Qué ver en el Parque Nacional del Istmo de Curlandia (Lituania): ruta de un día

El Parque Nacional del Istmo de Curlandia es uno de los espacios naturales más importantes del Báltico. Compartido casi al 50% por Rusia (al sur) y Lituania (al norte), en este artículo os contamos cómo es la visita a la parte lituana. Si seguís leyendo os enseñaremos qué tiene de especial este sitio, qué se puede ver en un día, cómo moveros por el istmo o cual es la comida típica, sin olvidarnos del transporte o de las compras típicas. En resumen, aquí os traemos una completa guía para visitar el Istmo de Curlandia.

Introducción: una lengua de tierra compartida por Lituania y Rusia en medio del Mar Báltico

Si hablamos únicamente de geografía, el Istmo de Curlandia es una estrecha franja de tierra que sale de la Península de Sambia (en Rusia) y llega hasta la costa de la ciudad de Klaipeda (en Lituania). Tiene una longitud de 98 kilómetros, de los cuales 52 pertenecen a los lituanos y 46 a los rusos. La anchura del istmo va desde los 400 hasta los 3800 metros.

Ambos lados tienen la máxima protección natural. La zona rusa corresponde con el Parque Nacional de Kúrshskaya Kosá, mientras que la zona lituana (excepto un pequeño tramo al norte) es el Parque Nacional del Istmo de Curlandia.

Lamentablemente, nos tuvimos que limitar a visitar el lado lituano. Entrar en el Óblast de Kaliningrado (el pequeño trocito ruso que hay entre Lituania y Polonia) no es tarea fácil, especialmente desde la pandemia del coronavirus. Por eso, de ahora en adelante la guía se centrará únicamente en la zona norte del istmo.

En ella, el turismo está muy desarrollado, posiblemente más que en ninguna otra zona de Lituania. Tras la caída de la URSS comenzó un flujo constante de turistas (mayoritariamente alemanes) que no se ha detenido nunca, puesto que su riqueza natural, sus pueblos y su gastronomía son un auténtico imán para los viajeros.

Turismo en el Istmo de Curlandia

Un día es tiempo más que suficiente para recorrer los 52 kilómetros lituanos del Istmo de Curlandia. Eso sí, a buen ritmo: hay mucho que ver y que hacer, así que si os despistáis se os quedarán cosas en el tintero. En líneas generales, existen cuatro zonas en las que están agrupadas la mayor parte de los atractivos turísticos del lugar. A continuación os las enseñamos, para después hablar de la que, en nuestra opinión, es la quinta zona de interés del istmo: sus playas.

Zona de Smiltyne

La puerta de entrada para la mayor parte de los viajeros es Smiltyne, en la zona norte del istmo. A esta ciudad llegan ambos ferrys, tanto el de peatones como el de vehículos. Es la única parte de Curlandia que se puede visitar sin pagar entrada, ya que la garita está justo al sur. Eso sí, sería absurdo ir hasta allí y no visitar nada más.

Al norte de Smiltyne están algunos de los museos e instituciones más destacados de la zona. Nos referimos al al Dolphinarium, al Centro de Rehabilitación de Animales del Mar Báltico o al Aquarium (en el interior de una fortaleza),

A modo de curiosidad, en las aguas que bordean al Aquarium es posible ver, en algunas épocas del año, una pequeña colonia de pelícanos.

Un poquito más al sur de la zona de museos hay una exposición de barcos, submarinos y objetos del mar en general. Es lo que se conoce como Jardines de los Viejos Barcos Pesqueros (Senuju Zvejybos Laivu Aikstele / Grounds of Old Fishing Ships). Merece la pena parar, hay piezas realmente singulares y la entrada es gratuita.

También es gratis la cercana Granja de Pescadores (Etnogrgafine Pajurio Zvejo Sodyba / Sea Fisherman’s Farmstead), una especie de museo etnográfico al aire libre en el que se muestran las diferentes construcciones que solía tener una aldea de pescadores. Misma cosa: la parada es más que recomendable.

Para terminar con esta zona dos consejos. El primero es que tengáis ojo con el aparcamiento, ya que en algunas zonas hay parquímetro y están muy atentos para poner multas. El segundo es que os adentréis en el bosque que hay detrás del Aquarium, porque es una auténtica pasada. Además, tras él os espera una de las playas más bonitas del istmo, aunque de ella hablaremos en el apartado de playas.

Zona de Juodkrante

La siguiente zona, algo más al sur, ya es de pago. Si vais en temporada baja os pedirán 5€, pero en verano suben hasta 20€. Se paga en una garita que está junto al punto de observación de la primera duda que se puede visitar.

Unos kilómetros más adelante está la Bahía del Ámbar (Gintaro Jlanka / Amber Bay), que en nuestra opinión es una parada obligada. Hoy en día solo tiene unos pequeños muelles y algunas figuras hechas en el agua, pero este remanso de paz tuvo una época de esplendor a mediados del siglo XIX, cuando se convirtió en el principal lugar de extracción de ámbar del istmo.

Un poquito más adelante se llega al pueblo de Juodkrante, una de las principales poblaciones de Curlandia. Es una pequeña urbe en la que destacan sus casitas de madera y sus jardines frente al mar. Merece la pena que deis un paseíto por allí y le toméis el pulso al modo de vida que tienen, con sus omnipresentes puestos de venta de zuvis en cada esquina.

A mitad del pueblo está la Colina de las Brujas (Hill of Witches / Raganu Kalno), posiblemente el lugar más visitado de todo el Parque Nacional. Se trata de una pequeña colina en el interior de un bosque, en la cual diferentes artistas del país han hecho casi un centenar de esculturas talladas en madera. Todas ellas cuentan leyendas locales, siempre con el tema de la brujería y la magia como eje central. También nos parece un sitio imprescindible. En una horita se visita tranquilamente.

Siguiendo rumbo al sur, a las afueras de Juodkrante tenéis que ir con mucho cuidado de no pasaros un pequeño desvío hacia el Punto de Observación de la Colonia de Garzas Reales y Cormoranes (Colony of Grey herons and Greats cormorants / Pilkuju Garniu ir Didziuju Kormoranu Kolonija). Es un lugar súper interesante, en el cual podréis aprender mucho sobre estas espectaculares aves.

Para terminar con esta zona, también hay un mirador hacia otra duna, pero nosotros pasamos de largo.

Zona de las Dunas Muertas

Si no hicimos esa última parada fue porque teníamos muchas ganas de llegar a la zona de las Dunas Muertas, donde la visita principal (por no decir la única) es el Sendero Cognitivo de la Duna de Nagliai (Cognitive path in Naigliai strict nature reserves – Dead dunes / Pazintinis takas Nagliu gamtos rezervate – Mirusios kopos).

Es sin duda la zona de dudas más espectacular de todo el Istmo de Curlandia, por lo que… ¿adivináis? ¡Visita obligada! Eso sí, abrid vuestra cartera: a la entrada encontraréis una garita en la que os cobrarán 5€ por persona.

La visita tiene tres partes. En primer lugar se va por un caminito de piedra, desde donde ya se divisan al fondo las dunas. Solo por ese primer trayecto ya merecería la pena pagar la entrada.

Un pelín más adelante hay una zona de pasarelas de madera, en la cual poco a poco las dunas van quedando más cerca.

Cuando la cosa no podría ponerse mejor, se camina directamente sobre la arena. Nuestra recomendación es que os quitéis las zapatillas y caminéis descalzos, ya que la sensación no podría ser más agradable.

Entre ir y volver se tarda casi una hora. También se puede visitar un faro cercano, pero nosotros seguimos con nuestro camino. Incluso podríamos haber parado en otra duna, la de Preila, pero ya habíamos tenido suficiente arena ese día.

Zona de Nida

La última zona del Parque Nacional del Istmo de Curlandia es la que está en los alrededores de Nida, la mayor localidad del lugar. Si bien todo el terreno del parque pertenece al término municipal de Neringa, Nida hace las veces de capital.

En Nida no solo podéis caminar por su agradable paseo marítimo, visitar sus museos (como el Museo del Ámbar o el Memorial de Thomas Mann) o disfrutar de su arquitectura popular, sino también probar la deliciosa gastronomía local o ir a sus puestos de venta de artesanía.

Una vez visitamos Nida, seguimos un poquito más al sur, hasta la Duna de Parnidis (Parnidis Dune). Es el punto más meridional de Lituania en el istmo, lo siguiente sería ya cruzar a Rusia. De hecho, id con cuidado y desactivad los datos del móvil, porque si vuestro smartphone se conecta a la red rusa os llegará una sorpresa desagradable en vuestra factura.

Esta zona tiene para hacer un recorrido de lo más interesante, con diferentes esculturas e incluso un calendario solar.

Acabar aquí, contemplando ya territorio ruso, fue la mejor manera de terminar nuestra excursión al Istmo de Curlandia. Todavía quedaba deshacer el camino andado, pero casi sin darnos cuenta estábamos ya en la cola para el ferry que nos llevaría de vuelta a Klaipeda.

Playas de Curlandia

Antes de terminar, no podíamos dejar de hacer una mención a las diferentes playas del Istmo de Curlandia, pues son algunas de las mejores de todo el Mar Báltico. Incluso en días fríos (nosotros fuimos a finales de verano y la temperatura ya no invitaba al baño) merece la pena que os deis un paseo por ellas, pues son realmente bonitas. Hay quien dice que si se mira bien en la arena se puede encontrar ámbar, así que quizá deberíais probar suerte.

Aunque las zonas cercanas a Juodkrante y Nida (especialmente esta última) tienes las playas de mayor fama, nosotros os recomendamos sin ninguna duda que vayáis a las de Smiltyne. Para llegar a ellas hay que caminar hacia el bosque que hay detrás del Aquarium y atravesarlo. Llegaréis a un lugar poco concurrido y de una gran belleza.

Información práctica

Cómo llegar

Desde el lado lituano, únicamente es posible llegar al Itmo de Curlandia por ferry. Existen dos opciones: una para peatones, que sale desde el Puerto Viejo; y otra para viajeros que vayan con su propio vehículo, que parte desde el Puerto Nuevo.

Aunque en internet no haya demasiada información, lo cierto es que es facilísimo llegar hasta allí. Los ferrys salen durante todo el día, tienen un coste asequible y no hace falta reservar con antelación.

En cualquier caso, hemos preparado un post contándoos todo sobre el ferry que une Klaipeda con el Istmo de Curlandia, por lo que podéis acceder a él para ampliar esta información.

Moverse: estado de las carreteras y transporte público

Tenéis tres opciones para recorrer los 52 kilómetros lituanos del Istmo de Curlandia:

  • Si no tenéis vehículo propio, no os quedará otra que tirar de autobuses. Hay una ruta que recorre el istmo de norte a sur durante todo el día: es económica, pero las frecuencias son mejorables. Quizá os compense completar esta opción tirando de taxis, ya que hay varias empresas en la zona que ofrecen sus servicios.
  • Si habéis llevado vuestra bicicleta (o alquilado una), os gustará saber que hay carril bici por todo el Istmo de Curlandia.
  • La opción más cómoda, así como la más utilizada, es la de ir con vuestro propio coche o furgoneta. Una única carretera recorre el istmo de norte a sur, contando con pequeños desvíos para los diferentes puntos de interés. Está en buen estado, pero no deja de ser de un solo carril (posibles atascos) y de estar en plena naturaleza. De hecho, cuidado con esto último, que nosotros vimos varios zorros cruzando la carretera sin previo aviso.

Por cierto, aparte del ferry hasta el Istmo, tendréis que afrontar un segundo gasto: el del acceso al Parque Nacional. Es decir, de Smiltyne para abajo tendréis que pasar por una pequeña garita en la que abonar entre 5€ o 20€ en función de la época del año.

Muy importante: id con muchísimo cuidado, ya que se trata de un espacio con una infinita riqueza medioambiental y es súper habitual que haya bichitos cruzando la carretera. Sin ir más lejos, nosotros nos cruzamos con varios zorros.

Gastronomía: platos típicos y dónde comer

El Istmo de Curlandia no es el lugar más barato del mundo. De hecho, es una de las zonas más caras de toda Lituania, pero aun así su deliciosa gastronomía puede estar al alcance de cualquier bolsillo si se busca bien.

El producto estrella del lugar es el zuvis, una especie de pescado ahumado que se vende por doquier. Lo sirven en restaurantes, aunque lo más típico es comprarlo en los puestos de venta de zuvis que veréis en cada pueblo (quizá el sitio en el que más encontramos fue Juodkrante). El pescado lo venden por piezas, caliente o frío, con un coste entre los 5€ y los 12€. Nosotros no pudimos dejar de probarlo, así que nos hicimos con una tajada y la degustamos frente al mar.

Aparte del zuvis, en los restaurantes del istmo se puede comer de todo, aunque obviamente lo más típico sigue siendo el pescado. Donde más restaurantes encontramos fue en Nida, el pueblo más al sur, aunque realmente no os será difícil encontrar sitios para comer. Eso si, por menos de 10€/persona lo tenéis complicado.

Compras: los mejores souvenirs de Curlandia

Como no podía ser de otro modo, un lugar tan especial tiene una buena oferta en lo que a compras se refiere (algo no tan habitual en las repúblicas del Báltico). Quizá el producto más típico es el ámbar, el cual se puede encontrar de mil maneras: en pulseras, colgantes, lámparas… ¡incluso como cuentas de Pandora!

Se vende mucha artesanía, especialmente relacionada con el mar. Sin embargo, los amantes de lo místico disfrutarán en Curlandia, ya que en torno a la Colina de las Brujas hay un pequeño mercado en el que comprar todo tipo de artículos relacionados con lo tenebroso del lugar.

Mapa del Istmo de Curlandia

Para haceros más fácil la visita, aquí os dejamos este mapa con todo lo que ver y hacer en el Istmo de Curlandia. Esperamos que os resulte de ayuda y que os facilite la preparación de esta interesante excursión.

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