El Ayuntamiento de Säynätsalo, la joya municipal de Alvar Aalto

El Ayuntamiento de Säynätsalo es uno de los edificios más destacados del sur de Finlandia. Esta casa consistorial es una de las obras maestras de Alvar Aalto, que volcó aquí su rompedora visión de la arquitectura de una forma única, definitoria y definitiva. En este artículo os hablamos de su construcción, de cómo es la visita actualmente y de todo aquello que no deberíais perderos.

La quintaesencia de la arquitectura finlandesa moderna

En teoría, el Ayuntamiento de Säynätsalo no estaba llamado a ser un sitio especial. Su construcción fue la cosa más rutinaria del mundo: un empresario local sacó un concurso para que su municipio se dotase de una casa consistorial. Se celebró en 1949 y lo ganó el estudio de Alvar Aalto, que solo tres años más tarde ya había concluido las obras. Sin embargo, los finlandeses son especialistas en hacer de lo normal algo extraordinario, lo cual tuvo su reflejo en este ayuntamiento.

Lo primero que llama la atención es que el principal material de la construcción sea el ladrillo. Para nosotros no es nada especialmente exótico, pero en Finlandia era muy poquito utilizado a mediados del siglo XX.

El estilo general del edificio es muy interesante, porque refleja el momento en el que se encontraba Alvar Aalto. Se inspiró mucho en un reciente viaje por Italia, además de reflejar el crítico momento personal en el que se encontraba (su pareja, Aino Aalto, había fallecido justo en 1949).

El Ayuntamiento de Säynätsalo se asienta sobre una zona ligeramente desnivelada, con el sur algo más hundido que el norte. El conjunto está formado por diferentes estancias, repartidas entre tres plantas con una altura máxima de 17 metros. Uno de sus elementos más representativos es el patio interior, que está elevado respecto al suelo y al cual se accede a través de unas escaleritas con césped.

¿Cómo se visita el Ayuntamiento de Säynätsalo?

Un edificio como este merece ser visitado en detalle. En cuanto al exterior, básicamente hay que rodearlo, observarlo desde diferentes perspectivas y también acceder hasta su patio, utilizando la denominada «escalera de campo». Todo esto lo podréis hacer a cualquier hora del día.

Por otro lado, en el interior os esperan un montón de estancias distintas: desde una biblioteca hasta una cafetería, pasando por las dependencias municipales, un banco o incluso una guardería infantil. Ahí ya dependéis de los horarios, pero yendo en horario de mañana podréis entrar a algunas zonas sin ningún problema.

Además, los alrededores del ayuntamiento son muy bonitos. Al fin y al cabo, Säynätsalo es un pequeño municipio en medio de una especie de isla, que a su vez está en medio de un lago. Vamos, que todo es verde, se oyen pajaritos y la contaminación brilla por su ausencia.

Como mucho se tarda media hora en verlo todo. Eso sí, no vayáis con prisas. Semejante joya de la arquitectura merece ser recorrida con mimo y prestando atención hasta al último detalle. ¿Qué otra cosa hubiera querido Alvar Aalto?

La cafetería, su secreto mejor guardado

Para el final hemos querido dejar lo que más nos gustó del Ayuntamiento de Säynätsalo: su tremenda cafetería. Conocida como Aabakery Town Hall Cafe & Bakery, abre sus puertas de lunes a viernes de 8:00 a 16:00 y los sábados de 10:00 a 15:00. Se trata de una auténtica pasada: por su diseño, por los dulces que ofrece y también por la pequeña tienda que alberga.

Nosotros fuimos a esta «cafetería de diseño» sin ninguna expectativa, pero resultó ser fascinante. Desayunamos por 10€ un té, una deliciosa taza de café y un bollo recién hecho. También compramos un libro precioso que ahora es una de las joyas de nuestra biblioteca.

Queremos destacar especialmente la amabilidad de la gente que trabaja allí. Muchas veces, en los sitios turísticos solo te topas con gente borde y que anda cansada de tanto guiri. Aquí fue todo lo contrario, ya que nos atendieron con una sonrisa constante y nos recomendaron a la perfección sobre el desayuno.

Llegamos aquí tras exprimir a fondo el Parque Nacional de Leivonmäki, a tan solo una hora en coche. Por eso, el ratito en la cafetería fue absolutamente reparador: justo lo que necesitábamos antes de seguir con nuestra ruta e ir a visitar Jyväskylä.

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