Qué ver en Hendaya, la ciudad con la playa más larga de la costa vasca

Hendaya es la primera ciudad de Francia si se cruza la frontera desde la costa vasca. En concreto, linda con las localidades de Hondarribia e Irún, estando conectada a la primera mediante un barquito y la segunda por carretera. Seguid leyendo y os enseñaremos qué ver y qué hacer en una localidad que, para muchos viajeros, supone su primera toma de contacto con el País Vasco Francés.

Ciudad fronteriza (en el mejor sentido de la palabra)

Hacer una excursión a Hendaya es sinónimo de pasar una jornada repleta de posibilidades. En su término municipal podéis encontrar típicas casitas vascas con entramado de madera en su fachada, pero también una enorme playa y una especie de bosquecito dominado por un castillo. Eso sí, no esperéis verlo todo del tirón, ya que si no os desplazáis con coche entre las tres zonas es una auténtica paliza.

Hendaya ha hecho de su situación fronteriza su modo de vida, siendo desde hace ya muchos siglos uno de los grandes focos comerciales y turísticos de la zona. Cada vez que España y Francia entraban en conflicto solía estar en la pomada, pero aun así ha llegado hasta nuestros días como uno de los enclaves más dinámicos de la frontera entre ambos países.

Pasar el día allí es súper guay. Puede que un tercio de la población de la ciudad sea española, pero a nosotros nos parece mágico coger el coche y estar en otro país tras hacer unos pocos kilómetros. Siempre nos ha parecido una excursión perfecta cuando hemos ido al País Vasco, así que la hemos hecho un montón de veces.

Turismo en Hendaya

Como ya hemos dicho, Hendaya tiene tres zonas claramente diferenciadas: la de su centro histórico, la de la enorme playa y la de los alrededores del castillo. En este post os vamos a enseñar lo que podéis esperar de cada una de esas áreas.

Centro histórico (Centre ville)

Los más mayores (y los más pequeños, por haberlo visto en los libros de historia) recuerdan Hendaya por haber sido el lugar en el que se entrevistaron Franco y Hitler en 1940. Eso fue en su estación, un lugar bastante gris pero que a la vez supone la puerta de entrada al casco viejo de Hendaya.

En sus calles, como en el resto del País Vasco Francés, encontraréis un montón de casonas y caseríos en las que las fachadas están protagonizadas por coloridos entramados de madera. Quizá no sea el sitio con ejemplares más bonitos, pero la verdad es que el conjunto no está nada mal.

Por daros algunas referencias, no podéis perderos la Plaza de la República, la Iglesia de San Vicente ni el frontón municipal.

Playa de Ondarraitz y alrededores

La segunda gran zona de Hendaya es la Playa de Ondarraitz. Se la conoce también como la Grande Plage, no por casualidad sino porque sus 3 kilómetros de largo le convierten en la más grande de toda la costa vasca. ¡Se dice pronto!

La playa en sí misma es una auténtica pasada: arena finísima, aguas limpísimas y espacio más que suficiente para disfrutar del día sin aglomeraciones. Y eso pese a que, sobre todo en verano, es un lugar concurridísimo.

Junto a la playa tenéis un estupendo paseo marítimo. Conocido como Boulevard de la Mer, en él encontraréis decenas de ejemplos de la llamada arquitectura neovasca: casas similares a los caseríos con entramado de madera de toda la vida, pero con un enfoque más centrado en el way of life playero.

El lugar ha acogido a turistas desde antiguo, fruto de lo cual se construyó el Old Croisière Casino. Puede que el antiguo Casino de Hendaya haya perdido su función, ya que en la actualidad alberga apartamentos de lujo, restaurantes y tiendas, pero sigue siendo una estructura única. Por cierto, la zona es propicia para disfrutar de un gofre o de una crepe.

Por último, al final de la playa está uno de sus elementos más característicos: las Rocas Gemelas (Deux Jumeaux). Se trata de una pareja de rocas repleta de leyendas, la cual ha adornado el skyline playero de Hendaya desde que el mundo es mundo.

Castillo (Domaine d’Abbadia)

Para terminar, en el extremo derecho de la playa (según se mira al mar) se alza imponente el Castillo Abbadia, rodeado de un espacio protegido único. El edificio en sí fue construido en la segunda mitad del siglo XIX por el popular arquitecto Viollet le Duc, que había recibido el encargo de un palacio neogótico por el excéntrico millonario Antoine d’Abbadia.

Justo antes de morir, d’Abbadia donó su particular fortaleza a la Academia de las Ciencias de Francia, con la condición de que lo convirtieran en un observatorio astronómico e hiciesen un catálogo con al menos medio millón de estrellas.

El castillo se puede visitar por dentro, previo pago de 8€. Se puede aparcar justo al lado, aunque en los meses de verano el sitio se suele petar.

Los alrededores del castillo son conocidos como el Domaine d’Abbadia. Se trata de un espacio protegido con la categoría de Parque Natural y que ofrece 64 hectáreas de senderos, acantilados y miradores a la ciudad. Es sin duda la mejor zona para hacer senderismo en los alrededores de Hendaya.

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