Si tuviéramos que recomendar rutas para hacer senderismo en Guipúzcoa, la conversación duraría un buen rato. No sabríamos decir cual es nuestra favorita, pero sin duda en la lista no faltaría la subida a las campas de Urbia. Tomando como punto de partida el Santuario de Aránzazu, en poco más de tres horas se pasa por un paraje natural único, se visita una ermita, se puede comer en una fonda increíble y se llega a los pies de unas montañas preciosas.
Vamos, que si estáis buscando excursiones para hacer por Guipúzcoa (incluso por Vizcaya, ya que Aránzazu está más cerca de Bilbao que de San Sebastián), esta ruta debería ser siempre tenida en cuenta. En este post os vamos a contar cómo hacerla y lo que podéis encontrar en ella.
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Una de las rutas más populares por los montes guipuzcoanos
Esta excursión es un clásico entre clásicos. No hay amante del senderismo en Guipúzcoa que se defina como tal y que no haya subido alguna vez a hacer la ruta por las Campas de Urbia, uno de los espacios naturales más impresionantes de la región. La sensación de estar ante un lugar tan mágico, junto a las faldas de montes tan populares como el Aitzgorri, hacen que esta excursión sea un auténtico must.
Es un recorrido que no es especialmente complicado, aunque requiere algo de forma física. Al fin y al cabo, el desnivel es considerable: la ruta empieza a una altitud de 720 metros y llega hasta los 1150 metros. Pensad como mínimo en llevar unas buenas botas de senderismo y un par de palos de andar. En cualquier caso, incluso en los tramos más bellos la belleza del entorno compensa el esfuerzo.
Más allá de los espacios naturales, la ruta es también muy interesante a nivel cultural. Por un lado, se visita una ermita construida a petición de los pastores de la zona, que querían oír misa los domingos pero no se podían permitir desplazarse hasta Aránzazu. Por otro, muy cerquita de esta encontraréis una fonda con un siglo de antigüedad en la que montañeros y excursionistas de distintas generaciones han disfrutado de su hospitalidad.
Cómo es la subida a Urbia
Y ahora que ya hemos hecho las correspondientes presentaciones, os vamos a contar cómo fue nuestra experiencia haciendo senderismo por las Campas de Urbia. Una ruta que se nos hizo más dura de lo esperado, ya que nosotros simplemente fuimos a echar un ojo al Santuario de Aránzazu y de repente nos encontramos caminando tres horas por el monte.
Dicho sea de paso, el punto de partida es el Santuario de Aránzazu. No solo porque su aparcamiento es el lugar idóneo para dejar el coche, sino porque bien haríais en visitar este templo franciscano de mediados del siglo XX. Su basílica tiene algunas de las mejores esculturas de Euskadi, pertenecientes a artistas de la talla de Jorge Oteiza o Eduardo Chillida.
En cualquier caso, tras una visita al Santuario lo que toca es caminar. Siguiendo la cuesta y dejándolo a mano derecha, rápidamente llegaréis a una verja que simbólicamente marca el inicio de la ruta. En ella se anuncia uno de los platos fuertes de la ruta, la Fonda Urbia, de la que hablaremos más adelante.
El recorrido es una auténtica pasada. Todo el rato cuesta arriba, no lo vamos a negar, pero con la dureza concentrada en dos o tres tramitos (el resto del tiempo es bastante cómoda).
Los primeros compases del recorrido transcurren por un bonito hayedo, que rápidamente da paso a un espacio en el que también predominan los robles y los alerces.
Al cabo de un rato veréis la Fuente Erroiti, en la cual (según la leyenda, claro) se apareció la Virgen de Aránzazu a un pastor. Es el último punto de la ruta en el que hacer acopio de agua antes de llegar a la Fonda, así que bien haríais en pegar un trago si no lleváis cantimplora.
Aunque no es una ruta compleja, por momentos se hace un poco más dificultosa. Estos momentos indican que ya se está caminando por Collado de Elorrola, el tramo en el que más agradeceréis tener algo de forma física.
Tras superar ese repecho, se llega a la preciosa Ermita de Andra Mari de Urbía, junto a la cual hay un pequeño (pero adorable) pasillito de fresnos. Fue inaugurada en 1924 y su construcción tiene una historia bastante interesante. Al parecer, fue una petición expresa de los pastores de la zona, que deseaban oír misa los domingos pero que no podían dejar al ganado solo todo el día para bajar a Aránzazu. Fue financiada por diferentes ayuntamientos, vecinos y montañeros que quisieron estar presentes el día de la inauguración, hasta tal punto que se reunieron casi 2000 personas para oír la primera misa.
La llegada a la ermita rompe totalmente con el paisaje: lo que hasta entonces era bosquecito de repente se convierte a montaña, predominando la roca desnuda y reduciéndose muchísimo la presencia de árboles.
Un poquito más adelante está otro de los puntos calientes de la ruta, Fonda Urbia. Inaugurada solo un año después (en 1925), es uno de los lugares más míticos de las montañas guipuzcoanas. Entre sus cuatro paredes no busquéis lujos, pero si todas las comodidades: buen trato, comida tan sencilla como deliciosa y la posibilidad de pernoctar en una de sus 24 camas.
La fonda abre todos los días desde mayo hasta octubre, mientras que el resto del año está disponible los fines de semana. En ella se pueden comer platos combinados, pintxos y, por supuesto, entrar en calor con un caldito.
Dos problemas, eso sí: el primero, que no se puede pagar con tarjeta (así que llevad efectivo o no podréis comer); el segundo, que no dejan entrar con perro, algo que hizo que tuviésemos que comer en la terraza pasando un poco de frío. Pese a todo, son encantadores y todo lo que podemos decir es que comimos súper bien.
La llegada a la fonda marca la mitad de la ruta. A partir de ahí, podéis dar un paseo por las Campas de Urbia tan largo como fuerzas queden en vuestras piernas. El entorno es increíble, a las faldas de montes como el Aitzgorri, pero recordad que se vuelve por el mismo camino por el que habéis venido y que (mínimo) tenéis una horita y cuarto hasta llegar abajo.
No hemos hablado de ello hasta ahora, pero en la ruta es súper frecuente ver caballos, ovejas y demás ganado. Si vais con perro, id muy atentos y llevadlo atado para evitar sustos.
Nosotros subimos, comimos en la Fonda Urbia y bajamos. Sin embargo, es posible utilizar este establecimiento como campamento base y hacer al día siguiente una rutita por los montes cercanos.
La bajada fue súper agradable, aunque vimos a bastante gente. Hay que tener en cuenta que es una ruta muy transitada, con unas 250 visitantes entre semana y hasta 1500 en un domingo cualquiera. Dicho sea de paso, las mejor época para hacer este recorrido es el otoño (las fotos hablan por sí solas).
Llegamos al coche con sensaciones inmejorables. La ruta nos encantó, comimos súper bien e hicimos un poquito de ejercicio. ¿Qué más se puede pedir?
Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos
📍 Punto de inicio: la ruta empieza desde el aparcamiento del Santuario de Aránzazu. Aunque es un lugar grande y con muchas plazas, si vais en fin de semana o festivo conviene ir temprano o no habrá sitio.
📏 Distancia / desnivel: entre subir y bajar son casi 9 kilómetros, con un desnivel de 400 metros.
💪 Dificultad: no es que sea la ruta más difícil del mundo, pero requiere un mínimo de forma física. Algunos tramos (por ejemplo las cuestas del Collado de Elorrola) se pueden hacer duritas.
⏲️ Duración: son unas tres horas si se tiene en cuenta el camino de ida y el de vuelta. A eso habría que sumarle el que paséis en la Fonda de Urbia (sería un crimen subir hasta allí y no tomar algo).
4 respuestas
Ruta maravillosa. Paisajes espectaculares. La fonda…… sin palabras.
Parece increíble, pero lo mejor de la ruta es la fonda 🙂 Cuesta encontrar lugares tan auténticos en estos tiempos.
Aupa.
Mañana tengo que ir a la fonda de Urbía por trabajo y por lo que veo no hay acceso en coche, ¿cuanto es lo más cerca que se puede aparcar?
Muchas gracias!
Hola Endika! Para público general, la parada más cercana es en el Santuario de Aranzazu. Sin embargo, creemos que hay una carreterilla para vehículos autorizados. Llama a la propia fonda, a ver ellos cómo suben 😀