¿Queréis ver cómo es el sendero más espectacular del Parque Natural del Barranco del Río Dulce? En ese caso tomad buena nota, porque la Ruta de la Cascada del Gollorio os va a encantar. Quizá sea algo más exigente que otras opciones de la zona, pero a cambio de hacer un esfuerzo podréis contemplar la hoz desde las alturas. Os prometemos que la recompensa merece la pena.
Caminando por los acantilados sobre la Hoz de Pelegrina
Antes de entrar en materia, aquí va un aviso: hablamos de una ruta de 10 kilómetros de distancia, con un desnivel positivo de 400 metros y con algunos tramos algo complicados. Si no vais habitualmente al campo, os recomendamos que centréis vuestro tiempo en la zona en hacer la ruta de la Hoz de Pelegrina, que es mucho más asequible y que también resulta preciosa.
De hecho, ambas rutas forman parte de un conjunto. La de la Hoz de Pelegrina (señalizada con balizas naranjas) transcurre junto al lecho del río, mientras que la de la Cascada del Gollorio sube a lo alto del barranco y permite contemplarlo desde las alturas (en este caso, está marcada con balizas de color azul).
Los dos primeros tramos son compartidos. En el primero de ellos, básicamente tendréis que salvar la distancia entre el aparcamiento y el pueblo. Es una bajada sencilla, pero que a la vez os permitirá disfrutar de unas vistas maravillosas.
El segundo tramo ya es ruta como tal. Básicamente tenéis que ir junto al río, disfrutando de la tranquilidad de caminar por un entorno plano, con una biodiversidad única y con unos colores que se vuelven especialmente bonitos en otoño.
En el punto en el que se separan las dos rutas, tenéis que tomar una decisión. Podéis ir directamente hacia las balizas naranjas, pero nosotros os recomendamos acercaros hasta el Refugio de Félix Rodríguez de la Fuente. Es uno de los espacios destacados del Parque Natural, así que merece la pena ir hasta él y luego retroceder a la bifurcación de la que os hablábamos.
Hasta este punto todo debería ser sencillo, ya que el tramo compartido (veréis balizas naranjas y azules) es tirando a fácil. Sin embargo, a partir de aquí todo se complica. No diremos que no avisan, ya que por todas partes veréis carteles diciendo que es una ruta que entraña peligros, pero desde luego es mejor que vayáis con cautela.
Lo primero que tendréis que hacer es emprender la subida. Está bien señalizada y el camino es evidente, pero a la vez concentra mucho desnivel. Armaos de paciencia, haced las correspondientes pausas para tomar aire y acabaréis llegando a la cima.
Una vez arriba, viene la siguiente decisión. Podéis aprovechar que estáis allí para hacer el ramal de las pozas, un tramo de ida y vuelta que añadirá 1,5 kilómetros a vuestro recorrido. A cambio os permitirá conocer una de las zonas más guays del barranco, así que nosotros os recomendamos hacerlo.
Tanto si lo hacéis como si no, el siguiente punto también es clave. En él llegaréis a la Cascada del Gollorio, el hito que da nombre a la ruta. Caminaréis sobre ella, así que al principio no la veréis, sino que la escucharéis. Mucho cuidado en este punto (especialmente si vais con perro), ya que es una zona peligrosa. No conviene que os acerquéis demasiado.
Pensad que un poquito más adelante os esperan varios miradores para disfrutar de la zona sin ningún riesgo. El primero va básicamente hacia el cañón, ofreciendo unas visitas inigualables (incluso mejores que las del que está a los pies de la carretera, ya que se encuentra más alto).
El segundo mirador es el que da directamente a la cascada. Si tenéis la suerte de ir en un otoño lluvioso tendréis la combinación perfecta: tonos dorados en las hojas de los árboles y un gran caudal en el salto de agua.
¿Todo bien hasta este momento? Pues aquí es donde empiezan los problemas. Es cierto que es el punto más bonito: arcos de piedra, el barranco al fondo, aves rapaces en las alturas… Sin embargo, es donde empieza un tramo difícil de verdad. Una vez lleguéis a una especie de establo, tenéis que comenzar el descenso hasta el nivel del pueblo saliendo en una diagonal a mano izquierda.
Eso lo haréis yendo campo a través, bajando por las empinadas laderas del Monte Tasuguera. Aquí ya no veréis señalización, el GPS se volverá loco y el camino dejará de ser evidente. En ese fantástico cóctel se incluye también un desnivel súper pronunciado, algo que nunca es bueno para las rodillas. En resumen, es una bajada muy dificultosa y que requiere de concentración.
Si no queréis complicaros tanto, en el establo que hemos mencionado antes podéis ir a mano derecha, bordearlo y afrontar un descenso al pueblo mucho más sencillo. Os perderéis unas vistas espectaculares, pero no será una ruta tan compleja.
Una vez lleguéis abajo, os espera un tramo que es todo lo contrario: ¡más fácil imposible! Básicamente se trata de una bonita llanura entre campos de cultivo, la cual servirá para enlazar con el pueblo. Aprovechad que tenéis que atravesarlo obligatoriamente (el aparcamiento queda al otro lado) para visitarlo, ya que Pelegrina es un sitio estupendo.
Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos
📍 Punto de inicio: el aparcamiento en las afueras de Pelegrina.
📏 Distancia / desnivel: son 10 kilómetros. Por doquier veréis que la ruta tiene 8,7, pero a eso le tenéis que sumar la ida y la vuelta desde el único parking de la localidad. El desnivel positivo es cercano a los 400 metros.
💪 Dificultad: dificultad media, incluso alta. En general es un recorrido bien señalizado, pero justo en la zona más dura (la de más desnivel) deja de haber balizas y el camino deja de ser obvio. Pasaréis un rato un poco complicado incluso si vais con GPS.
⏲️ Duración: las tres horas y pico no os las quita nadie. Necesitaréis incluso un par más si aprovecháis para dar una vuelta por el pueblo o para desviaros al refugio de Félix Rodríguez de la Fuente.
Importante: aquí os dejamos un tracking con un recorrido como el que hicimos nosotros, combinando esta ruta con la de la Hoz de Pelegrina: