¿Alguna vez os ha llegado la típica cadena de email con lugares insólitos y habéis visto cosas que no parecían reales? En este post vamos a hablar de la carretera del Atlántico, un lugar que bien podría estar en cualquiera de esos emails. No en vano, muchos medios de comunicación (entre ellos algunos tan prestigiosos como The Guardian) hablan de esta ruta como la carretera más bonita del mundo. Un auténtico icono de Noruega que merece la pena visitar. Nosotros lo hicimos, la experiencia fue única y aquí os traemos todos los detalles para preparar el recorrido.
¿Ir a la carretera del Atlántico merece la pena?
Respuesta rápida: ¡sí! ¡Por supuesto! Cuando le hemos hablado de este sitio a conocidos, alguno ha puesto cara rara para luego decir «¿en serio fuisteis a ver una carretera?». Pero es que el sitio es una pasada. Y ojo, que esto no es algo que digamos solo nosotros: no en vano, se trata del segundo monumento más visitado de Noruega. Por algo forma parte de la red de Norwegian Scenic Routes.
Pero vayamos por partes y empecemos con un poquito de historia. La carretera es un auténtico orgullo nacional, hasta el punto de haber sido escogida como la construcción más importante del siglo XX por los propios noruegos. Su construcción fue un auténtico hito, no solo porque culminaba muchos intentos anteriores sino por la lucha contra los elementos. Para levantar esta obra de ingeniería hubo que trabajar seis años (de 1983 a 1989), durante los cuales sufrieron hasta 12 tormentas huracanadas. Durante los primeros quince años era una carretera de pago, pero pasó a ser gratuita cuando se recuperó el dinero invertido. Si esto se hubiera hecho en España, a día de hoy algún político corrupto todavía seguiría sacando tajada. 🙂
Prácticamente desde su construcción se ha considerado patrimonio cultural del país: los noruegos están muy orgullosos de esta carretera y aprovechan cualquier ocasión para mostrarla al mundo. Es más, seguro que al ver las fotos el lugar os suena, ya que la carretera del Atlántico es un escenario habitual para el rodaje de anuncios de televisión.
Vamos, que si estáis pensando en ir no lo dudéis, porque el sitio realmente merece la pena.
Qué ver y qué hacer en la carretera del Atlántico
Pero… ¿dónde está la carretera del Atlántico? Pues se trata de una carretera de poco más de 8 kilómetros, que forma parte de la Ruta 64. Se encuentra entre las ciudades de Kristiansund y Molde, a bastantes kilómetros de las zonas más típicas del país (como Oslo, a 600 km, o Bergen, a 450). No obstante, muchas rutas en coche o furgo por los fiordos noruegos empiezan por el norte y van bajando, así que puede ser un buen punto de partida.
La carretera está formada por ocho puentes, entre los cuales destaca fundamentalmente el conjunto de Hulvagen. Es el que deja las imágenes más locas, con un puente retorcido sobre sí mismo por el cual da casi tanto vértigo pasar como ver a otros coches atravesarlo.
Más allá de la obra de ingeniería que supuso, la carretera del Atlántico es una buena excusa para entrar en contacto directo con la geografía de esta parte de Noruega. A lo largo del recorrido podréis hacer distintas paradas. En ellas hay prácticamente de todo: desde pasarelas que te permiten tocar el mar hasta un centro de interpretación, pasando por tiendas o lugares en los que contratar excursiones a islas cercanas. También hay un emotivo monumento a las vidas perdidas en el mar.
En cualquier caso, es uno de esos lugares a los que ir con calma. Merece la pena hacer muchas paradas, mirar hacia todas las direcciones y tomar cientos de fotos. Si estáis por la zona varios días, estad atentos: nosotros fuimos en un día soleado y fue increíble, pero por lo visto en días de mal tiempo la fuerza del mar es espectacular.