Los más jóvenes quizá no lo sepan, pero el cambio de milenio fue un evento celebrado de manera intensa a nivel global. En el caso de Londres, el representante más destacado de toda esa farándula es el Millennium Bridge (literalmente Puente del Milenio), un puente no exento de polémica que en poco tiempo se convirtió en uno de los grandes símbolos de la modernidad británica. En este artículo os contamos su historia y cómo es la experiencia de cruzarlo.
Un puente para conmemorar el cambio de milenio
En el año 1894 se construyó el Tower Bridge o Puente de la Torre. Fue el último paso sobre el Támesis erigido durante más de un siglo, hasta que en 1998 empezaron las obras del Millenium Bridge. Romper con semejante sequía arquitectónica tenía una excusa estupenda: celebrar el paso del segundo al tercer milenio después de Cristo.
Los británicos son muy clásicos y también tienen un sentido del humor súper afilado, por lo que al poco de inaugurarse el puente (el 10 de junio de 2000) ya tenía un apodo: wobbly bridge. Literalmente significa «puente tambaleante», algo que no es casualidad. Y es que eso era lo que sentían los peatones al cruzarlo.
Tras dos días de acceso restringido, finalmente tuvo que cerrarse… ¡durante dos años! Los arquitectos tuvieron que hacer todo tipo de modificaciones para que no se balancease, reabriendo sus puertas en febrero de 2002. Desde ese momento, presta servicio de manera ininterrumpida, ofreciendo a los londinenses y sus visitantes una conexión directa entre las dos orillas del Támesis.
Mientras que al norte os esperan la Catedral de San Pablo y la City of London School, al sur están The Globe, la Galería de Bankside y el Tate Modern. Varios de los puntos más emblemáticos de la ciudad quedan unidos gracias al Millenium Bridge.
Peatonal y cinematográfico
La verdad es que el puente es más un monumento que una estructura práctica. Está bastante cerca de los puentes de Southwark y Blackfriars, pero aun así se ha convertido en una de las atracciones más visitadas de la ciudad. Cruzarlo es divertido (sigue moviéndose un pelín, sobre todo cuando hay mucha gente) y ofrece unas buenas vistas de esta zona de la ciudad.
Por cierto, Millennium Bridge se ha convertido rápidamente en un protagonista habitual de los rodajes que se hacen en la ciudad de Londres. Sin ir más lejos, aparece siendo destruido al comienzo de Harry Potter y el Príncipe Mestizo. Esto no estuvo exento de polémica, ya que la película teóricamente ocurre en 1998 y el puente no terminó de construirse hasta el 2000. Cosas mágicas, suponemos.
También tuvo una aparición estelar en la primera entrega de Guardianes de la Galaxia. De hecho, protagonizó uno de los momentos más épicos de la película: su batalla final. ¡Ah! Y también aparece en el popular anime Maho Tsukai no Yome, al igual que otras muchas localizaciones de la ciudad.
¿Merece la pena ir a cruzarlo? La verdad es que sí, representa a las mil maravillas el Londres del siglo XXI. Quizá no sea la experiencia más espectacular que viváis en la capital del Reino Unido, pero a nosotros nos parece algo súper emblemático y que todo viajero debería hacer.