Qué ver en Pirano, el destino estrella de la costa de Eslovenia

Eslovenia tiene muy poquita línea de costa, apenas 40 kilómetros. Sin embargo, han sabido aprovechar su salida al mar… ¡y de qué manera! Son varias las opciones para conocer el litoral esloveno, una de las cuales es la protagonista de este post: la pequeña ciudad de Pirano. Se trata de un coqueto pueblo costero en el que encontraréis prácticamente de todo: desde vida nocturna hasta pequeñas playas de piedra, pasando por una excelente oferta gastronómica o un casco histórico propio de un cuento. También merece ser mencionada la herencia veneciana, pues todo aquí recuerda la enorme influencia que ejerció la República de Venecia durante muchos siglos.

Ruta de un día por Pirano

Hemos dicho que en la ciudad hay de todo, pero lo que seguramente no encontraréis (al menos a la primera) es aparcamiento, ya que no hay muchas opciones. Nosotros os recomendamos dejarlo en el Aparcamiento Fornace, a solo 10 minutos del centro. Es más, si no queréis andar sigue siendo una buena opción, ya que tienen un servicio de autobús gratuito que funciona prácticamente todo el día.

Fuimos a Pirano por la noche, bastante cansados tras muchas horas de carretera y con ganas más bien de estirar las piernas que otra cosa. Sin embargo, la ciudad nos conquistó desde el primer momento y acabamos echando un rato más largo del previsto.

Básicamente hay tres zonas que ver en Pirano:

El puerto y la playa: no son los más bonitos del mundo, pero tienen mucho encanto gracias a las vistas del propio casco histórico. Hay varios restaurantes a buen precio y las playas son gratuitas, algo que no ocurre hacia el norte (prácticamente todas las playas italianas son de pago).

Zona baja de Pirano: cuyo epicentro es, sin lugar a dudas, la Plaza Tartini. A su alrededor hay tiendas, heladerías, restaurantes y los edificios históricos más importantes de Pirano. Aun así, solo podemos recomendaros que no os quedéis con ninguno en concreto y paseéis sin rumbo por las distintas calles, porque son súper bonitas.

Zona alta de Pirano: en este caso, la protagonista es la Iglesia de San Jorge, con su reconocible torre del reloj. Merece la pena subir a esta parte de la ciudad, no tanto por las vistas de la urbe (que no son gran cosa) sino por lo que se ve alrededor. Detrás de la iglesia hay un pequeño jardín, desde donde se pueden ver Italia a un lado y Croacia al otro con total claridad. Una de esas experiencias que un viajero auténtico siempre disfruta.

Este paseíto, complementado con cualquiera de las actividades propias de esta encantadora ciudad (tomar un helado artesanal, ir a la playa o degustar la gastronomía local) harán que toda visita a Pirano se convierta en un día (o una noche) para recordar.

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