Hablar de Carouge es hacerlo de la versión más bohemia, desenfadada e incluso mediterránea de toda Suiza. Ubicado a escasos diez minutos de Ginebra (y considerado a todos los efectos un barrio más de la ciudad, pese a ser independiente), este coqueto destino os sorprenderá por su carácter único. Seguid leyendo, porque estáis a punto de descubrir uno de los sitios más interesantes de los alrededores del Lago Lemán.
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La dolce vita en Suiza
La historia de Carouge es fascinante como pocas. Aunque fue poblada desde antiguo debido a su estratégica ubicación junto al río Ave, vamos a poner el foco a partir del siglo XVIII. Fue en ese momento cuando los duques de Saboya, tras cruentas disputas, se hicieron cargo de la ciudad. En un contexto en el que todo era protestantismo, se esforzaron por hacerle sombra a Ginebra con los usos y costumbres propios de una ciudad católica.
Eso sí, querían hacerlo a lo grande. Por eso, construyeron una urbe con un claro carácter mediterráneo, llena de amplias avenidas dispuestas en forma de cuadrícula y plazas en las que hacer vida al más puro estilo italiano. Todo ello sin olvidarse de poner en pie palacios neoclásicos y cuidados jardines.
Rápidamente Carouge se convirtió en una de las urbes de moda de esta zona de Suiza, especialmente cuando salió de la órbita de la Casa de Saboya. Desde entonces, se trata de una especie de barrio bohemio de Ginebra, en el cual proliferan boutiques, talleres de artesanos, estudios de los artistas más vanguardistas y cafeterías perfectas para hacer un alto en el camino.
A toda esta herencia disruptiva hay que sumarle el modo de vida actual, posiblemente el más animado y exuberante de toda Suiza. Si queréis tomar una copa, acudir a una exposición de lo más rompedora o comprar en una pop-up store, este es vuestro sitio. Ojo, siempre teniendo en cuenta que se está en un país serio y formal: no esperéis una Malasaña a la suiza porque no es lo que vais a encontrar.
Llegar a Carouge es bastante sencillo. Desde el centro de Ginebra llegaréis en apenas 10 minutos, ya sea por tranvía o yendo con vuestro propio coche. Si fuese este último caso, tenéis que tener en cuenta que aparcar en Suiza nunca es sencillo y menos aquí. Nosotros al menos lo dejamos en zona azul después de dar unas cuantas vueltas, pagando 4 francos por unos 90 minutos (tiempo más que suficiente para recorrerse el barrio, excepto si os vais a quedar a tomar algo).
Turismo en Carouge
Una Italia en miniatura
Hablar de Carouge implica necesariamente mencionar algunos tópicos, como su carácter mediterráneo o su ambiente bohemio. La cuestión está en que son más ciertos que nunca, pues se trata de un lugar súper especial y en el que por encima de todo hay una atmósfera difícil de encontrar en cualquier otro lugar de Suiza.
Por eso, nuestra primera recomendación es que deis un paseo sin rumbo y sin prisa. Al fin y al cabo, la zona turística de Carouge no es tan grande (apenas una cuadrícula de 5 o 6 calles) y descubrirla con mimo es una experiencia difícil de olvidar.
Nosotros ahora os vamos a enseñar algunos puntos de interés imprescindibles, como sus plazas o sus iglesias, pero hacednos caso y moveos sin más pretensión que encontrar rincones con encanto. Por todas partes veréis escaparates que os dejarán sin palabras, cafeterías que parecen sacadas de una película de Fellini o jardines que quedarán súper bien en vuestro Instagram.
Visitamos Carouge en un viaje de más de una semana por Suiza, en el que vimos prácticamente de todo. Y ahora, con un poquito de perspectiva, tenemos que reconocer que es uno de los sitios que recordamos con más cariño. Sería un crimen ir a Ginebra y no dedicarle al menos una horita o dos a este lugar.
Plaza del Mercado (Place du Marché)
Principio y final de todas las cosas en Carouge, la Plaza del Mercado o Place du Marché es el epicentro de todo lo que ocurre en el municipio. Los días de mercado (generalmente miércoles y sábado) es puro bullicio, con una sucesión casi infinita de puestos en los que se vende prácticamente de todo. Sin embargo, también es más que recomendable la visita el resto de días de la semana, pues ese ajetreo deja paso a un lugar delicioso por el que pasear, con bancos en los que sentarse a hacer un alto en el camino y con alguna que otra terracita en la que tomar algo.
Cinéma Bio
Uno de los edificios con más encanto de toda la plaza es el Cinéma Bio, un cine de los de antes. Renovado en el año 2007, se trata de un lugar de culto para los amantes del séptimo arte: con su sencilla arquitectura, los llamativos carteles en la fachada y niños jugando por los alrededores. Tanto el propio cine como los cafés de los alrededores tienen un ambiente súper adorable.
Iglesia de la Santa Cruz (Église Sainte-Croix)
También en la propia Plaza del Mercado está la Iglesia de la Santa Cruz (Église Sainte-Croix), un sobrio edificio del siglo XVIII. Fue diseñado, como no podía ser de otro modo, por un destacado arquitecto italiano.
Plaza del Templo (Place du Temple)
Paralela a la Plaza del Mercado, en dirección al río, está la Plaza del Templo (Place du Temple), otro de los espacios abiertos más interesantes de Carouge. En ella encontraréis a la Iglesia Reformista, que compite en belleza (aunque no en tamaño) con la Iglesia de la Santa Cruz.
Os preguntaréis qué hace una iglesia reformista en Carouge, si al principio decíamos que surgió como ciudad católica. La explicación es sencilla, pues ya hace más de dos siglos que el pueblo dejó de pertenecer a los Saboya para integrarse en el territorio suizo convencional.
Terminamos aquí nuestro recorrido por la zona más bohemia de Ginebra y alrededores, aunque posiblemente también de toda Suiza. Esperamos que os haya gustado el paseíto y que no dejéis de visitar Carouge si estáis cerca, porque os aseguramos que merece mucho la pena.
2 respuestas
Me encanta la forma fresca de presentar los sitios!!! Os seguiré ????
¡Muchísimas gracias Ofelia! 🙂