La Fortaleza de Belgrado es la zona verde más frecuentada por los viajeros que recorren la capital de Serbia. Su enorme extensión, su valor arquitectónico y todas las actividades que se celebran en ella hacen que sea una visita obligada.
En nuestra opinión, recorrerla sin rumbo es lo mejor que se puede hacer. Sin embargo, se puede caer en el riesgo de dejarse alguna de las muchas (¡muchísimas!) cosas que se pueden hacer en ella. Para haceros la vida más fácil, en este post hemos querido recopilar las diez mejores cosas que hacer en la Fortaleza de Belgrado:
– Admirar la propia fortaleza: puede parecer obvio, pero a día de hoy la mayor parte de los visitantes ven en ella un parque y no un edificio histórico. Merece la pena cruzar sus puertas, fijarse en las torres y disfrutar del excelente estado de conservación de sus muros. Una joya arquitectónica.
– Pasear por sus jardines: son varios kilómetros de senderos por esta zona de la ciudad. Podéis ir bordeándola para tener una buena vista de los ríos o recorrer el foso, por poner dos ejemplos.
– Miradores: y hablando de ellos, que nadie se vaya de la fortaleza sin asomarse a los miradores. Las vistas a un lado del Río Sava y del Danubio al otro son sencillamente impresionantes.
– Ir al Museo Militar de Belgrado: si el tema os apasiona, es una visita obligada. Si simplemente os genera curiosidad, id a la puerta: en los alrededores tienen varios tanques y cañones que se pueden ver de manera gratuita.
– Ir al Zoo: en efecto, en la fortaleza hay también espacio para el Zoo de Belgrado. No parece la institución más moderna del mundo, así que esta recomendación la hacemos con toda la prudencia del mundo.
– Conocer sus iglesias: dentro tenéis la de San Petka, pero justo en una esquinita se encuentra la Catedral de la ciudad. Está tan cerca que lo normal es visitarla justo antes o justo después.
– La estatua de Víctor: conocido en idioma local como Pobednik, se trata de un monumento que conmemora la victoria Serbia sobre los imperios Otomano (en las Guerras de los Balcanes) y Austro-Húngaro (durante la I Guerra Mundial). Mide 14 metros de alto y es uno de los lugares más visitados de la fortaleza, por lo que no podéis perdéroslo.
– Exposiciones temporales: mucho ojo con esto, porque se trata de un lugar en el que cada visita es única. Cuando fuimos nosotros tenían una exposición sobre dinosaurios enfocada a los más pequeños de la casa, pero nos consta que la oferta se renueva constantemente.
– Comprar souvenirs: la fortaleza está llena de puestos en los que comprar los souvenirs más típicos, como imanes de nevera o camisetas. Los precios son los mismos que en el resto de la ciudad.
– Hacer deporte: el running está cada vez más de moda, y con él han llegado los viajeros que no dudan en echar unas deportivas a su maleta. Si formas parte de este movimiento, no lo dudes ni un momento: es la mejor zona de la ciudad para salir a correr y soltar un poco de adrenalina.
– Instagramear: y, para terminar, hay que decir que la Fortaleza de Belgrado es uno de esos sitios especiales. La luz es única, las vistas son excelentes, hay muchos lugares singulares… Id con el móvil bien atentos y seguro que encontráis ese momento único para conseguir una foto con la que presumir de viajazo.