Radovljica, la mejor excursión desde el Lago Bled

Si estáis en Eslovenia, seguramente os planteéis hacer una excursión al Lago Bled. Es uno de los lugares más visitados y que sin duda no deja nunca indiferente a los viajeros que lo recorren. Sin embargo, la existencia de este bonito lago no debe eclipsar la belleza de sus alrededores, pues esta zona es de lo mejorcito del país y en ella podéis encontrar auténticas joyas.

Una de ellas es la protagonista de este post: Radovljica, una de esas ciudades slow en las que el viajero encontrará, por encima de cualquier cosa, una experiencia tranquila y centrada en las pequeñas cosas.

Cómo llegar a Radovljica

Radovljica está a escasos 10 minutos del Lago Bled. Llegar en coche es bastante sencillo, ya sea por carreteras secundarias o utilizando la autovía que atraviesa la zona.

A nivel de GPS, lo mejor es que busquéis la céntrica Plaza Linhartov: es imposible llegar a ella en coche, pero aparcar cerca es la mejor opción ya que todo el casco histórico está entorno a ella.

Qué ver en Radovljica

Se trata de un pueblo muy chiquitito, en el que el casco histórico es básicamente una calle y una plaza que se recorren en una horita. Sin embargo, es muy probable que la visita se prolongue bastante más: hay tiendas regentadas por artesanos de la zona, cafeterías en las que degustar especialidades locales, miradores…

Lo mejor es que empecéis la visita en la Oficina de Turismo, donde os darán un precioso mapa en el que se explican todos y cada uno de los edificios del casco histórico. Así le iréis sacando todo el jugo a un lugar tranquilo, aunque lleno de sorpresas.

Es increíble que en un pueblo tan chiquitito haya tanto edificio imponente, como la Casa Natal de Antonio Tomás Linhart, el padre de la dramaturgia eslovena. Aunque la casa original se quemó en un incidencia en el siglo XIX, en esa misma centuria se levantó un palacio con una fachada que bien merece la pena.

A lo largo de la calle encontraréis edificios de estilos arquitectónicos muy diferentes, estando representados prácticamente todos desde el gótico en adelante. Por citar algunos ejemplos, nos llamaron mucho la atención la Casa Vidic (un edificio civil del siglo XVII), la enorme Mansión Radovljica (un pequeño castillo con 8 siglos de antigüedad) o la Casa Mali (con su característica fachada gótico-renacentista).

La Casa Vidic, de 1964 conserva estupendamente los frescos de sus paredes.
Mansión de Radovljica

También hay espacio para una fuente-monumento en honor de Jospina Hocevar, para un taller de cerámica e incluso para un taller de dulce de miel. En este último se creó el lect, un bizcocho típico de la región que haríais muy bien en probar.

Al final del casco histórico, en una plaza súper bonita presidida por un enorme árbol, se encuentra la Iglesia de San Pedro, un templo gótico del siglo XV cuyo interior es precioso. Por cierto, al lado hay varios edificios asociados a la iglesia que también son muy bonitos. Enfrente debe haber una escuela de música o algo parecido, porque cuando hicimos la visita estaban sonando instrumentos de viento que hicieron que todo pareciera aun más medieval.

Por cierto, tanto al final de la calle como a ambos lados hay distintos miradores. Merece la pena que os asoméis a todos y cada uno de ellos, pues las vistas de los alrededores son preciosas.

Lo hemos contado todo con muchísimo entusiasmo, pero la verdad es que no es un sitio que tengáis que visitar esperando grandes edificios. Lo bonito de Radovljica es su conjunto y sobre todo su ambiente: uno de esos lugares en los que el tiempo parece haberse detenido y en los que el viajero disfrutará cada segundo que pase allí.

100% recomendable, si estáis por la zona id a Radovljica que no os vais a arrepentir

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