La Iglesia de Dverberg, el templo octogonal de las Islas Vesteralen

Aunque la mayor parte de los atractivos turísticos de la isla de Andoya están en la costa oeste, al este hay una visita absolutamente imprescindible: la Iglesia de Dverberg. Un sorprendente templo de planta octogonal ubicado en una pequeña y evocadora península, el cual no deberíais dejar de conocer si tenéis oportunidad. En este artículo os contamos su historia y cómo fue nuestra experiencia visitándolo.

Infortunios que acabaron en forma de octógono

Aunque la iglesia actual data de mediados del siglo XIX, hay evidencias históricas de un primer templo ya desde 1589. Podría ser incluso anterior, ya que en los documentos se habla de ella como una iglesia ya existente.

El camino de la Iglesia de Dverberg no fue sencillo. Ya en 1658 se habla de una gran reparación de los muros sur y oeste, que habían sido dañados. Todo esto venía por su cercanía al mar, ya que en ese momento el edificio estaba en una ubicación algo más expuesta que el actual.

La mala suerte se cebó con la iglesia en el siglo XVIII, cuando un rayo impactó en ella en 1734 y fue dañada en el posterior incendio. Unos meses más tarde comenzaron unas obras que duraron 15 años y que concluyeron con una iglesia totalmente nueva. Eso sí, la alegría duró poco: en 1794 se tuvo que volver a restaurar porque estaba en mal estado.

Ya en el siglo XIX, y tras diferentes parches, se decidió que no tenía sentido seguir con las reparaciones. Así, optaron por construir una nueva iglesia a 300 metros de donde estaba, en el actual emplazamiento. Fue en ese momento cuando se planteó un templo de planta octogonal, el cual fue consagrado en 1843. Desde entonces ha sido restaurada varias veces, pero ya como algo rutinario y siendo el templo que actualmente se puede visitar.

Cómo visitar la Iglesia de Dverberg

Llegar hasta la Iglesia de Dverberg es sencillo. Está en la costa este de Andoya, más o menos a mitad de isla. Si vais bajando por la Andoya Scenic Route, veréis el desvío unos pocos kilómetros antes de llegar a Nordmela. Tardaréis aproximadamente 25 minutos en ir de una orilla a otra, a lo cual tendríais que sumar el tiempo que le dediquéis al templo y la consiguiente vuelta.

Una vez allí, tenéis un aparcamiento gratuito y espacioso junto a la iglesia. Incluso si os la encontráis cerrada (como fue nuestro caso) merece la pena la visita, ya que podréis entrar a su jardín y rodearla por completo.

Os recomendamos explorar un poco y bajar hasta la playa cercana. Incluso que os alejéis un poco por los diferentes senderos que salen de la iglesia: cualquier esfuerzo que hagáis será recompensando con buenas panorámicas de uno de los edificios con más personalidad de todas las islas Vesteralen.

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