era recorrida únicamente por cabras.

Mirador

Con paciencia y un poquito de esfuerzo llegaréis hasta lo alto de la montaña. Allí podréis disfrutar de un estupendo mirador hacia la ciudad, el puerto y las islas cercanas. Es la mejor panorámica posible de Hammerfest, así que no lo dudéis: el esfuerzo merece la pena.

Por cierto, al allí mismo está el Turistua, un hotel que también tiene unas vistas envidiables.

Camino Viejo (Gammelveien)

Si estáis con fuerzas y tenéis ganas de hacer un poquito de senderismo, desde ahí podéis hacer el Camino Viejo (Gammelveien). Realmente son dos senderos, uno más facilongo y otro de dificultad media. Hablamos de itinerarios clásicos, que fueron construidos entre 1896 y 1898, por lo que ya son muchas las generaciones de viajeros que los han recorrido.

Iglesia Metodista

De vuelta a la zona baja de la ciudad, todavía pudimos visitar dos templos más. Uno es la Iglesia Metodista de Hammerfest, un pequeño edificio ubicado en la Storgata 33.

Iglesia de San Miguel

El otro fue la Iglesia de San Miguel, también muy chiquitita.

Puerto de Hammerfest

Por cierto, os recomendamos encarecidamente que recorráis el Puerto de Hammerfest, ya sea al principio, a mitad o al final de la visita. Es uno de los más ajetreados del norte de Noruega y siempre se ven cosas interesantes en él. Para muchos viajeros es la puerta de entrada a la urbe, ya que suele recibir cruceros a diario.

Arco Geodésico de Struve

En Hammerfest podéis visitar también el Arco Geodésico de Struve, uno de los hitos que el astrónomo Friedrich Georg Wilhelm von Struve distribuyó a lo largo de 3000 kilómetros. El objetivo era hacer cálculos sobre el tamaño del planeta (y su forma), en lo que supuso uno de los grandes hitos científicos de la primera mitad del siglo XIX.

Planta de gas natural licuado

Por último, una mención a la planta de gas natural licuado que hay en la cercana isla de Melkoya. A poco que hayáis sido mínimamente observadores, veréis que en el horizonte de Hammerfest siempre hay una llama. Es fruto de procesar el gas procedente del yacimiento de Snohvit, situado unos 140 kilómetros mar a dentro. Es la obra más costosa que se ha realizado nunca en el norte de Noruega y ha cambiado para siempre la economía de la ciudad, ya que genera miles de puestos de trabajo. No sabemos si se puede visitar o no, pero desde luego es impresionante.

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