Qué ver en Bleik, un adorable pueblo pesquero de las islas Vesteralen

Bleik es una pequeña localidad del oeste de la isla de Andoya, al norte de las islas Vesteralen. Apenas cuenta con una población de 500 habitantes, que convive en armonía con un grupo mucho más numeroso: el de la mayor colonia de puffins o frailecillos de toda Noruega. De hecho, el motivo más habitual para dejarse por allí es hacer una expedición en barco a la isla, de cara a poder conocer a estas adorables aves.

Un pueblo pálido, pero lleno de posibilidades

Pero no solo de failecillos vive Bleik. De hecho, su nombre tiene mucho que ver con otro de sus grandes atractivos turísticos: una enorme playa de arena fina. Se dice que es una de las más grandes de toda Noruega, algo que podemos constatar después de haber viajado varias veces por todo el país. El caso es que la palabra bleik significa literalmente blanco o pálido, algo que tendría que ver con el color de la arena de la playa.

Bleik está a los pies de la Andoya Scenic Route, por lo que es un lugar de paso frecuente entre los viajeros que recorren la isla de punta a punta. No es que sea especialmente grande, pero puede reteneros bastante tiempo si exploráis lo alrededores. Al fin y al cabo, en su entorno más inmediato encontraréis pequeñas islas, una reserva natural, lagos…

Allí os espera una propuesta turística bastante elaborada, con diferentes empresas ofreciendo sus tours para ir a visitar las islas más próximas. Aunque los frailecillos sean una especie muy común en Noruega, lo cierto es que en ningún otro sitio podréis contemplarlos con tanta facilidad. Incluso con unos prismáticos podríais hacerlo a pie de playa, si vais en la temporada adecuada.

Turismo en Bleik

Pueblo

A nivel arquitectónico, Bleik es el típico pueblo de pescadores que cabría esperar de un sitio como la isla de Andoya. Sin embargo, no siempre miró al mar, ya que también representa a las mil maravillas a los pueblos granjeros de los entornos rurales noruegos.

El pueblo como tal data del siglo VI como mínimo, apareciendo configurado más o menos como ahora desde la Edad Media. Además de la pesca y la agricultura, también ha tenido artesanos notables a lo largo del tiempo. Toda esa evolución ha quedado reflejada en los diferentes edificios que componen su casco urbano.

Playa

La Playa de Bleik es uno de sus grandes atractivos. Como en Noruega normalmente las playas son de rocas, las que son de arena fina y blanca se vuelven muy populares entre los locales. Nosotros hicimos noche frente a ella con la furgoneta y, la verdad, fue una pasada recorrerla tanto al atardecer como a primera hora de la mañana. Es muy bonita y da gusto pasear por ella.

Puerto

Todo lo contrario podríamos decir del Puerto de Bleik: lejos de ser un espacio natural, se trata de una zona muy trabajada y desarrollada, que dice mucho del dinamismo de la industria pesquera local. El ir y venir de barcos es constante, además de ser el punto de partida de las excursiones que recorren los alrededores.

Bleiksoya

Precisamente, se hace prácticamente obligatorio tomar uno de esos tours e ir a visitar la cercana isla de Bleiksoya. No tiene pérdida, es la isla triangular que está justo enfrente del pueblo. Allí anida la colonia de frailecillos más grande del país. La empresa que más fama tiene en la zona es Puffin Safari, que organiza tours varias veces al día. Por si os interesa, también ofrecen excursiones privadas, aunque esas son mucho más caras.

Senderismo

Por último, desde Bleik tenéis un buen puñado de opciones para hacer senderismo y recorrer a pie su bonito entorno natural. Muy cerquita tenéis la Reserva Natural de Bleikmorenen o el Lago Bleiksvatnet, por poner dos ejemplos. También podéis hacer un trekking hasta lo alto del monte Royken y disfrutar de una buena panorámica del pueblo.

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