Qué ver y hacer en Skopje, la capital de Macedonia del Norte

Son ya muchos años viajando, en los que hemos podido ir a decenas de países y cientos de ciudades. Pese a ello, aun no podemos salir de nuestro asombro tras visitar Skopje, la capital de Macedonia del Norte. Es sin duda es la ciudad más loca, alejada de su realidad y extravagantemente ornamentada que hemos visitado en nuestra vida. Ojo, no lo decimos como algo negativo: Skopje nos encantó, posiblemente fue de las grandes sorpresas de los Balcanes. Sin embargo, puede que destaque más por lo bizarro que por lo convencional.

Skopje: de cero a cien en una década

La Skopje que conocimos dista mucho de la que pudieron visitar nuestros padres o abuelos. A comienzos del siglo XXI, se puso en marcha el Plan Skopje 2014, un proyecto para convertir la capital de Macedonia en una ciudad monumental. Para ello no se escatimaron en gastos: se construyeron teatros y museos, decenas de estatuas, se remodelaron las fachadas de los edificios más céntricos… ¡Una auténtica locura!

Todo bien, si no fuera porque construir esta especie de «parque de atracciones turístico» supuso una inversión tan enorme como inapropiada, pues Macedonia es un país en el que la mayor parte de su población lo pasa realmente mal. De hecho, hay encuestas en las que hasta el 80% de la población rechaza este plan, por considerarlo innecesario teniendo en cuenta problemas reales como el hambre o la falta de trabajo..

Aun así, teniendo en cuenta que el centro de la ciudad es de cartón piedra, tenemos que decir que es una visita más que recomendable. No solo por la locura que es recorrer unos pocos metros y encontrarse siete edificios enormes, veinticinco fuentes monumentales y seiscientas estatuas. También hay zonas que han sabido conservar el encanto tradicional, la oferta gastronómica es buena y a nivel de compras es de lo mejorcito del país.

Además, por mucho que se quiera maquillar la realidad, al final la verdad aflora. Si queréis conocer la versión real de Skopje, no tenéis más que alejaros un par de calles y veréis lo que hay: edificios en muy mal estado, muchísima mendicidad, cables colgando por todas partes… Es una auténtica pena que haya políticos que prefieran gastarse el dinero en fuentes y estatuas en lugar de darle un futuro al pueblo.

Ruta de un día por Skopje

El epicentro del centro de la ciudad es la enorme Plaza Macedonia, que con casi 20.000 metros cuadrados es la más grande del país. Como no podía ser de otro modo, la plaza está presidida por una escultura también de proporciones desmesuradas: la Estatua del Guerrero a Caballo. Se llama así porque a raíz de las disputas con Grecia no se le quiso poner Alejandro Magno, pero es un secreto a voces que está dedicada a ese personaje histórico. En un principio la enorme estatua giraba sobre sí misma, dándole un aire todavía más espectacular, hasta que un buen día el mecanismo se estropeó y nadie se molestó en arreglarlo.

En la plaza encontraréis varios edificios de interés, todos muy monumentales y volcados al río, pero antes de ir hacia allá merece la pena caminar en dirección contraria, recorrer la Calle de Macedonia y buscar la Casa Museo de la Madre Teresa de Calcuta. Skopje fue el lugar de nacimiento de esta figura histórica, antiguamente considerada un ejemplo en la lucha contra las desigualdades y hoy en día puesta en duda por sospechas de tráfico de niños. Sea como fuere, en esa misma calle está la Torre Feudal, uno de los pocos edificios clásicos que han sobrevivido a la locura de Skopje 2014.

Si volvéis a la Plaza de Macedonia y, esta vez si, cruzáis el impresionante Puente de Piedra, llegaréis a dos de los edificios más destacados de este renacer de Skopje. El primero de ellos es el Museo Arqueológico de Macedonia, en el cual se pueden encontrar algunos de los restos arqueológicos más importantes del país.

Muy cerquita está el Museo de la Lucha Macedonia, que narra el proceso que llevó al país desde la resistencia contra la ocupación del Imperio Otomano hasta la independencia del país. Entre otros objetos de interés, muestra el documento original en el que se firmó la declaración de independencia en 1991.

Detrás de este museo está la impresionante Fortaleza de Skopje, que es visible desde buena parte de la ciudad.

En esta zona todo sigue siendo monumental, pero poco a poco se empieza a vivir una pequeña transición: empiezan a aparecer puestecitos en los que comprar souvenirs, restaurantes de comida tradicional, casas bajas… Nos gustó mucho este cambio, así que profundizamos en él hasta llegar al Antiguo Bazar de Macedonia, sin duda el barrio más auténtico del centro. En él se pueden encontrar un montón de edificios influencia musulmana, como un hamman del siglo XV o algunas mezquitas, pero sobretodo interesa la parte inmaterial: tiendas en las que regatear, teterías, callejuelas laberínticas… Ir a Skopje y no pasarse por aquí es un crimen.

Dicho sea de paso, la población musulmana en la capital de Macedonia es mayoría en muchos barrios, por lo que si vais un viernes os encontraréis muchos negocios cerrados (especialmente en el Antiguo Bazar).

Para terminar, deshicimos el camino andado y volvimos a la Plaza de Macedonia, aunque esta vez fue cruzando el Puente del Arte, que a ambos lados muestra estatuas de los personajes más influyentes del país.

¿Merece la pena visitar Skopje?

No lo vamos a negar, es un sitio que nos dejó llenos de dudas y contradicciones. Es una ciudad monumental, no cabe duda, pero es una pena recorrer esa especie de escenario de cartón piedra bellamente decorado sabiendo que todo es mentira. No está bien que se gaste tanto dinero en estatuas cuando la gente lo está pasando mal de verdad: eso es así en Macedonia, en España y en cualquier lugar del mundo.

En cualquier caso, lo mejor es ir, visitarlo con conciencia y tener información de primera mano para poder emitir un juicio de valor. A nosotros Skopje nos gustó mucho, pero no podemos dejar de recordarlo como un lugar frívolo y sin alma.

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