Ruta por el Frente de Somosierra (Piñuécar – Gandullas)

Llevábamos tiempo con ganas de hincarle el diente a uno de los recorridos históricos más destacados de la Sierra Norte de Madrid: la ruta por el Frente de Somosierra. Se trata de un sendero circular en el que se pueden visitar decenas de construcciones bélicas de ambos bandos, además de disfrutar de unas vistas impresionantes desde diferentes miradores y de atravesar dos de las localidades que mejor han guardado la tradición de la zona. Eso sí, ojito con lo que leéis por ahí: nosotros habíamos visto en internet que la ruta se hacía en dos horitas y tardamos cuatro horas y media. Imprescindible calzado cómodo, agua, algo de comer y muchas ganas de conocer de primera mano el conflicto bélico más importante de la historia reciente de España.

Guerra civil en la Sierra Norte de Madrid

Antes de contaros cómo fue nuestra experiencia haciendo la ruta, queremos hacer una pequeña introducción a la misma. Nosotros hicimos la ruta por dos motivos distintos, aunque complementarios entre sí.

Por un lado, porque es una de las zonas más interesantes de la Sierra Norte de Madrid: su vegetación, sus formaciones rocosas o los miradores naturales desde los diferentes cerros que se atraviesan hacen que sea una visita muy recomendable. Podréis haceros una idea clara de lo que es la sierra madrileña, seguramente mejor que en ningún otro sitio.

Por otro lado, porque es uno de los mejores recorridos históricos que se pueden hacer con la Guerra Civil Española como telón de fondo. Por estos lares las batallas fueron especialmente crudas, viviéndose episodios decisivos en el resultado final de la contienda. El Frente de Somosierra fue uno de los más importantes del conflicto, lo cual ha hecho que llegue a nuestros días absolutamente de todo: trincheras, búnkeres, un centro de abastecimiento… Conviene ir con los ojos abiertos todo el tiempo, pues hay muchísimo que ver.

Teniendo en cuenta que en la Comunidad de Madrid no es fácil encontrar restos de la Guerra Civil puestos en valor (al menos no tantos como debería haber), este recorrido es una auténtica maravilla. En cualquier otro país de Europa todos los colegios irían aquí a conocer su historia reciente, pero lamentablemente en España somos muy de hacer las cosas de otra manera. Por suerte, esta es una excelente excepción en la cual podréis ver cómo fue el conflicto bélico desde todos los puntos de vista.

Nuestra experiencia: una ruta larga y variada

Empecemos haciendo una pequeña advertencia. En todo lo que habíamos leído sobre la ruta (tanto en internet como en los paneles informativos ya al comienzo de la misma) ponía que se hacía en dos horas. Sin embargo, nosotros tardamos… ¡cuatro horas y media! Vale, nos gusta mucho el tema y pasamos un buen rato haciendo fotos, pero la verdad es que no nos explicamos esa diferencia. Es más, en muchos tramos fuimos a un ritmo más alto de lo normal (ya que se acercaba la hora de la comida) y ni aun así fuimos capaces de acercarnos a las supuestas dos horas que en teoría tenían que ser.

Dicho esto, os vamos a contar paso a paso cómo fue nuestra ruta. Es una de las más completas que hemos encontrado hasta la fecha en la Sierra Norte de Madrid, tanto por variedad de paisajes como por elementos arquitectónicos que visitar.

Para nosotros, el punto de partida fue Piñuécar. Realmente es una ruta circular que atraviesa esta localidad y Gandullas (ambas forman un único municipio), así que se podría empezar desde cualquiera de las dos.

De un modo o de otro, aprovechamos que estábamos allí para recorrer un poco el pueblecito. Son cuatro calles, pero suficientes para tener mucho que ofrecer al viajero: casas de piedra tradicionales, la bonita Iglesia de San Simón Apóstol, un potro de herrar, una fragua, estructuras relacionadas con el aprovechamiento de las aguas… Si queréis saber más, hemos preparado un enlace con todo lo que ver en Piñuecar y Gandullas.

Dicho esto, empezamos a caminar en dirección al cementerio. Justo desde ahí sale un desvío a uno de los primeros hits del recorrido: el Cerro de Piñuécar. Conocido también como Cabeza de Piñuécar, tardamos una hora y media entre que subimos y bajamos de él. Sin embargo, teniendo en cuenta que la ruta está centrada fundamentalmente en ver los restos del Frente de Somosierra, sería un crimen hacerla sin subir a lo alto del cerro.

Y es que, tras superar sus laderas densamente pobladas de tomillos y cantuesos, se llega a la cima, donde se encuentra un búnker-observatorio franquista en un excelente estado de conservación. Desde él podréis disfrutar de unas vistas increíbles del entorno, además de subir al mojón que acredita la altura del cerro: 1222 metros sobre el nivel del mar.

Esta parte de la visita es la más exigente, tanto que mucha gente considera hacerla aparte. Por eso, os hemos preparado un post enseñándoos con mucho más detalle cómo es la subida al Cerro de Piñuécar.

De vuelta al cementerio, entramos en un tramo en el que los restos de la primera línea defensiva son los protagonistas. A ambos lados del camino de tierra podréis ver restos de construcciones de todo tipo, como búnkeres o piedras que se utilizaron para hacer trincheras.

Hay diferentes caminitos de ida y vuelta que salen de la ruta principal. Merece la pena tomar todos y cada uno de ellos, pues son los que llevan a los mejores fortines y trincheras. Por ejemplo, el camino que lleva hasta el Depósito de Agua.

Otro buen representante de estos pequeños salientes del camino es Cabeza Velayos, también conocido como el Cerro del Alemán: una montañita bastante más fácil de subir que el Cerro de Piñuécar pero que igualmente tiene unas vistas sensacionales.

Es necesario subir, pues en el Cerro del Alemán encontraréis un búnker, además de la zona de trincheras con mejor estado de conservación de toda la ruta.

No obstante, el búnker que más nos llamó la atención fue el que está en Peña Zorreras, que con sus tres amplias troneras es uno de los iconos del Frente de Somosierra.

Está en el camino a mano izquierda, justo antes de llegar a un estupendo merendero. Si habéis ido con comida, es sin duda la mejor zona para parar a degustarla.

Dicho sea de paso, este es el punto más cercano a las impresionantes antenas del antiguo Centro de Comunicaciones por Satélite de Buitrago de Lozoya. Las instalaciones, operadas por Telefónica durante más de 30 años, fueron abandonadas en el año 2003, cuando la compañía trasladó su CCS a Guadalajara. Ahí están las pobres, siendo visibles desde prácticamente la totalidad de la Sierra Norte a la espera de que alguien decida hacer algo con ellas.

Desde ahí, tras escasos diez minutos caminando, se llega a la localidad de Gandullas. Es otro de los puntos interesantes del recorrido, en el cual brilla con luz propia la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. Es un templo que fue mencionado por primera vez en el siglo XVII, aunque lamentablemente fue destruido casi por completo durante la Guerra Civil. Por suerte, su reconstrucción no pudo ser más acertada.

El último tramo de la ruta es básicamente recorrer la vía pecuaria que une Gandullas con Piñuécar. Es todo el tiempo cuesta arriba: no demasiado pronunciada, pero se hace durita ya que a estas alturas llevaréis más de cuatro horas caminando.

Al poco tiempo llegaréis de nuevo a Piñuécar, donde comenzó la ruta. Nosotros acabamos molidos y con hambre, ya que pensábamos que eran dos horas y resultaron ser más de cuatro, pero con una sonrisa imborrable. Pocas veces hemos disfrutado tanto en una ruta como en esta. No solo aprendimos mucho más sobre el Frente de Somosierra, sino que además lo pasamos en grande conociendo los diferentes paisajes de la Sierra Norte de Madrid.

Por cierto, no solemos hacer esto, pero queremos cerrar con una pequeña nota negativa: la ruta no está bien señalizada. En muchos momentos faltan postes para seguir por el camino, hay que saltar vallas o simplemente los paneles informativos están destrozados. Por tanto, más que nunca os recomendamos que llevéis en el móvil el mapita que os hemos preparado (está en la siguiente sección).

Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos

📍 Punto de inicio: es una ruta circular que atraviesa tanto Piñuécar como Gandullas, así que realmente puede empezar desde cualquiera de las dos localidades. Nosotros lo hicimos desde Piñuécar.

📏 Distancia / desnivel: son 14 kilómetros de ruta, con un desnivel positivo de más de 250 metros. La verdad es que no lo entendemos: en internet y en los paneles informativos a pie de campo ponía que eran 7 kilómetros, justo la mitad. Para nosotros fue una faena (acabamos la ruta muertos de hambre), así que esperemos que futuros senderistas no se vean en la misma situación.

💪 Dificultad: es una ruta de dificultad media-baja. La mayor parte del recorrido es llano, pero hay unas cuantas subidas (como a Cabeza Piñuécar) que son un poquito exigentes. Además, si os vais a meter a husmear entre los restos de la Guerra Civil, se requiere un mínimo de agilidad. Pensad que son lugares estrechos y llenos de recovecos.

⏲️ Duración: al igual que con la distancia, no salimos de nuestro asombro. Según vimos en internet y en los paneles informativos, en teoría son 2 horas. Sin embargo, nosotros hicimos la ruta en cuatro horas y media. Y si, nos entretuvimos bastante en los búnkers y tal, pero no como para que haya esa diferencia. En resumen: contad con echar toda una mañana o toda una tarde, menos que eso imposible.

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