Nos ha costado mucho escribir sobre el Santuario de Arantzazu (Santuario de Aránzazu en castellano), ya que es un lugar que hemos visitado muchas veces y que nunca ha dejado de impresionarnos. Se trata de un enorme conjunto situado en las montañas de Oñati, que pertenece a la Orden de los Franciscanos desde el siglo XVI y que ha sufrido profundas transformaciones con el paso de los años. De hecho, hoy en día es conocido en el mundo entero por sus tremendos aportes al arte eclesiástico contemporáneo.
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De las llamas a la modernidad
1468 y 1514 son dos fechas a tener en cuenta en Arantzazu. La primera marca el momento en el que apareció la imagen de la virgen que se venera en su interior, una pieza gótica sencilla pero que a la vez es absolutamente icónica. La segunda nos lleva al año en el que los franciscanos comenzaron a prestar servicio allí, en un templo del que apenas queda nada hoy en día.
El Santuario de Arantzazu es una especie de atalaya en medio de las montañas. Desde sus 750 metros sobre el nivel del mar tendréis acceso a un increíble mirador, el cual dejará en vuestras retinas una de las imágenes más espectaculares que se pueden tener de las montañas guipuzcoanas.
La historia de Arantzazu es tirando a trágica, ya que ha sufrido tres grandes incendios. El primero fue en 1553, justo cuando la construcción de la primera basílica acababa de terminar. El segundo fue casi un siglo más tarde, en 1622, también justo después de inaugurarse la nueva iglesia. Por último, en el siglo XIX sufrió un nuevo incendio, que en este caso únicamente ocasionó algunos daños menores.
Sea como fuere, en 1950 se planteó la necesidad de construir una nueva basílica. Fue en ese momento cuando cambió todo, ya que se decidió apostar por un templo vanguardista y que tuviese la relevancia artística por bandera. Durante su construcción se contó con lo más granado del momento, pues participaron genios de la talla de Jorge Oteiza o Eduardo Chillida. Fue así como llegó al mundo el templo actual, el cual es una de las visitas imprescindibles del interior de Euskadi.
Cómo visitar el Santuario de Arantzazu
La experiencia
Visitar el Santuario de Arantzazu resulta impresionante incluso desde mucho antes de llegar a él. La carretera de acceso al templo es una larga sucesión de curvas, mediante las cuales iréis ascendiendo hasta el gran aparcamiento que hay justo al inicio del conjunto.
Desde el parking estaréis ya en disposición de contemplar las maravillosas vistas de los alrededores. Un paisaje de esos que quitan el hipo y que os harán comprobar desde primera hora que mereció la pena ir hasta allí.
A partir de ahí, todo consiste en explorar este gigantesco conjunto histórico-artístico. Por fuera es impresionante, con sus emblemáticas torres flanqueando la fachada con los polémicos 14 apóstoles de Oteiza.
El interior de la basílica es alucinante. Sencillo y limpio, más parecido a un teatro o a un auditorio que a un edificio religioso. En esta transgresora propuesta es donde se respira más vanguardia, al menos en nuestra opiinión.
Tampoco os podéis perder la cripta, cuya decoración corrió a cargo de Basterretxea. También es innovadora a más no poder.
Horarios y tarifas
Las cosas no podrían ser más fáciles en cuanto a horarios y tarifas:
- Horario de apertura de 9:00 a 20:00 todos los días del año.
- Visitas guiadas: sábados, domingos y festivos a las 10:30 (en euskera) y a las 12:30 (en castellano).
- Tarifas: gratis.
- Dirección: Barrio de Arantzazu – 20560, Oñati
- Teléfono: 943 780 951
Qué ver en los alrededores
Desde el propio aparcamiento de Arantzazu salen varias rutas interesantes por la zona, siendo la subida a las Campas de Urbia la más emblemática. Os la recomendamos encarecidamente, ya que es una de las más bonitas de todo el País Vasco.
Por supuesto, no podéis dejar de ir a Oñati, el pueblo al que pertenece Arantzazu. Es un lugar con tanto patrimonio que se le conoce como el Toledo vasco.
