El Lago Bled es uno de los destinos turísticos más populares de Eslovenia. Disfrutan de él no solo viajeros llegados de todo el mundo, sino también los propios eslovenos, a los que este impresionante lago y sus alrededores les llena de nostalgia y buenas vibraciones. En este post os vamos a contar algunas de las cosas que se pueden hacer en un lago que, la verdad, nos dejó sensaciones encontradas.
El Lago Bled… ¿lo mejor de Eslovenia?
Esperábamos mucho del Lago Bled, pues las fotos que habíamos visto en internet eran una auténtica pasada. Lo que encontramos, a nivel de naturaleza, sin duda superó cualquier expectativa: el lago es impresionante, las montañas que lo rodean son de cuento de hadas, el castillo es una pasada…
Sin embargo, algo nos chirrió en todo aquello. ¿Turismo demasiado masificado? Puede ser que fuera eso, pero el caso es que no encontramos el encanto del que sí disfrutamos en otras partes de Eslovenia. Mucho tráfico, hoteles por todas partes, gente ruidosa metiendo codo en los sitios más destacados para hacerse un selfie… Vamos, que no disfrutamos del todo.
Si a eso se le suman incomodidades propias de un lugar en el que el turismo está súper desarrollado, como problemas para aparcar, precios súper inflados o que los perros no estén bien recibidos en casi ningún sitio, todo lo que podemos decir es que no fue la visita de nuestra vida.
Ojo, no nos malinterpretéis: el Lago Bled es una pasada y merece la pena visitarlo. Simplemente hay que hacer un ejercicio de paciencia y dar por sentado que la visita será siempre acompañada de un montón de gente.
Qué ver y hacer en el Lago Bled
Se pueden hacer millones de cosas, no lo vamos a negar. Sin embargo, nosotros solo teníamos un día, así que optamos por ir a por los auténticos hits del lugar:
– Subir al Castillo de Bled: una vez os peguen la clavada (3€ por aparcar y una entrada de 13€/persona), podréis disfrutar de un castillo excepcional. Es súper bonito, está lleno de tiendas con productos artesanales y desde lo alto disfrutaréis de unas vistas maravillosas de todo el lago. Uno de los monumentos más visitados de Eslovenia, si no el que más.
– Bañarse en el lago: ojo, que esto tiene trampa. No podéis bañaros en cualquier sitio (de hecho, en el 90% de la superficie el baño está prohibido con multas de 200€ para los que se salten la norma), solo en las zonas acotadas. En esas zonas hay que pasar por caja (normalmente unos 20€ al día), hay muchas restricciones (no se puede ir con perro, por ejemplo) y están realmente saturadas. Aun así, sus aguas son cristalinas y el baño merecerá la pena. Además algunas de estas zonas de baño cuentan con atracciones como toboganes acuáticos o piscinas de diferentes profundidades.
– Pasear por su orilla: dar un paseo a pie de agua es una actividad sensacional, en la que disfrutaréis de bellos jardines y de buenas vistas del Castillo. No esperéis gran cosa de la propia ciudad de Bled, pues solo son hoteles y restaurantes a punta pala.
– Deportes y actividades varias: en el Lago Bled se puede hacer prácticamente de todo. ¿Os apetece alquilar una canoa? Se puede. ¿Queréis hacer paddle surf? Se puede. De hecho, hay actividades bastante locas, como tiraros montaña abajo en una especie de carricoche de madera. Tenéis también una de las tirolinas más largas de Europa. Eso si, preparad la cartera para todas y cada una de ellas.
– Hacer senderismo por los alrededores: es innegable que el Lago Bled es una pasada a nivel de naturaleza. Desde casi cualquier punto podréis iniciar una ruta que, cuanto menos, os dará acceso a bonitas panorámicas del lago y a encuentros con la naturaleza en su estado más fotografiable. Merece la pena ponerse las botas y echar a andar.