Torun es una de las ciudades más sorprendentes de Polonia. Está en el punto justo entre tener muchísimas posibilidades para el viajero, pero sin ser el destino más conocido del país. La visita a la ciudad os ofrecerá centenares de monumentos, pero también os permitirá tomarle el pulso a la vida cotidiana polaca. Vamos, que su casco histórico está lleno de verdad, algo cada vez más difícil de encontrar en las grandes ciudades de Europa.
Seguid leyendo si queréis saber qué ver y qué hacer en Torun, la ciudad en la que (entre otros muchos sucesos) nació el astrónomo Nicolás Copérnico.
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La ciudad más auténtica de Polonia
Aunque en el área de influencia de Torun hay presencia humana desde al menos el año 1100 antes de Cristo, la ciudad que hoy se visita surgió en la Edad Media para guardar el paso del Río Vístula. Como en tantos otros sitios de estas latitudes, su incorporación a la Liga Hanseática le permitió experimentar un gran desarrollo.
Pese a que este desarrollo no se ha interrumpido nunca, lo cierto es que el casco histórico de la ciudad es eminentemente medieval, siendo un auténtico museo al aire libre del arte gótico. De hecho, los habitantes de Torun presumen orgullosos de la autenticidad de la ciudad, ya que fue una de las pocas que no fue arrasada durante la II Guerra Mundial. De hecho, al parecer solo un par de edificios (literalmente) fueron dañados por la contienda, lo cual hace que se haya conservado un mismo trazado desde hace más de 700 años.
Esto explica la inclusión de la ciudad, en el año 1997, en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Esta declaración no ha hecho sino fomentar la excelente conservación del casco histórico, con más de 300 monumentos bajo su protección.
En Torun, como ya hemos apuntado al principio, encontraréis un ambiente espectacular. Pese a tener muchísimas cosas por ver y hacer, no es precisamente el destino más conocido de Polonia. Eso os permitirá conocer un lugar real, con el ambiente propio de una ciudad europea mezclado con el modo de vida polaco.
La visita a Torun puede ocupar tranquilamente un día entero, incluso más si visitáis sus museos. Puede ser también una excelente excursión desde Varsovia, ya que está a tan solo dos horas en coche desde la capital.
En Torun todo es posible: desde que sus calles huelan a jengibre hasta que las campanas de sus iglesias resuenen al unísono por toda la ciudad. Por supuesto, no podéis dejar de seguir las huellas de Copérnico, pues el autor de la teoría heliocéntrica nació aquí. Continuad con el artículo y veréis que no exageramos.
Turismo en Torun
Torun es una ciudad fácil de visitar, aunque hay que andar con ojo: su casco histórico es grande, son muchos los monumentos por visitar y el tiempo siempre os resultará escaso. Una visita exprés puede reducirse a la plaza y alrededores, pero si se va más allá las horas pasarán volando.
A diferencia de otras ciudades de Polonia, en las que el centro está 100% volcado en el turismo, en Torun encontramos vida. Es una ciudad auténtica, en la que toda la herencia histórica atrae al turismo pero también hace que sus habitantes permanezcan allí durante generaciones. Así, encontraréis calles comerciales llenas de estupendas tiendas, restaurantes con terrazas en las que degustar especialidades polacas y gente a cualquier hora del día.
Plaza del Mercado Viejo (Rynek Staromiejski)
Es casi obligado empezar la visita a Torun por la popular y populosa Plaza del Mercado Viejo (en polaco, Rynek Staromiejski). Se trata del principal elemento urbano de la ciudad: un enorme espacio abierto en el cual confluyen las principales calles del casco histórico, además de presentar algunos de los edificios más impresionantes que se pueden contemplar en muchos kilómetros a la redonda.
Un paseo por esta plaza implica ver al menos la Iglesia del Espíritu Santo, el Antiguo Ayuntamiento, varias estatuas y casas que representan lo mejor del gótico civil polaco. No hay palabras: es un sitio mágico y si vais a Torun merece la pena que le dediquéis un buen rato. De hecho, son muchos los turistas que se limitan a recorrer la plaza y poco más.
Como ya hemos dicho en la introducción, la ciudad apenas fue dañada durante la II Guerra Mundial. Gracias a eso, la plaza, sus edificios interiores y las calles adyacentes llevan presentando la misma estructura desde hace más de siete siglos.
Por cierto, en uno de los laterales de la plaza está la Oficina de Turismo. Hay mucho que ver allí, por lo que no estaría de más hacerse con un mapa.
Iglesia del Espíritu Santo
Vamos a hablar ahora, poquito a poco, de algunos de los edificios que se dan cita en la impresionante Plaza del Mercado Viejo. El primero de ellos es la Iglesia del Espíritu Santo, que viene a ser la excepción que confirma la regla. Es uno de los elementos más recientes de la plaza, ya que el templo fue construido en el siglo XVIII por la orden de los jesuitas. Su torre llega hasta los 64 metros de altura.
Aunque en España tenemos la idea de que una plaza es el hueco que queda entre varios edificios, en Polonia es bastante habitual que no sea un espacio vacío, sino que se construyan edificios en el medio. Es el caso de esta iglesia.
Antiguo Ayuntamiento
Otra de las rock stars de la plaza es el Antiguo Ayuntamiento, un enorme edificio gótico que representa la riqueza de Torun en su manifestación más bella. Más allá del uso con el que fue concebido, se trata de un edificio realmente bonito. De hecho, de lo más impresionante que hemos visto en toda Polonia. Su torre, con 40 metros de altura, ofrece una buena panorámica del casco histórico.
En su interior alberga un pequeño museo en el que se exponen piezas de arte gótico, elementos de artesanía y una buena colección de pintura de Polonia.
Edificio de Correos
Al ladito de la Iglesia del Espíritu Santo está el Edificio de Correos, con sus inconfundibles y llamativos ladrillos rojos. Es de estilo barroco, aunque tirando a tardío, y hoy en día es uno de los edificios más fotografiados de la ciudad.
Corte de Artus (Dwor Artusa)
En uno de los laterales de la plaza está la Corte de Artus (en casi todas las guías de viajes la veréis como Artus Court). Más allá de la belleza del edificio (la foto de un poquito más abajo habla por si sola), os interesará saber que en su planta baja está una de las tiendas de galletas de jengibre más famosas de Torun. La ciudad siente devoción por este dulce, al cual se le ha dedicado incluso un museo.
Casa de la Estrella
En otro de los bordes de la plaza está la Casa de la Estrella, actual sede del Museo de Arte de Extremo Oriente. Fue construida a finales del siglo XVII y destaca (así como toma su nombre) por la evocadora decoración de su fachada.
Estatuas de la Plaza del Mercado Viejo
Terminando ya con la plaza, no podéis iros de allí sin ver las diferentes estatuas que hay distribuidas por ella. La primera de ellas es el Monumento a Copérnico, erigida en 1853. Fue elaborada en bronce por el escultor Friedrich Tiecek, y sirvió para que la ciudad homenajease a su ciudadano más célebres… más de tres siglos después de su fallecimiento. Su inscripción en letras doradas reconoce el mayor aporte del astrónomo a la ciencia, la teoría heliocéntrica.
Por allí encontraréis también la Estatua del Burro. En ese mismo lugar se ha hecho un homenaje al burro desde la Edad Media, aunque antiguamente la estatua estaba realizada en madera. Es un lugar muy fotografiado, sobretodo cuando se viaje con niños pequeños.
Tampoco puede faltar una mención a la Estatua del Balsero, que representa a un violinista que capaz de evitar varias plagas solo con su música. Corona una bonita fuente.
Iglesia de la Virgen María
Aunque técnicamente ya no está en la plaza, a pocos pasos de ella se encuentra la Iglesia de la Virgen María. Está en una de las esquinas y bien haríais en visitarla, pues es uno de esos edificios que han ido a más con el paso del tiempo. Se empezó a construir en el siglo XIII y desde entonces no ha parado de sufrir reformas.
Calle Szeroka
Una vez hayáis terminado de explorar la Plaza del Mercado Viejo y sus alrededores, todavía tendréis mucho que hacer en la ciudad. Nosotros os proponemos que recorráis la Calle Szeroka de punta a punta y luego volváis pegados a la muralla, ya que así podréis ver buena parte de los monumentos de Torun.
Si os recomendamos ir por Szeroka no es por casualidad, sino porque es la principal avenida del casco histórico. Es la típica calle europea que tanto juego da a una escapada: ancha, llena de tiendas y de restaurantes, con gente a todas las horas del día y con un aura de lo más especial. Merece la pena ir con calma y disfrutar con todos sus detalles.
Iglesia Evangélica
Al final de la calle os espera la antigua Iglesia Evangélica de la Santa Trinidad. Data del primer cuarto del siglo XIX, cuando fue construida en estilo neorrománico. Es el único edificio así de Torun, así que merece la pena acercarse a ella. Actualmente pertenece a la Fundación Tumult, que la utiliza a modo de sala de exposiciones y de cine.
Iglesia de San Jacobo
Muy cerquita de allí, en una esquina de la misma plaza, está la Iglesia de San Jacobo. Arquitectónicamente se podría catalogar como uno de los grandes logros de la Edad Media en Polonia, pues fue toda una adelantada a su tiempo. Su primera piedra fue colocada en 1309, tal y como acredita una inscripción en la propia iglesia.
Iglesia de Santa Catalina
Un poquito más adelante, ya fuera del casco histórico (de hecho, no venía ni en el mapa turístico) está la Iglesia de Santa Catalina. Os recomendamos acercaros a ella, ya que sus dimensiones son apabullantes.
Castillo Teutón
Pegadito a la muralla está el Castillo de los Caballeros Teutónicos. Aunque está en ruinas y solo han llegado hasta nuestros días algunos tramos de la fortaleza, su importancia histórica está fuera de toda duda. Al fin y al cabo, Torun fue una de las principales plazas de esta orden militar.
Su destrucción se debe a uno de los grandes eventos de la ciudad, pues en 1454 los habitantes de Torun se volvieron en contra de la Orden Teutónica, dando comienzo a la Guerra de los Treinta Años.
Casa del Pueblo
A escasos metros de allí está la Casa del Pueblo, construida por la alta burguesía de la ciudad con materiales procedentes del castillo. Fue una clara muestra de poder y del nuevo orden, pues los burgueses de Torun erigieron un edificio que no pasa desapercibido.
Puerta del Puente
Toda esta zona de la ciudad se apoya sobre el antiguo recinto amurallado, que ha conservado buena parte de su trazado. Algunos elementos se ven a simple vista y siguen siendo utilizados a diario por los habitantes de Torun. Es el caso de la Puerta del Puente, que sirve para llegar al río desde la Calle Mostowa. Por cierto, cuando la visitéis, hacedlo desde los dos lados de la misma, ya que cambia radicalmente.
Casa Eskens
Por allí está también la Casa Eskens. Más allá de ser una impresionante construcción civil de estilo gótico, merece la pena ir a visitarla por albergar uno de los museos más interesantes de la ciudad: el Museo de Historia de Torun.
Catedral de San Juan
No os podéis perder la Catedral de Torun (Catedral de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista). Pese a que tiene una ubicación menos céntrica de la que habitualmente disponen este tipo de edificios, es una construcción colosal. El origen del edificio se sitúa a mediados del siglo XIII y, aunque la base es gótica, arquitectónicamente tiene influencias de casi todas las épocas.
Es el templo más grande la ciudad, lo cual hace siempre esté presente en el skyline de Torun. En su alta torre está la Tuba Dei, una de las campanas más grandes y más antiguas de toda Polonia.
Palacio Dambski
Cerca de la catedral está el Palacio Dambski. Esta preciosa residencia de estilo baroco fue construida a finales del siglo XVII, con la intención de albergar a la familia de uno de los obispos más poderosos de la zona. En la actualidad funciona a modo de teatro.
Puerta de los Marineros
Por cierto, el palacio está al ladito de uno de los accesos más bonitos del recinto amurallado: la Puerta de los Marineros. Eso sí, hay que decir que fue reconstruida en el siglo XIX, ya que por entonces estaba en ruinas. Y es una pena, porque era la más impresionante de todas. De hecho, por aquí entraban los visitantes ilustres de la ciudad.
Murallas
Ya hemos hecho varias menciones al recinto amurallado de Torun, pero la verdad es que merece una mención aparte. Llegó a tener más de tres kilómetros (sin contar los muros del castillo), siendo uno de los sistemas defensivos más importantes del país. El tramo más importante que ha llegado hasta nuestros días es el que va en paralelo al Río Vístula, con casi 1000 metros de lienzos, torres y puertas.
Torre Dovecote
Precisamente, uno de los elementos más destacados de esta parte de la muralla es la Torre Dovecote. Fue construida durante la Edad Media y su peculiar nombre está relacionado con el uso de palomas mensajeras. Al parecer, a esta torre era donde llegaba esta forma de correspondencia hasta que cayó en desuso, ya en el siglo XIX.
Puerta del Monasterio
También está por allí la Puerta del Monasterio. Sentimos si somos un poco pesados mencionando todas las puertas de la muralla de Torun, pero es que esta zona es una de las que más nos gustó de toda la ciudad. De hecho, nos llama la atención lo poco que se menciona en las guías que hemos leído sobre este destino.
Graneros
Como buena ciudad amurallada, Torun necesitaba tener todo lo necesario para poder resistir durante un tiempo largo de asedio. Por eso, aparte de estar cerca del río, en su interior existían diversas estructuras para almacenar y procesar alimentos. Dos de estas, el Granero Barroco y el Granero Gótico, han llegado hasta nuestros días. Y menos mal, porque arquitectónicamente son una pasada. Al fin y al cabo, con estos edificios se mandaba un mensaje de poder tanto a los habitantes de la ciudad como a los que quisieran venir a saquearla.
Torre Inclinada
La que también manda un mensaje es la Torre Inclinada de Torun. No es tan famosa como la de Pisa, pero desde luego es la torre más famosa de la ciudad. Fue construida en el siglo XIV sobre un terreno súper inestable, el cual hizo que se desviase desde el primer momento. De hecho, nunca fue utilizada para tareas defensivas, sino únicamente como torre de vigilancia auxiliar.
La desviación es visible a simple vista. De hecho, si se tiene como referencia la parte más alta de la torre, la inclinación es de casi un metro y medio.
Casa natal de Copérnico
El último edificio que visitamos en Torun fue la Casa de Copérnico. No solo fue el lugar en el que nació uno de los astrónomos más populares de todos los tiempos, sino que también resulta un excelente ejemplo de los palacios residenciales en los que vivían las familias más pudientes de la ciudad. Como no podía ser de otro modo, en su interior alberga un museo que repasa la vida y obra del autor de la teoría heliocéntrica.
Paseo junto al Vístula
Para terminar, os recomendamos cruzar las murallas y dar un paseíto junto al Río Vístula. La zona no podría ser más bonita y evocadora. Para nosotros supuso un excelente broche de oro a nuestra ruta por Torun, una ciudad de diez. Quizá no sea tan famosa como Gdansk o Cracovia, pero os aseguramos que este destino tiene todo lo necesario para que paséis un día inolvidable.