Excursión a Tipasa desde Argel

Si vas a pasar unos días en Argel y quieres visitar algo de los alrededores, hay algo prácticamente obligatorio: hacer una excursión a Tipasa. Patrimonio de la Humanidad, se trata de uno de los yacimientos arqueológicos de época romana más impresionantes de todo el Mediterráneo. Por nada del mundo deberías perdértelo.

Su cercanía a la capital (algo menos de 70 kilómetros), la posibilidad de combinar la excursión con otras visitas (como el Mausoleo Real de Mauritania) o el riquísimo pescado fresco que podrás comer son solo algunos de los motivos para ir. Y aunque Argelia no es el país que más se vuelque con el turismo, lo cual hace que no haya mucha información en internet para preparar la visita, en este post encontrarás todo lo necesario.

¿Cómo hacer la excursión a Tipasa desde Argel?

Hay tres formas de ir de Argel a Tipasa. Cada cual tiene sus pros y sus contras:

  • A través de Agencia de Viajes: en teoría, es la única forma legal de hacer este viaje. Si no quieres ir por libre, tendrás que contratar la excursión con antelación y desembolsar alrededor de 100€ por persona.
  • En transporte público: podrás comprar un ticket en la Estación de Autobuses de Argel para ir a Argel. Te costará 100 dinares argelinos, tardarás una hora y te dejarán en el centro de Tipasa. Desde ahí tendrás que contratar un taxi para ir al yacimiento arqueológico.
  • Contratando un taxi en Argel: es la opción por la que apostamos nosotros. Coger taxis en Argel es muy común, así que cuando te montes en uno que te dé buen rollo, proponle hacer una excursión de un día entero. Te llevará a diferentes sitios, te esperará y seguramente hará de traductor para comprar las entradas o ir a restaurantes. Depende de tu capacidad negociadora, pero por unos 20-25€ puedes conseguirlo sin problemas. Nosotros optamos por esta opción y fue un éxito.

¿Qué ver en Tipasa?

El Mausoleo Real de Mauritania

Aunque el objetivo principal de la excursión a Tipasa es ver el yacimiento arqueológico romano, hay una parada obligada: el Mausoleo Real de Mauritania. Ya sea a la ida o a la vuelta, se antoja imprescindible parar a visitar este poderoso monumento funerario. Es conocido también como el Mausoleo de Juba y Cleopatra Selene, reyes de la Antigua Mauritania, o incluso como la Tumba de la Mujer Cristiana por la cruz de una de sus entradas falsas.

Abre de 10:00 a 17:00 aproximadamente, la entrada cuesta unos pocos dinares (no sabemos cuantos, ya que nuestro taxista nos incluyó la entrada en el precio de la excursión, pero a juzgar por las monedas que salieron de su mano no es muy caro) y la visita dura alrededor de una hora.

La tumba tiene unos 30 metros de alto y 60 de diámetro, siendo un impresionante bloque que hoy en día ha perdido buena parte de sus elementos decorativos. Sometida a saqueos y vandalismos desde su propia construcción, crónicas antiguas hablan de columnas, estatuas y todo tipo de tesoros que no han llegado a nuestros días.

La visita es solo por fuera, y básicamente consiste en rodear el edificio, admirarlo, disfrutar de las vistas del Mediterráneo. Si queréis hacer la turistada, en el interior del recinto hay un señor que te ofrece un delicioso té y la posibilidad de dar una vuelta (literalmente) en camello. La verdad es que la escena era dantesca, con el pobre camello atado a una piedra y un señor al lado explotándole a cambio de unas monedas. En resumen, os recomendamos evitar esta actividad, así como cualquier otra que implique maltrato animal. Solo dejarán de existir estas atrocidades si no son rentables para los dueños de esas pobres criaturas.

Las ruinas romanas de Tipasa

Ya en Tipasa, el objetivo principal de la visita es el yacimiento arqueológico. Está en la costa, al lado del puerto. Si por lo que fuera fuéseis en coche propio, no os preocupéis: hay señales por toda la ciudad.

No sabemos cuanto cuesta la entrada, pues al igual que en el Mausoleo el tícket estuvo incluido en la negociación con el taxista que contratamos en Argel. En cualquier caso, abre durante todo el día y creemos que solo cierra los viernes por la mañana, cuando el país se paraliza por el rezo principal de la semana.

Tipasa fue en origen un asentamiento fenicio, que tras la conquista del emperador Claudio se convirtió en la base militar para colonizar todo el norte de África. En su mayor esplendor de época romana, entorno al siglo IV, llegó a tener ni más ni menos que 20000 habitantes. Fruto de ese momento es el impresionante yacimiento que ha llegado a nuestros días, en el que se pueden recorrer todos los elementos urbanísticos que se le presuponen a una ciudad romana: termas, templos, zonas de comerciantes… ¡de todo!

La visita puede durar tanto como el visitante elija, incluso un día entero. Sin embargo, nosotros con un par de horas tuvimos suficiente para ver sus principales elementos, pasear por la zona del puerto y hacer un montón de fotografías. Aparte de un grupo de americanos, éramos los únicos extranjeros que estábamos visitando el recinto. El resto eran argelinos que estaban pasando el día allí merendando, paseando en familia o incluso pescando en las rocas.

Si tuviéramos que destacar algo negativo, diríamos que fue el único sitio en todo el viaje en el que nos sentimos unos guiris. A cada paso que dábamos se nos acercaban supuestos guías oficiales ofreciendo sus servicios, o incluso buscavidas que por unos pocos dinares se ofrecían a darte un paseo en barcas en dudoso estado de conservación. Estamos muy agradecidos al taxista que nos acompañó desde Argel, pues no solo nos fue guiando sino que además se encargaba de espantar a los pesados de turno.

Si tuviéramos que destacar algo positivo, diríamos todo lo demás. Más allá del valor arquitectónico del lugar, que os obvio y que justifica por sí solo un viaje al país, lo que más nos gustó fue como el yacimiento se integra a la perfección en la costa. En ningún otro lugar de Argelia vivimos el Mediterráneo de una manera tan pura.

Para terminar, el consejo típico de que llevéis calzado cómodo, pues el recorrido está lleno de cuestas y hay que atravesar muchas zonas de rocas. Por cierto, que no os asuste ir en un día soleado, pues el yacimiento cuenta con árboles muy frondosos y a cada paso encontraréis una sombra en la que refugiaros.

Un paseo por Tipasa y su puerto

Para terminar, no queremos dejar de hablar del pueblo de Tipasa, que también merece la pena. Y no hace falta alejarse mucho del yacimiento: solo con dar un paseíto por el puerto y las calles adyacentes tendrías una instantánea de Argelia muy distinta a la de la capital.

Por cierto, entre el puerto y el yacimiento encontraréis un buen puñado de tiendecitas en las que comprar artesanía, alfombras y recuerdos varios. No hay muchos sitios así en Argel, así que quizá esta sea la mejor oportunidad de todo el viaje para llenar la maleta de souvenirs.

También es buen sitio para comer, pues Tipasa se caracteriza también por sus restaurantes de pescado fresco. En cierta manera recuerda a la experiencia de visitar Essaouira, en Marruecos, donde es inconcebible ir a la ciudad sin degustar los productos del mar.

Después de valorar diferentes opciones, acabamos comiendo en Restaurant Romana. No es el más barato, pero tampoco el más caro. Además, cuenta con unas vistas excelentes a las ruinas, mucha sombra y la calidad de la comida era excelente.

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