Salvo excepciones como Belgrado, la verdad es que las capitales de los Balcanes no nos dejaron especial buen recuerdo. Sí, fuimos a todas, pero de algunas tenemos tan poco que decir que ni vamos a hacer un post. Sin embargo, Tirana nos gustó mucho… y realmente no sabemos por qué. No es una ciudad bonita ni tiene muchísimas cosas para ver, pero todo lo que visitamos nos pareció sorprendente y el ambiente era más que agradable. Por eso, aunque apenas pasamos un par de horas en la capital de Albania, hemos hecho esta pequeña guía con las cosas que vimos.
Ruta de unas horas por Tirana
Como toda buena ciudad con pasado comunista, acercarse al centro de Tirana es sinónimo de recorrer enormes avenidas. Eso no es casualidad, normalmente se hacían estos accesos pensando en hacer enormes desfiles y en que los tanques puedan transitar cómodamente en caso de tener que mandar un recado a la población.
Sea como fuere, el centro centrísimo es la Plaza de Skanderberg. Llegar a ella es sencillo y aparcar más de lo mismo, pues hay un parking justo debajo (que cuesta más o menos dos euros la hora). Es sin duda el mejor lugar para empezar una visita a Tirana.
En la Plaza de Skanderberg encontraréis el típico cartel con letras para hacerse un selfie. No sabemos si es su ubicación definitiva (ya que en otros blogs lo hemos visto en otras zonas de la ciudad), pero en 2020 estaba ahí.
La plaza es enorme, de esas que te hacen sentir chiquitito. Obviamente no llega a la majestuosidad de la Plaza Roja de Moscú, pero desde luego es un buen representante de la arquitectura soviética.
A un lado está el Museo Nacional de Historia, cuyo impresionante mosaico de la fachada no pasa desapercibido. En él se pueden ver algunos de los personajes más representativos de la cultura albanesa. El museo tiene una parte gratuita que se puede visitar, pero el grueso de las exposiciones son de pago.
En la plaza también se encuentra el Teatro Nacional de Ópera y Ballet de Albania, un edificio construido en 1953 y cuyas continuas restauraciones siempre han sembrado la polémica.
Por último, en la Plaza de Skanderberg también encontraréis la enorme Mezquita Et’hem Bey, cuyo interior puede visitarse mediante visita guiada. Al ladito está la Torre del Reloj, desde la cual hay una buena panorámica de la plaza.
Seguimos nuestra ruta alejándonos de la parte más monumental, para ir a parar al Blloku, el último barrio de moda de la capital de Albania. Para hacernos a la idea, Blloku es a Tirana lo que Malasaña a Madrid: mucho movimiento cultural, restaurantes de todo tipo y sin duda es el mejor lugar para tomar una copa.
Para llegar a sus calles tuvimos que caminar unos 10 minutos, pero realmente mereció la pena porque nos comimos una pizza deliciosa en él. El paseo posterior fue la mar de agradable, nos gustó mucho esa sensación de libertad en una ciudad tan conservadora como Tirana. Como curiosidad hay que decir que aquí se abrió la primera cadena de comida rápida extranjera (un KFC).
Desde ahí fuimos a uno de los edificios más controvertidos de la ciudad, aunque también uno de los más icónicos: la Pirámide de Tirana. Fue construida a en los años 80 del siglo XX para servir de museo en honor al líder comunista Enver Hoxha (de hecho, fue diseñada por su hija). Desde 1988 hasta 1991 cumplió esas funciones, pero rápidamente se le dieron otros usos. Por poner dos ejemplos opuestos: en 1999 sirvió como base de la OTAN en la Guerra de Kosovo y años después se utilizó como discoteca.
A día de hoy la pirámide está abandonada y sirve como hogar para algunos mendigos de la ciudad. El debate está en la calle siempre: hay quien pide restaurarla y también quien apuesta por demolerla. Nosotros fuimos a verla y la verdad es que nos gustó mucho. Vimos a gente trepar por ella, así que si sois valientes podéis subir a lo alto.
Queríamos hacer una visita rápida, así que con eso pusimos rumbo al coche. Sin embargo, de camino vimos The Cloud (una peculiar escultura del artista Sou Fujimoto). En teoría iba a estar de manera temporal en Albania, pero ya lleva unos años allí y no parece que vaya a moverse.
Por último, queremos recomendaros que busquéis los diferentes bunkers que hay por el centro. Aunque muchos están cerrados (en época comunista se hicieron cientos), a día de hoy algunos funcionan como galerías de arte y centros de reunión. Los más famosos están señalizados en los mapas turísticos.
En definitiva, nuestras dos horitas (comida aparte) en Tirana dieron mucho de sí. No es la ciudad más bonita del mundo, pero a nosotros nos encantó y solo podemos recomendar su visita si estáis en esta zona de Europa.