Qué ver en el Parque Nacional de Cabañeros: guía para un fin de semana de plena naturaleza

Hoy queremos proponeros un fin de semana en el Parque Nacional de Cabañeros. Ubicado entre las provincias de Toledo y Ciudad Real, se trata de uno de los espacios naturales menos conocidos y visitados de España, pese a que tiene la mayor categoría de protección posible. En esta guía os contamos qué podéis esperar de él, qué visitar y cómo moveros por allí.

Introducción: Cabañeros, el Parque Nacional menos visitado (y conocido) de España

Bosque mediterráneo en todas sus versiones posibles. Eso, por encima de cualquier cosa, es lo que encontraréis en el Parque Nacional de Cabañeros. No hay nada como una pequeña (o larga) escapada a este sitio si queréis conocer de primera mano lo que tiene que ofrecer el clima predominante de la Península Ibérica. Para lo bueno y para lo malo.

De hecho, no esperéis el típico lugar virgen y remoto, pues Cabañeros es un lugar en el que la huella humana está muy presente. De hecho, su nombre se debe a las chozas que pastores y carboneros construían de manera temporal a su paso por estos lares.

Cabañeros cuenta con la máxima protección que se puede obtener en España, la de Parque Nacional, desde el año 1995. La obtuvo tras años de lucha y presión popular, ya que en 1988 hubo un infame proyecto para convertir la zona en un campo de tiro para el ejército.

A día de hoy es el Parque Nacional menos visitado de España, con apenas 100.000 turistas al año. Y es una pena, ya que su ubicación es tirando a buena (a escasas dos horas de Madrid y muy bien comunicado con las principales ciudades del centro y sur del país) y es un sitio con mucho que ofrecer.

Lo que más nos gustó de Cabañeros

Sin duda, lo que más nos gustó de Cabañeros fue su variedad paisajística. Con miles de matices y con cientos de espacios diferentes, en el Parque Nacional pudimos encontrar dos entornos claramente diferenciados: el húmedo y el seco.

En cuanto al primero, marcado fundamentalmente por las montañas y los valles que generan los ríos y los arroyos que transitan por el lugar, ofrece abundantes bosques de alcornoques, encinas y quejigos, entre otros. También veréis matorrales como la jara por todas partes.

En cuanto al «secarral», la protagonista indiscutible es la raña: una llanura que ocupa el 20% de la superficie del parque y que tiene un cierto aspecto a llanura de la sabana africana. De hecho, en no pocos sitios se refieren al lugar como el Serengueti español.

Aparte de la variedad de paisajes, nos encantó su elaborada propuesta turística. Prácticamente en cada rincón del parque encontraréis centros de visitantes, oficinas turísticas, museos y lugares en los que interpretar el territorio. Además, hay una extensa bibliografía gratuita a disposición del viajero (tanto en papel como en digital): guías turísticas, senderos autoguiados a pie, actividades infantiles…

Por último, nos gustó ese aire de lugar poco conocido que cada vez es más difícil de encontrar en España, especialmente en un lugar como un Parque Nacional. Cuando hablamos de Cabañeros, lo normal es que nos digan que no saben nada de ese sitio y que qué se nos perdió por allí.

Lo que no nos gustó nada 🙁

Lamentablemente, no es oro todo lo que reluce en el Parque Nacional de Cabañeros. Vamos con el principal problema: la caza. Aunque resulte increíble en pleno siglo XXI, todavía se sigue cazando dentro de los límites de un espacio con la mayor protección posible. En teoría no es posible, al menos si se tiene en cuenta una ley en vigor desde diciembre de 2020 que lo prohíbe expresamente. Sin embargo, nosotros lo vimos y lo escuchamos con nuestros propios ojos.

Por otro lado, algunas zonas no son nada accesibles, pero no por materia de protección. En algunos casos por puro business (áreas que solo te permiten visitar yendo en caras excursiones en todoterreno) y en otros porque solo se puede entrar si es con una visita guiada, pero solo las organizan unos pocos meses al año.

Además, se da la circunstancia de que no se puede entrar a museos y centros de visitantes con perro, lo cual hizo que solo pudiese acceder uno de los dos a por un mapita, preguntar cuatro cosas y ya. Es una pena, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de viajeros que vimos junto a sus perros.

Por último, apenas hay cobertura en buena parte del Parque Nacional. Obviamente vamos al campito y este último aspecto resulta casi anecdótico, pero nuestras madres hubieran agradecido un whatsapp al final de cada día para saber que estábamos bien. Luego se quejan de que los jóvenes se van de la España rural, pero si ni siquiera hay internet en el móvil es imposible que haya futuro.

En resumen, en Cabañeros vimos cierto tufillo a esa wild Spain que tan poco nos gusta. Vivimos en un país increíble, pero lamentablemente anclado al pasado en cosas tan básicas como permitir que haya sádicos matando animales en un Parque Nacional.

Qué ver en el Parque Nacional de Cabañeros

El bosque mediterráneo en todas sus facetas

Naturaleza, naturaleza y más naturaleza. De hecho, nosotros prácticamente fue lo único que hicimos: explorar los diferentes paisajes que se pueden encontrar en Cabañeros. Es un lugar ciertamente transformado, pero el hecho de estar tan despoblado hace que se haya conservado como uno de los grandes espacios en los que contemplar bosque mediterráneo a nivel mundial.

Centros de visitantes, museos, oficinas de turismo…

Como ya hemos dicho, el Parque Nacional de Cabañeros tiene una elaboradísima propuesta turística. Hay tres centros de visitantes: el de Horcajo de los Montes, Casa Palillos y el Centro de Torre de Abraham.

También existen dos museos: el Zoorama de Retuerta del Bullaque y el Museo Etnográfico de Alcoba. Además, existen diferentes puntos de información y oficinas turísticas, que junto a todo lo demás se encargan de generar una amplia y tupida red de centros para disfrutar al máximo de Cabañeros.

El horario varía durante todo el año, pero en resumidas cuentas todos estos espacios expositivos e informativos abren durante las horas de sol. Si en enero normalmente cierran a las 18:00, en verano os los podéis encontrar abiertos hasta las 20:00.

Pueblos

La verdad, los pueblos que rodean al Parque Nacional de Cabañeros no son los más turísticos del mundo. De hecho, en general no suelen tener demasiado patrimonio (más allá de lo relacionado con la explotación turística de Cabañeros).

Os recomendamos prestar mucha atención si los atravesáis en coche y hacer alguna paradita si algo os gusta, aunque la verdad es que nosotros pasamos un fin de semana mucho más centrado en la naturaleza que en los pueblos.

Senderismo

La mejor muestra de ello es que ahora somos unos auténticos expertos en senderismo por Cabañeros. En el fin de semana hicimos casi 40 kilómetros de rutas, algunas de lo mejorcito que hemos realizado en España. Por mencionar un par, nos gustaron muchísimo la Ruta de Plaza de los Moros y la Ruta del Boquerón del Estena, aunque podríamos hablar largo y tendido sobre todas las demás.

Cabañeros es muy interesante para gente poco habituada a hacer senderismo, ya que sus rutas suelen ser sencillitas y a la vez llenas de diversidad. Por tanto, puede ser un buen destino para engancharse a esta saludable actividad.

Turismo activo

Otro de los emblemas del parque es el turismo activo, representado fundamentalmente por las rutas a caballo y en todoterreno. A nosotros, por una cuestión puramente ideológica, no nos dio por hacer ninguna de las dos actividades, pero no vivimos de espaldas al mundo y estamos seguros de que muchos viajeros van allí por ambas.

Miradores

Por último, os recomendamos sacarle todo el partido a las carreteras que bordean y atraviesan Cabañeros, ya que están repletas de miradores y puntos de observación hacia el Parque Nacional y sus diferentes ecosistemas. Sin ir más lejos, aquí os dejamos una foto al mirador que hay hacia el Embalse de torre de Abraham, pues sin duda es parada obligada.

Llegar a Cabañeros y moverse por el Parque Nacional

Precisamente, hablando de sus carreteras, hay mucho que decir sobre Cabañeros en materia de transporte. Llegar hasta el Parque Nacional es relativamente sencillo, pues está a dos horitas de Madrid (fundamentalmente A-4) y bien comunicado con otras ciudades de gran tamaño: Toledo a una hora y cuarto, misma distancia a Ciudad Real, apenas diez minutos más a Talavera de la Reina…

Eso sí, moverse por Cabañeros es otro cantar. Hay tres cosas que tenéis que tener en cuenta:

  • Las distancias son engañosas: hay que dar mucha vuelta de un sitio a otro, y en ocasiones moverse entre dos pueblos implica al menos una hora de coche.
  • Son carreteras estrechas, con muchas curvas y en las que hay que ir siempre a un nivel máximo de atención, ya que se pueden cruzar animales en cualquier momento.
  • Ojito con Google Maps, porque engaña y en ocasiones te mete por caminos intransitables. Si a eso se le suma que no hay internet en buena parte de Cabañeros, la ayuda que puede prestar el GPS se reduce de manera considerable.

Hay dos carreteras que atraviesan Cabañeros: la CM-4017 por el centro y la CM-4157 por el norte. Además, todo su perímetro está comunicado por diferentes carreteras secundarias. Recorrerlas es una experiencia turística en sí misma, ya que os permitirá disfrutar de unas vistas maravillosas, pero os recomendamos armaros de paciencia y llevar siempre el depósito de gasolina hasta los topes.

En cualquier caso, con precaución y yendo sin prisa podréis moveros bien por Cabañeros y disfrutar de un finde inolvidable.

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