Hoy vamos a enseñaros qué ver en Stade, una ciudad encantadora al norte de Alemania. Puede ser la mejor excursión desde Hamburgo o Bremen si estáis haciendo el típico finde de Ryanair, pero la verdad es que nos gustó tanto que por sí misma podría justificar un viaje. Eso si, no queremos venderle la moto a nadie: pase a que la ciudad es preciosa, su casco histórico es muy chiquitito. En apenas un par de horas se puede ver bien.
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La Liga Hanseática, Suecia y mucho más: Historia de Stade
Construida en un meandro del río Schwinge (un afluente del enorme río Elba), Stade es una las localidades más antiguas de Alemania. Fue fundada alrededor del siglo VIII, aunque su época buena llegó a partir del 1200, cuando pasó a ser uno de los miembros más destacados de la Hansa. Su poderío comercial era más que notable, siendo uno de los puertos que más mercancías movían de esta parte de Europa.
Veréis muchas referencias a la cultura sueca en sus calles, y no es casualidad: durante casi un siglo, entre mediados del XVII y comienzos del XVIII, Stade fue propiedad de Suecia. Se estableció aquí una especie de capital de los territorios suecos en Alemania, hasta que fue conquistada primero por Dinamarca y luego pasó a ser parte de Hanover.
Así, a nuestros días ha llegado una ciudad eminentemente portuaria, con varios antiguos almacenes reconvertidos en edificios públicos y claras referencias escandinavas. Toda la parte protegida por el río es una auténtica delicia, y eso es justo de lo que vamos a hablar en el siguiente apartado.
¿Qué ver en un día en Stade?
Hansehafen, el puerto antiguo de Stade, es el epicentro de la ciudad. Un puertecito precioso, que se mantiene prácticamente igual desde la Edad Media y por el que merece la pena empezar. Es un lugar que da para mucho instagrameo, con sus preciosas casas con entramados de madera en la fachada.
Normalmente, cuando hablamos de pueblecitos pequeños, siempre decimos lo mismo: lo que hay que hacer es perderse por sus calles, lo importante es el conjunto, descubrid rincones con encanto… Si, eso se podría decir de Stade, pero hay referencias imperdibles que no queremos dejar de mencionar.
El edificio más singular seguramente sea el Holzkran, una reconstrucción de las grúas que se utilizaban para cargar y descargar mercancías en el puerto. En su momento había decenas y decenas, pero la localidad ya no se dedica al comercio y por tanto su uso es eminentemente turísico. Hablando de Turismo, la Oficina de Turismo no está demasiado lejos.
A lo largo de todo el puerto viejo hay edificios de interés: unos a nivel arquitectónico, otros a nivel gastronómico y otros a nivel cultural. De estos últimos se pueden destacar, ya al final de la zona histórica, el Schwedenspeicher-Museum (un museo de historia sueca) y el Baumhausmuseum (de historia de la ciudad). Están uno y enfrente del otro, y merece la pena acercarse aunque no entréis ya que son edificios bonitos.
Justo en la otra punta del puerto antiguo, en la Fischmarkt, comienza la ruta por la ciudad alejada de los canales. Allí, si seguís algunas calles como la Hökerstraße, podréis encontrar tiendas, iglesias y otros puntos de interés. En cualquier caso, un par de horitas serán suficientes para disfrutar de la ciudad.
Sinceramente, merece la pena visitar Stade. Puede que no sea lo más top de Alemania, pero tiene muchísimo encanto.
¿Cómo llegar y aparcar en Stade?
Como hemos dicho al principio del post, Stade es el complemento perfecto a un finde en Bremen o Hamburgo (dos de las ciudades más «Ryanair» de Alemania). Se encuentran más o menos a medio camino y puede quedarse una escapada la mar de mona.
Desde Hamburgo es más o menos una horita en coche por la carretera A26. Desde Bremen se tarda un poquito más: una hora y cuarto, fundamentalmente por la A1.
Aunque el casco histórico es chiquitito, está muy preparado para recibir turismo gracias a sus casi diez parkings de los alrededores (cubiertos y descubiertos). También hay muchas calles cerquita en las que no hace falta pagar. Os recomendamos poner en el GPS alguna de las vías céntricas, como la Hansestraße y aparcar cuando estéis cerquita.